Argentina 1985: cuando la juventud dijo presente

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JUICIO A LAS JUNTAS

Argentina 1985: cuando la juventud dijo presente

15 Octubre 2022

La historia misma se encarga de relatar que quienes movilizaron los grandes sucesos políticos fueron jóvenes. Esta “condición”— dada a base de una etapa de la vida donde se despierta cierta rebeldía— hace que se sumerjan en lugares desconocidos pero con mucho coraje. El miedo es una palabra pegada al futuro, y el futuro es un tiempo que muchos buscan pensar sin movilizar el presente, aplazando para mañana lo que hoy acontece construir, una especie de procrastinación. Pero la procrastinación no hizo ni hará historia.

El proceso del Juicio a las juntas que tanto conocemos por  los crudos relatos de las víctimas y el alegato final del fiscal, tuvo una construcción colectiva de pibes y pibas que se pusieron la historia y la justicia al hombro, a contrarreloj, con los días contados pero sabiendo que esto era lo más importante que iban a hacer en defensa a la democracia.

El claro protagonista de ese equipo fue Strassera, que tuvo que romper su comodidad y tradicionalismo para dejarse acompañar por un grupo de jóvenes que revolucionaron todo su despacho. Claro, porque aquellos abogados de larga carrera a los que el fiscal en primera instancia acudió, no se animaron o no quisieron arriesgarse a integrar una fiscalía que llevaría a juicio el tan pedido fin de la muerte como herramienta política.

“Este es el país que nos va a quedar a nosotros”, dice uno de los jóvenes fiscales en Argentina 1985, la película de Mitre, donde se le habla de esta historia desde una generación a la otra. Un enfoque que busca mostrar que el miedo existe y acecha con amenazas, pero también que cuando hay una juventud que acepta desafíos, que decide con firmeza no negar lo sucedido y encaminar hacia la generación de conciencia sin perder la sensibilidad, se puede convencer hasta al más inesperado. Que la “falta de experiencia” o el “sabes lo que te falta pibe…” son simples dichos por los cuales buscan rebajar la irreverencia de los jóvenes. 

Visibilizar que los pibes— esos natos sucesores de los que se llevaron los milicos— fueron parte de la construcción de nuestra democracia, que reconstruyeron la historia y le dieron la justicia que merecía, era algo que nos debíamos hace rato. Y en estos tiempos donde priman los discursos de odio en los sectores jóvenes, es cuando más hay que mostrar cómo se construyen estos cambios, de qué manera y con qué compromiso.

Esta película está haciendo historia. Y no simplemente por ser candidata al Óscar. Sino por la cantidad de salas llenas de familias, de adultos acompañados de jóvenes. Por la sensibilidad y la discusión política que está generando. Sin darnos cuenta, se puso a disposición de la gente un material para discutir un domingo en el almuerzo familiar o un lunes en el aula del colegio. Y no es casualidad que sea con un grupo de jóvenes protagonizando.

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