Cambiemos creó un guión para que sus dirigentes hablen del conflicto universitario
Por Nicolás Adet Larcher
La comunicación es importante, pero es más importante en tiempos de crisis. Si un tema (tarifas, dólar, presupuesto universitario) desborda el discurso oficial hay que parar la pelota y volver a empezar. En estos días, temas como el conflicto salarial con los docentes universitarios y el presupuesto de las universidades públicas de todo el país estuvieron en la agenda y se escaparon de las manos de la comunicación de Balcarce 50.
Tímidamente, los medios fueron tomando la noticia y se empezó a visibilizar la situación de la educación superior. En las redes, al mismo tiempo, circularon historias de vida de personas que habían pasado por la universidad pública y habían accedido a un título, algunos como primeros universitarios de su familia. El hashtag #LaEducaciónNoSeVendeSeDefiende y otras variables sobre el mismo tema como #YoBancoLaLuchaDocente se viralizaron y el término “Universidad pública” se convirtió en uno de los diez más buscados en Google.
Por lo bajo, un par de dirigentes de Cambiemos decían apoyar internamente la medida de reclamo, pero no podían hacer pública su posición. El discurso estaba desordenado. ¿Recortaron presupuesto? ¿Subejecutaron presupuesto? ¿Por qué ofrecen el 15% a los docentes si la inflación está proyectada en un 30% anual? Las preguntas eran muchas y era necesario reagrupar filas para disputar la palabra.
Una de las herramientas que mejor sirvió al PRO en los últimos años fue una especie de hoja de ruta llamada “Qué estamos diciendo”. En esas hojas, que se distribuyen por correo o pueden estar presentes en la página oficial de la Casa Rosada, las personas que militan en el PRO reciben un instructivo sobre cómo abordar temas espinosos.
En este caso, el instructivo se denomina “Qué estamos diciendo sobre el conflicto universitario” y propone ordenar el discurso para dar batalla en los medios y las redes. Son apenas tres hojas con trece puntos bien ordenados en las que se citan números sin fuentes (para hacerlo menos relativo) y buscan una suerte de explicación al conflicto con la intención de que las balas no lleguen hasta el gobierno.
El instructivo pone el foco en la planta docente de las universidades, afirma que frente a tantos docentes es imposible ofrecer más del 15%, explica cuál es el monto del presupuesto universitario, sostiene que “la mayoría de las universidades presenta balances superavitarios” y que más que hablar de recortes de fondos “hay que hablar de universidades bien o mal administradas”. Apenas empezó a girar por los grupos de whatsapp y los mails, dirigentes del PRO de varios rincones del país volvieron a publicar estados en sus redes sociales.
El problema del documento es que se enfoca en el monto presupuestario aprobado, pero no hace mención a cuánto de ese presupuesto efectivamente fue girado a las universidades. Y ahí está el problema, no lo dice porque el presupuesto fue subejecutado y se adeudan varios millones de pesos en fondos que posibilitan el funcionamiento óptimo de muchas de las universidades del país.
El reclamo de docentes, rectores y estudiantes fue claro desde un primer momento: hay que mejorar los salarios docentes, hay un presupuesto aprobado y las universidades no están recibiendo esos fondos.