Liliana Mazure: “Hay una incomprensión de lo que significan las industrias culturales”

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APU STREAM

Liliana Mazure: “Hay una incomprensión de lo que significan las industrias culturales”

06 Agosto 2023

APU Stream, el programa de la Agencia Paco Urondo que sale los sábados de 11 a 13 hs por el canal de Youtube y Twitch de Gelatina, dialogó con Liliana Mazure, ex titular del Instituto Nacional de Cine y Artes y Audiovisuales (INCAA), desde 2008 hasta 2013. Mazure, que también fue diputada nacional por la Ciudad de Buenos Aires entre 2013 y 2017, y hoy es productora independiente, abordó la situación actual de las industrias culturales en el país y en el resto del mundo, a raíz de la influencia de las plataformas.

Agencia Paco Urondo: ¿Cuáles son sus impresiones sobre la película Barbie?

Liliana Mazure: Hay distintas miradas. Me pareció una versión muy bien hecha, es un tanque de Hollywood, pero creo que no debe haber tenido el éxito que esperaban. La gente de Barbie se adhirió a la huelga de guionistas y actores, una de las últimas películas que se presentaron, por lo que a partir de ese momento no van a estrenos ni ruedas de prensa. 

No jugué con Barbie, soy una generación anterior. Sí las regalé. A mi hija le agarra el furor por la muñeca cuando estábamos viviendo en México, en el exilio, en un país de altísimo consumo. Se la compré aunque me parecía que no era el modelo que yo quería de juguete. Se lo tomó bien y nunca tomó ese modelo. 

APU: La película arranca problematizando eso.

LM: Sí, pero me parece que finalmente lo que hace, y creo que tiene que ver con lo que pasa en Hollywood y las plataformas, es como un pedido de disculpas de Mattel y adaptando a Barbie a la actualidad, con toda la frivolidad que trae consigo. Todo el tema de género lo trae a hoy y casi que termina armando unas disculpas. Me dio esa sensación. Un pedido de justificación relativo porque el discurso que tiene que ver con el feminismo y cómo lo abordan es súper esquemático.   

APU: ¿No es una autocrítica también de cómo se fue dando el proceso feminista?

LM: No llegaría a eso. Está Hollywood en el medio. Está hecha con mucho humor, uno se divierte, y ahí dentro entran un montón de categorías. No creo que sea una autocrítica. Es un pedido de disculpas y lo deja en un nivel de frivolidad importante. Ese mundo es al que jugaban las niñas con Barbie, ahí hay una cuota de nostalgia de quienes escribieron el guion y armaron la película.  

APU: Es cómica y liviana, pero también dice que el mundo es así, con esas concesiones. 

LM: Sí, y esas concesiones que se hacen en la película son las que nos hacen a nosotras las mujeres en el mundo real. En realidad, nuestra batalla todavía no está cumplida, y no es en contra de los hombres como la plantean.  

APU: Ahora salimos de la película. ¿Cómo ve el proceso de consumo a través de las plataformas digitales?

LM: Es todo un tema, por eso me parece tan importante la huelga de guionistas, actores y actrices en Estados Unidos. Es fundamental, dejan en claro lo que venimos peleando hace mucho tiempo y que casi nadie ve, sobre todo quienes pueden tomar decisiones y decidir políticas públicas, que son los funcionarios. No lo están viendo, quizás ahora con la aparición de la inteligencia artificial se nota mucho más que es lo que está pasando.

Las plataformas armaron un negocio enorme, no cabe ninguna duda, y la pandemia les dio una mano. Ese negocio no fue regulado por ningún lado, tampoco en Estados Unidos. Todos los trabajadores vinculados con la cultura tienen derechos laborales y creativos. Con la inteligencia artificial se ve clarísimo. “Vos nos das tu imagen y nosotros la ponemos”. Las plataformas no han respetado ningún derecho, en lo laboral metieron horarios tremendos. En Argentina están bastante regulados por los gremios. Eso se respeta más o menos, porque además están bajando las producciones. Nunca hicimos muchas, siempre fueron muy pocas.

APU: La segunda década dorada del cine argentino, que fue durante el kirchnerismo, le tocó verla.

LM: Nosotros producíamos cuatro mil horas para televisión entre 2010 y 2013. Yo usé la capacidad de producción de la industria audiovisual argentina. Las series, el año que más produjeron, fue 2019 creo, algunas se terminaron después en la pandemia, con un promedio de 19 series. Eso está bueno, pero después empezó a bajar y en la actualidad no sé cuál es el número. 

APU: ¿Y eso a qué causa se lo adjudica?

LM: A que las plataformas van cambiando sus políticas permanentemente, año a año. México  tiene una industria audiovisual desarrollada brutalmente, muchísima mayor que la argentina. Deben estar haciendo alrededor de cuarenta series por años y otro tanto de películas. Ahora se internacionalizó mucho la producción. 

Son políticas que han internacionalizado la producción, difusión y comercialización, y todo concentrado en muy pocas manos. El día que se descubrió que el monopolio es el negocio, eso pasaba con el Grupo Clarín acá, y las plataformas lo descubrieron primero que nadie, al principio no producían. A eso asigno la caída de los servicios de producción, que es lo encargado por las plataformas. La histórica producción argentina independiente es otra cosa. Cuando produjimos las cuatro mil horas de televisión no lo hicimos con las plataformas, después se le vendió. Era un proceso independiente. 

APU: ¿Eso como política pública desapareció y nunca se pudo recuperar? ¿Qué evaluación hace del INCAA bajo el gobierno de Alberto Fernández?

LM: No existe más, y no se pudo reponer. La evaluación es muy crítica, tanto del macrismo como de este gobierno, pero hay una discusión respecto a si fueron equivalentes. Muchos dicen que estamos peor. El INCAA no está recibiendo la recaudación que debería. Macri con el Decreto 267/15 hizo muchas cosas, junto comunicación audiovisual con tecnologías y se creó economía del conocimiento, haciendo toda una mezcla.

El INCAA no sabe hoy cuánto recauda el Ente Nacional de Comunicaciones (ENACOM) y cuánto de eso le corresponde. Está recibiendo una mucho menor que la que recibía, incluso durante el macrismo. Hay una ley que repondría los ingresos, la debería hacer cumplir. Veo que, a la larga, se está extinguiendo el INCAA. Hay mucha gente que está renunciando a los adelantos de subsidios porque no hay manera, por eso se hacen muchísimos documentales. Los costos de producción son más manejables.  

APU: ¿En los candidatos de Unión por la Patria ve gente que esté pensando esta problemática? 

LM: Si hubiera consciencia en el mundo de lo que pasa con las industrias culturales no estaría sucediendo la huelga en Estados Unidos. Desde acá se apoyó muy fuerte, los sindicatos y las sociedades de gestión de derechos de autor, que están relacionadas con el mundo entero. En junio en más de veinte países se hicieron movilizaciones en solidaridad. 

Acá fue frente a Netflix, organizada por el Sindicato Único de Trabajadores del Espectáculo Público (SUTEP) y estuvieron la Asociación Argentina de Actores, Sociedad Argentina de Autores y Compositores (SADAIC), Sociedad General de Autores (Argentores) y Sindicato Argentino de Televisión, Servicios Audiovisuales, Interactivos y de Datos (SATSAID). Hay una movida muy fuerte y están en contacto con los gremios estadounidenses. 

APU: ¿No ve entonces a alguien del equipo de los candidatos pensándolo?

LM: No, tenemos una incomprensión de lo que significan las industrias culturales, del ingreso que es para el país y de lo que tiene que ver con la identidad. No hay interés.   

APU: Está el ejemplo de Corea del Sur con fuertes subsidios estatales.

LM: Sí, hoy también hay mucho de Corea en las plataformas. Es muy fuerte y no hay compresión de eso para nada. Yo seguí trabajando en el tema, porque la realidad no es la misma que cuando nosotros estuvimos. No sólo por las plataformas, cuya característica principal es el sistema de distribución. Nosotros teníamos Ventana Sur, un evento para distribuir y que sigue existiendo. Estaba asociado a Cannes, entonces venían los distribuidores más importantes del mundo, pero ahora ni ellos saben cómo manejar si quedaron cinco nomas, que son las plataformas.

APU: ¿Las plataformas se comieron todo el negocio de la distribución?

LM: Claro, pero hay muchísimas en el mundo. Crease o no, las películas que se están haciendo acá –no las series, porque los y las productoras independientes las hemos dejado de hacer- se venden en el mundo entero y eso no está bajo ningún control, porque creen que no pasa. La tasa de rentabilidad de las plataformas es infernal y la de los independientes es una que les permite seguir haciendo.

Después están las sociedades de gestión de derechos de autor, que cobran en el mundo entero cada vez que aparece la imagen de un actor o un guion, que recaudan y después reparten. De eso vivió la industria audiovisual durante la pandemia. Se paró la producción pero se veía en las casas, entonces se cobraba.  

APU: En la serie Black Mirror se plantea como una posibilidad la realización de series, a partir del uso de la inteligencia artificial, con cada usuario como protagonista. ¿Es realista el planteo?

LM: Sí, ese es el problema que tienen los actores ahora con la inteligencia artificial. Eso podría pasar, estamos en un momento muy complicado. Por eso viene tan bien la huelga, porque pone sobre la mesa y nosotros lo venimos planteando hace mucho tiempo. 

APU: Si el Estado argentino lo decidiera, ¿está en condiciones de regular a las plataformas con el nivel de transnacionalización que tienen?

LM: A la largo lo van a tener que regular. A nosotros nos dijeron que Netflix no tenía sede en el país, cuando yo los empecé a buscar, pero ahora sí tienen. Si ellos no la tienen es muy difícil agarrarlos por el lado impositivo. Creo que es una movida que irá empeorando o mejorando, pero hay una cantidad de trabajadores en el medio que son la materia prima, la creatividad del sector de la cultura. En algún momento se va a ir resolviendo porque es un problema de convivencia. 

APU: ¿Hay proyectos de ley de regulación sobre el tema?

LM: Sí, hay. La tranquilidad es que el sector se está moviendo muchísimo. En los últimos quince días tuve dos reuniones con todos los gremios. Hay varias propuestas de ley, una hecha por DAC (Directores Argentinos Cinematográficos) y otros grupos más, con la cual personalmente no concuerdo, pero no es lo que importa. El sector está muy en ebullición, no se deja así nomás.

APU: ¿Por qué le parece que está tan ignorado el tema por sectores de la política?

LM: Se comieron el verso de los medios de que produce pero no lo ve nadie y que no interesa. Eso era totalmente falso. En 2013, gracias a la producción que teníamos, fuimos invitados y participamos en MIPCOM (Mercado Internacional de Coproducción y Contenidos de Entretenimiento), que es el más grande del mundo y también se hace en Cannes. Fuimos elegidos país de honor por primera vez, lo que quiere decir que nuestro logo estaba en todas partes. Viajó una delegación enorme con representantes de todas las regiones del país, porque así era la producción y eso fue lo que impactó fundamentalmente, y se vendió todo.

APU: La misma dinámica de las plataformas lleva a que necesiten alimentarse de contenidos todo el tiempo. ¿Hay una forma de acordar para que sea rentable para todos?

LM: Sí, hay muchos compradores. Hay una forma pero hay que apretarlas un poquito y saber cómo hacerlo. Hay un dato importante. Nosotros pagamos aproxidamente diez dólares la suscripción a la plataforma. El cálculo es que hay cinco millones, quizás un poco más, de suscriptores sólo de Netflix en nuestro país. Eso implica 50 millones al mes y 600 al año, que se van porque se pagan con las tarjetas, que tienen su sede fuera de Argentina. 

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