Lo único que falta para urbanizar los barrios informales es voluntad política en cada municipio, por Tecnopolítica
Por Tecnopolítica
En el marco de la abrupta caída de la actividad económica informal que afecta a los sectores residentes en los barrios periféricos de casi todas las ciudades importantes del país, se hace pertinente un programa de regularización masiva de la totalidad de los barrios del RENABAP.
Articulando la figura del Fideicomiso de Urbanización Social al Costo, con un plan de créditos para la puesta en valor y dotación de servicios a comenzar “el día después” de que termine la cuarentena, la estrategia propuesta permitiría formalizar y estructurar una operación económica de al menos USD 10.000 promedio para cada una de esas familias.
Este programa, con eje en la regularización dominial, resolución de los conflictos de tenencia y planificación de la dotación integral de servicios, asentaría bases para que en la etapa siguiente y con la economía estabilizada, cada beneficiario pueda obtener mayor crédito en función de la ampliación, mejora y densificación o subdivisión de su propiedad.
Considerando que el valor promedio actual de las viviendas informales es de U$D 10.000 actualmente, pero carentes por completo de valor formal y que con su sola formalidad alcanzarían un valor promedio estimado en U$D 20.000, pasaríamos de tener un millón de familias insolventes a un millón de proyectos de inversión en desarrollo, inmediatamente, solo con actos que no exceden las prerrogativas e incumbencias del Estado Nacional y con la posibilidad de exigir la adhesión, en el marco de la emergencia, de la totalidad de los provinciales y municipales.
En ese marco, proponemos que todas las familias participantes en el RENABAP, y que adhieran al programa, reciban un anticipo de USD 1.000 (En pesos equivales a al menos 6 meses del ingreso de emergencia) para el período en el cual cada vecino resuelva las cuestiones inherentes a la inclusión de su suelo ocupado en el proyecto macro.
Debiendo cada familia medir su propia casa y cargar los datos en el sistema general, sin salir de sus casas, con el objetivo de extender la regularización dominial de los barrios populares a la vivienda de cada uno de los vecinos registrados. Y generando un proceso virtuoso de formalización masiva de las relaciones vecinales.
En este sentido, tanto las familias como los organismos públicos, cada uno desde su casa u oficina, podrán registrar y formalizar las medidas de sus viviendas para completar el proceso de registro de los barrios populares y los potenciales beneficiarios del programa.
Así, el trabajo de planificación e inversión que exige cada obra permitiría tomar dinero del sistema financiero actualmente generando pasivos constantes al BCRA, y transferírselos a las familias en forma de un crédito, con el respaldo de un derecho real o fiduciario de superficie creado a partir de su intervención y un modelo de garantía estatal incomparablemente menos oneroso que la falta de urbanización o el 100% de su costo. Esos créditos pueden ser en el indicador de ingresos previsionales o asistenciales más 5%. Obteniendo seguramente el beneplácitos de fondos no inferiores a los U$D 5.000 que hoy se mantienen en Plazo Fijo ante la carencia de cualquier tipo de rentabilidad positiva real.
Ese millón de familias se enriquecerían instantáneamente en términos reales al poseer un patrimonio sobre el cual respaldar su consumo. Así, a partir del reconocimiento de hecho de su patrimonio actual y su programa de desarrollo, no tendrían ninguna dificultad económica para sobrevivir porque se les podría financiar un crédito formal adecuado, creando valor actual y futuro sobre la base de lo ya construido y lo que efectivamente se podría financiar.
Para tomar dimensión de algo más: en abril de este año, antes de que empezara la cuarentena, el Banco Central debió emitir $300 mil millones de Letras de Liquidez (LELIQ) ya que no había demanda de dinero para los Pesos existentes en el mercado y con tendencia hacia el Contado con Liquidación y otras variantes de Dólar, constituyendo gran parte de esos Pesos, ahorro legítimo de personas, empresas e instituciones que podrían interesarse en instrumentos con rentabilidad real positiva del 5% anual si existieran. Y que permiten imaginar en un ejercicio hipotético que de existir este programa, en un solo día podrían haberse colocado un millón de créditos de $300 mil, pudiendo ofrecer el BCRA o el tesoro, una simple garantía de liquidez para quienes no pudieran equilibrar los plazos de depósito y repago, que obviamente deben ser posteriores a la resolución de la crisis sanitaria y al período de recuperación económica.