Contra la manicomialización: ¿Cómo lidiar con la locura?
Por Marco Andrés Principi
La ley de salud mental vuelve a estar sobre la mesa de discusión Argentina. El Gobierno nacional presentó un proyecto de reglamentación que implica una mirada anacrónica sobre cómo tratar la problemática. Este proyecto es un nuevo empuje a la manicomialización y promueve el negocio y el poder de la corporación médica y los laboratorios.
Contra la manicomialización
Tomando como base la experiencia desmanicomializadora nacida en Italia en la década del 70, en Argentina se trabajó, discutió y aprobó en 2010 una ley de salud mental en la que se toma al paciente como un ciudadano de derecho. Esta ley exige internaciones cortas. En 72 horas, con medicación, cualquier crisis pasa, sostienen los especialistas.
Antes de la aprobación de esta ley, solo la mirada de la psiquiatría decidía sobre las internaciones. A partir de su sanción nace el órgano de revisión. En la actualidad varias disciplinas son las que deciden sobre la situación de los pacientes. Son abogados, médicos, psicólogos los que miran cada una de las intervenciones. Con la ley 26.657 se exige que en todos los hospitales generales haya diez camas para la atención de las personas con alguna problemática mental con el objetivo de que progresivamente se vayan cerrando los manicomios. Se preveía un 2020 sin más instituciones cerradas y de aislamiento en Argentina.
Nacen así diferentes alternativas para trabajar por la pronta recuperación de las personas que padecen algún problema de salud mental. Como ejemplo podemos nombrar el caso de “Espejos Cruzados” un centro de día que depende de la Dirección de Salud Mental del Municipio de Moreno. En este espacio, a través de diferentes talleres artísticos se busca la integración y el acompañamiento de las personas que necesitan ayuda para superar sus problemas.
A partir de diciembre de 2015, con los cambios del Gobierno a nivel nacional, esta ley corre peligro. Mediante decreto de necesidad y urgencia, se busca hacer borrón y retroceso a los pocos avances que se habían logrado. Este nuevo escenario preocupa a varios sectores que trabajan la problemática. “Este proyecto es opuesto a la intención de respeto a las personas con discapacidad mental y su reconocimiento como sujetos de pleno derecho” reconoce mediante comunicado la Asociación de psicólogos de Buenos Aires.
Esta nueva ley que se intenta instalar a la fuerza propone volver a la lógica manicomial, de internaciones largas, donde la voz del médico es la que vale y no la del psicólogo, ni de las terapias alternativas, donde la farmacología vuelve a ganar terreno. Este proyecto de ley modifica la concepción de salud mental como un proceso psicosocial e histórico para volver al modelo médico, de claros rasgos biologicistas.
“El manicomio es un campo de concentración de personas” define Alberto Sava, coordinador general y fundador del Frente de Artistas del Borda, presidente de la Red Argentina de Arte y Salud Mental. Además agrega que estos son lugares de encierro, aislamiento, segregación y de violencia. “Ahí se violentan todos los derechos humanos. A través de la sobremedicación, de la violencia física y psíquica, la falta de libertad, las personas van perdiendo esa capacidad que tenemos como seres humanos de poder pensar, sentir, crear. El manicomio te va convirtiendo en un objeto abandonado en un rincón. En el borda, te quitan el documento cuando te internas, esa persona deja de ser en ese momento” concluye.
“Desde el conocimiento científico no hay nada que avale el accionar de los manicomios” sostiene firmemente Ana Garay, psicóloga social y directora de Espejos Cruzados. “Lo que se busca cambiando la ley es beneficiar a sectores privados que lucran con la salud. Porque los manicomios, además de fortalecer los prejuicios existentes sobre la locura son un gran negocio”.
Es ahí es donde el arte juega un rol fundamental como alternativa a la exclusión y el encierro. “El arte lo que hace es recuperar esa capacidad de pensar, sentir y hacer. Hace recuperar la pasión, el deseo, la voluntad y la sociabilidad perdida”. Sostiene Alberto Sava con sus 34 años de experiencia en el Frente de Artistas del Borda, desde donde sostienen once talleres funcionando de lunes a lunes. “El paciente vuelve a recobrar la vitalidad muscular, la memoria y la concentración. Además lo que permite el arte es generar un proceso creador dentro de un grupo” concluye.
En Espejos Cruzados no toman al arte como un fin, sino como un medio para lograr sus. “El objetivo es el lazo social, la sociabilización entre los participantes del espacio, que puedan trabajar su subjetivación y su deseo. Ellos vienen con una subjetividad totalmente arrasada, algunos por muchos años de enfermedad, otros por muchos años de internación. En el camino de la enfermedad fueron perdiendo todos los vínculos” explica Ana. “Las personas que pasan internados muchos años ya no tienen nada y pierden toda la posibilidad de salir. Por eso decimos que la ley vigente es de derechos humanos” agrega.
“Cambiamos futuro por pasado” dijo una de las principales referentes de Cambiemos al ganar las elecciones en 2015 y la salud mental no es ajena a este cambio. Lejos de profundizar los aciertos y avances de la ley 26.657, este proyecto hace retroceder todos los derechos adquiridos. Lugares de encuentro y sociabilización como Espejos Cruzados correrían peligro de ser cerrados y reemplazados únicamente por los cuestionados manicomios. Los pacientes perderían toda posibilidad de elegir sobre cómo tratar su salud y volverían a ser una víctima más de este Gobierno que excluye y persigue a los sectores más vulnerables de la sociedad en pos de beneficiar a los grandes grupos económicos.