Drácula: continúa el recurso de modernizar los clásicos
Por Diego Moneta
Netflix presentó sus nuevos proyectos durante los primeros días de enero. Uno de ellos es una inédita representación de la clásica novela de Bram Stoker, Drácula. Enseguida nos plantea dos principales interrogantes: ¿por qué otra vez Drácula? Segundo –y no menos importante–, ¿qué diferencia tiene con respecto a la infinidad de productos sobre el Conde de Transilvania?
La miniserie se estrenó el 1° de enero del 2020 y se emitió durante tres días consecutivos por BBC One. El 4 de enero desembarcó en Netflix. Consta de tres episodios de una hora y media que muestran grandes hitos en la vida del Conde Drácula. El relato avanza desde sus orígenes en el este de Europa hasta sus batallas con la descendencia de Van Helsing, el profesor que se enfrenta al vampiro en la icónica novela irlandesa. La descripción de Netflix nos da una idea de lo que nos vamos a encontrar: “La leyenda del Conde Drácula se transforma con nuevos cuentos que dan cuerpo a los sangrientos crímenes del vampiro y sacan a la luz su vulnerabilidad”. Modernizar los clásicos reconocidos es un viejo recurso, pero, en principio, suena bastante prometedor.
Sin embargo, ¿por qué llega Drácula a Netflix en 2020? Pasaron 123 años desde que se publicó la obra de Stoker. La respuesta es bastante sencilla: la plataforma ha estado poniendo sus esfuerzos en lanzar contenido con temas terroríficos, debido a que es uno de los géneros que más se consume. Y si de apuestas se trata, se opta por lo conocido, bueno y seguro. Los encargados de “reabrir el ataúd” son, nada más y nada menos, que Mark Gatiss y Steven Moffat, creadores de la serie Sherlock. Además, cuenta con tres directores: Jonny Campbell (Westworld), Damon Thomas (Killing Eve) y Paul McGuigan (Sherlock). Los británicos han demostrado tener un encanto particular por representar su literatura exitosa en otro tipo de formatos.
Por otro lado, ¿qué tiene de diferente de las miles de producciones que hay sobre el famoso vampiro? Hay un planteamiento, nudo y desenlace bien construidos. Una ida y vuelta constante entre clasicismo y modernidad. La estructura y las actuaciones son correctas. Hasta ahí, nada llamativo. Sin embargo, uno de los principales cambios, y a la vez un gran acierto, es quien encarna a Van Helsing, y, por lo tanto, quien enfrenta a Drácula. En lugar de apostar al personaje alguna vez representado por Anthony Hopkins o Hugh Jackman, en la serie se lo sustituye por la hermana Agatha Van Helsing (Dolly Wells), una monja irreverente, sarcástica e incluso atea, que lleva un tiempo investigando al Conde e intentando descubrir cuál es su mayor debilidad. Ambos constituyen una rivalidad muy intensa, y articular la historia a través de su rivalidad, física y dialéctica, es otro de los grandes aciertos de la miniserie. Como se podía esperar, también se opta por las trampas narrativas que caracterizan a Sherlock. El segundo capítulo inicia con una partida de ajedrez entre Drácula y la hermana Agatha que nos recuerda a los enfrentamientos entre Sherlock y Moriarty.
Hay otro cambio importante a nivel narrativo: en esta versión, el foco está puesto en Drácula, pero ya no como un villano al que un héroe va a superar. Hay detalles que vuelven más terrenal su figura. Se nos presenta a un vampiro con mucha más profundidad en su personalidad. Se muestran sus inquietudes, y los autores se preocupan por hacernos entender por qué Drácula es lo que es. A diferencia de muchas otras versiones, este personaje tiene el peso de saber y entender que se ha convertido en un monstruo. Además, los creadores lo definen como “bihomicida” porque ya no busca sólo la sangre de mujeres, como en todas las entregas anteriores, sino que, a la hora de calmar su sed, el género no es un filtro.
Por último, el cierre de la tira transcurre en la actualidad, lo que se convierte en otro detalle distintivo a lo que veníamos viendo alrededor de otras producciones. A pesar de las diferencias, la serie guarda similitudes relevantes con la novela de Stoker. Renfield (el abogado de Drácula), Lucy Westenra (la nueva víctima) o su prometido Quincey, son todos personajes que se encuentran presentes, aunque hayan sido actualizados.
Otra representación de Drácula puede parecer algo arriesgada e innecesaria. Sin embargo, cumple con la fidelidad a la obra original y, en varios momentos, llega a sorprender por su ingenio y la frescura de su adaptación. Con aciertos y con algún que otro error, se intenta capitalizar el traslado de la clásica novela a la plataforma de streaming. Es una serie que busca dar un salto al vacío, antes que ser parte de una larga colección de producciones conformistas.