“Visiones”: una antología literaria con miradas diferentes

La obra compila el trabajo poético y narrativo de once escritores y escritoras que viven con ceguera o baja visión; y viene a contribuir al mundo literario con aportes sensibles alejados de otro tipo de miradas.

Realmente estamos haciendo camino a tientas, propulsando nuestras voces, desde una visión comunitaria y en red, continuando quizás uno de los legados de Jorge Luis Borges; que es la relación entre los escritores y la ceguera.

El gran maestro de la literatura universal que le ha dado renombre a las letras argentinas quizás tenga pocas cosas en común con nosotros y nosotras; pero desde luego, vemos las cosas desde aproximaciones semejantes. Nosotros también iluminamos el mundo con nuestras palabras. En la difusa niebla de los días vamos dejando huellas que nos alejan de la oscuridad.

La ceguera es una barrera limitante para muchas personas. Sin embargo, y a pesar de ello, nosotros y nosotras seguimos adelante creando y mostrando nuestro paso por la existencia. Aquí estamos. Somos visibles. Existimos y amplificamos nuestras voces, con cada uno de sus matices, para señalar que en la diversidad está la belleza que emerge como manantial que genera pensamientos o sentimientos, gracias al maravilloso acto de leer.

Visiones: antología de autores con discapacidad visual fue compilado por Fátima Osores y editado en San Salvador de Jujuy por Miguel Ángel Urzagasti para Letras Libres, editorial que ha cumplido ya diez años. 

Este es un libro triunfal. La mujer que hizo la labor de compilación por todo el territorio nacional vive con ceguera. A tientas fue tejiendo redes de contención mutua y afectos a lo largo de la geografía de nuestro país. Los autores y autoras se rebelaron a su discapacidad para contar historias con su voz, para escribir poemas desde su sensibilidad y vencieron los prejuicios, dificultades económicas y de todo tipo en equipo.

Y es que cuando uno se organiza con otros para resolver las situaciones que la vida impone es más feliz. Que es lo mismo que decir que somos más felices organizándonos con quienes tienen nuestras mismas problemáticas para resolverlas juntos. Ahí vamos decididos y decididas arrojándonos a la lucha por vidas más dignas. ¿Quién sino nosotros y nosotras va a comprender nuestras necesidades como personas? Es nuestra la hora, la de los valientes y justos. La justicia poética también es ciega y está de nuestro lado.

En total somos once los y las escritoras con discapacidad visual que formamos parte del trabajo recopilatorio: Carla Castillo, Emanuel Alejandro Groh, Fátima Osores, Gabriela García, Isabel A. Galván, Lizeth Briga Abraham, María Elena Pastrana, María Inés Vicente Santoni, Mariana Agustina Romano, Marx Bauzá y Mercedes Juárez. La mayoría son de Tucumán, pero hay escritores y escritoras de Salta, Mendoza y provincia de Buenos Aires.

Como expresa el editor en un pasaje de sus palabras iniciales: "Estas voces que se plasman en el papel, nos invitan a una nueva visión del mundo, este mundo al cual constantemente le exigimos inclusión sin entender que nosotros mismos formamos también parte de él."

Y es claro, muchas cosas son invisibles a los ojos, tal y como plantea Antoine de Saint-Exupéry. Cosas elementales en la vida de las personas que vivimos con ceguera son dejadas de lado debido a la falta de políticas públicas inclusivas que ayuden a integrar definitivamente a quienes tenemos dificultades en el acceso a bienes culturales, entre otras necesidades. Esto no deja de ser irónico en el país que erige insistentemente a Jorge Luis Borges como el más grande exponente de la literatura argentina.

Incluir a las personas con ceguera en las actividades culturales requiere de la voluntad de todos los ciudadanos y ciudadanas. Pensarnos como sociedades empáticas con las necesidades del otro es menester e importante.

Este libro va por ese camino, a tientas y con un bastón blanco de por medio, pero va.  Pide más autonomía para las personas ciegas. Este libro aboga por el cumplimiento del cupo de personas con discapacidad trabajando incluidas en las diferentes dependencias del Estado, pide arquitecturas amigables con nuestras necesidades. Este libro no para, es una bola de nieve. Afuera hay un temporal horrible y nosotros y nosotras salimos colectivamente a campear el mal tiempo, unidos y unidas como quijotes contra la insensibilidad de los molinos.