La evolución de los universos cinematográficos
Por Francisco Pedroza
Hoy en día es bastante normal, y cada vez más, descubrir que ciertas películas y/o series se desarrollan en un mismo espacio y tiempo. Parece que Marvel, con Avengers, fue la precursora y por fin pudo comprender que los crossovers de la pantalla grande generan cierta expectativa en el consumidor, que pocas veces es lograda. Ya no es sólo dicha mega productora la que mezcla personajes e historias. Warner Bros hace poco más de cinco años lo empezó a hacer con Godzilla y King Kong: crearon un mundo donde los monstruos de ambas franquicias pelean y conviven. Si bien ahora se volvió más evidente, los universos cinematográficos tienen mucho más tiempo que el que creemos.
En 1943 fue Universal la que, tras perder audiencia en películas de terror, decidió cruzar dos íconos del género. Frankenstein y el hombre lobo fueron los encargados de abrir la puerta hacia la mejor herramienta de captación de público. Frankenstein y el hombre lobo (Frankenstein meets the Wolf man, en inglés) se llamó la cinta y el título lo dice todo, es la versión terrorífica de “dos potencias se saludan”. En 2014 se intenta volver a darle vida a este universo con Drácula: la historia jamás contada o más tarde con La momia (2017), bajo el nombre de Dark Universe, que reuniría los monstruos clásicos de la empresa, pero ambas fueron un rotundo fracaso y los planes quedaron en el olvido.
Con Alien, en 1979, llegó una franquicia que se volvería mítica, con otro de los grandes y más legendarios monstruos del cine. Sin embargo, recién después de cuatro entregas pudimos ver que donde se desarrollaba no era un universo singular. En 2004 aparecía en la gran pantalla Alien vs. Depredador, un crossover de los seres más sanguinarios de la galaxia. Con una saga ya consagrada como fue la de Alien, este film y su secuela fueron un éxito en taquilla. Si tenemos en cuenta que el año anterior otro cruce de gigantes, el estreno de Freddy vs Jason, había sido una de las grandes jugadas de la productora y un boom a nivel marketing, se puede entender que no fue una simple prueba ver en la misma pantalla a dos personajes de diversos recorridos. Funcionaba y lo hacía muy bien.
Ahora bien, lo que vimos hasta el momento fueron crossovers que indicaban la convivencia en cierto mundo: historias que empezaron en películas independientes pero que en cierto punto se cruzan para lograr un híbrido entre ambas y poder lograr encantar al espectador bajo el lema de “¿Qué pasará cuando estos dos se encuentren?” Pero en la historia del cine pudimos ver también que las reuniones de personajes, no son la única forma de mostrar que se comparte universo.
Esto lo demostró Pixar, de una forma sutil y casi imperceptible para el ojo humano. No fue hasta la masificación de internet que la mayoría de los consumidores de tales películas nos dimos cuenta que, efectivamente, estas películas animadas convivían perfectamente. Aunque los personajes nunca se crucen, con el mero hecho de repetir objetos en los films alcanzaba: camionetas de una misma marca, muñecos referenciales a otros films o hasta juguetes idénticos. La convivencia queda tácita y se sobreentiende.
En la actualidad parece que todos los personajes que se pudieron encontrar ya se encontraron y que todas las historias que se pudieron cruzar ya se cruzaron. Sin embargo, todavía hay lugar para nuevas reuniones, o al menos las productoras así lo entienden y cada tanto nos sorprenden. Esa cuestión siempre nos motivará.
Por eso, sólo nos queda preguntarnos: y ahora, ¿que pasará?