Recomendación de amigo: Noticias de una guerra particular
Por Santiago Gómez – Desde Florianópolis
Noticias de una guerra particular es un documental brasilero del año 2000, que muestra la realidad que aún perdura en los morros de Río de Janeiro o São Paulo: la falta de presencia estatal en las favelas y un ejército de uniformados armados hasta los dientes como su única representación. Desde que están los narcos en el barrio que nos sentimos más seguros, afirma una mujer favelada, como llaman en Brasil a quienes viven en las villas. Villero no, villereado. El film muestra que en las favelas se disparan armas que fueron hechas para la guerra, a los vecinos acompañando hasta el patrullo a los jóvenes que detienen, porque saben que los uniformados no tienen problema en matarlos en cualquier pasillo. “Si quisieran acabar con el narcotráfico nos mandarían a Leblon”, dice Rodrigo Pimentel, haciendo referencia al barrio más caro de Río de Janeiro. Una guerra que quienes participan en ella dicen que nunca acabará.
De este documental nació la película Tropa de Elite. Aquí se puede ver a Rodrigo Pimentel, capitán del Batallón de Operaciones Policiales Especiales (BOPE), con quien el actor Wagner Moura tiene un gran parecido, decir que ya está cansado. Cansado de sus cientos de operaciones, de una guerra que cree que no va a terminar nunca. Al igual que en la segunda película de José Padilha, Pimentel dejó su cargo en el BOPE, se dedicó a la política y fue secretario de seguridad de Río de Janeiro.
Qué país que no está en guerra tiene los niveles de violencia que tiene Brasil, se pregunta la versión real del Capitão Nascimento. Según el Mapa de la Violencia 2013, elaborado por el Centro Brasilero de Estudios Latinoamericanos, entre 2008-2011 fueron contabilizadas 206.005 víctimas de homicidio; más que el total de los 12 conflictos armados que hubo en el mundo entre 2004-2007, cuando las víctimas contabilizadas fueron 169.574. Entre esos conflictos están Irak, Afganistán, Colombia, Israel y Palestina.
En Noticias de una guerra particular ya suena la canción que formaría parte de la banda sonora de Tropa de Elite, aquella que Tinelli hizo famosa en nuestro país, haciendo bailar al deforme de Fort. El “parrapapa pa pa pa…” imita el ruido de la ametralladora. Ametralladoras que pueden ser AK47 en manos de chicos de trece años, o M16 llevados por la policía, que después venderá a los narcos. “Ellos nos venden armas a nosotros, nosotros a ellos no”, relata un joven encapuchado a cámara. Armas que parecieran no estar hechas para disparar a blancos. Los jóvenes negros de Brasil tienen 2,5 más probabilidades que morir que los blancos.
Hoy, como en los noventa que retrata el film, la población de las favelas de Brasil de Río, San Pablo, tiene que convivir con personal de las fuerzas de seguridad o fuerzas armadas, con armamento pesado. Las personas bajan a trabajar a la ciudad y son cacheados a la salida del barrio. Tanques que pasan por la puerta de su casa. Tanques, no tanquetas de infantería. Tanques de guerra. Imágenes que conocemos por televisión de Israel, Irak. Soldados dentro de los tanques que van con una M16 apuntando a las ventanas. Dilma Rousseff envió al ejército a las favelas por la Copa del Mundo y no las sacó. Ya sabemos de las consecuencias de que las fuerzas armadas intervengan en la seguridad interior.
Presten atención al escudo del BOPE: una calavera atravesada por dos ametralladoras. El del BOPE es uno de los disfraces más vendidos para niños durante el carnaval en Río y al BOPE contrató el gobierno de Mauricio Macri para capacitar a la Policía Metropolitana, para intervenir en las villas de la ciudad.
“Está bien que intervengan en Colombia, Perú para erradicar la droga, está bien, entonces yo quiero intervenir en cerrar la fábrica de Colt en los Estados Unidos”, dice un profesor universitario, haciendo referencias al daño que el tráfico de armas causa al país. La película muestra cómo la escalada en el punitivismo social, en la inversión en seguridad, la compra de armas cada vez más caras, en un Estado como el brasilero, colonizado por la política de los Estados Unidos, llevó a que los narcotraficante también comenzaran a invertir en armamento cada vez más caro. El negocio del narcotráfico se maneja con las armas de la guerra. Están los mismos intereses en juego, el capital financiero siempre ganando con la venta de drogas y armas. Como dijo Ella, ellos se quedan con el dinero y la droga, nosotros con las armas y ponemos los muertos.
Una película que muestra la difícil realidad de los favelados y la importancia de la presencia del Estado en todo el territorio.
Dirección: João Moreira Salles