Las repercusiones de la guerra contra China en la industria del entretenimiento
Por Agustín Mina
Hace ya un tiempo el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, viene llevando a cabo una guerra comercial contra China. Con distintas excusas de espionaje, recopilación maliciosa de datos, amenazas a la seguridad nacional, la política y la economía, comenzó a poner trabas a empresas de tecnología china. Bajo la épica de “salvar a los estadounidenses de la amenaza comunista”, Trump busca prohibir o comprar las operaciones en suelo norteamericano de distintas empresas del estado asiatico.
Se trata, nada más y nada menos, de una guerra comercial contra su principal competidor. China desafía el poderío estadounidense en distintos frentes: en cuanto a redes sociales, Tik Tok cobró mucha relevancia en el último tiempo, sobre todo en los más jóvenes; y no sólo eso, sino que fue la herramienta preferida de distintos grupos a la hora de boicotear sus actos de campaña. También son un fuerte competidor en el área de la telefonía celular, con Huawei y Xiaomi ganando cada vez más espacio en el mercado. Por último, la industria de los videojuegos— que actualmente genera más ganancias que las industrias del cine y la música combinadas— tiene una fuerte presencia china, sobre todo a través del pulpo Tencent, la empresa de videojuegos más grande del mundo.
Según el portal especializado PC Gamer, Tencent tiene en su cartera más de 300 inversiones, lo que significa que virtualmente tiene una porción, más chica o más grande, de todos los juegos importantes que se lanzan mundialmente. La compañía, por ejemplo, es dueña de Riot Games, la empresa detrás de League of Legends, que sigue siendo uno de los juegos más populares de computadora, con millones de usuarios en todo el mundo. Además, el juego sigue entre los primeros en las visitas de la plataforma Twitch y posee el circuito más importante de deportes electrónicos (Esports) que prácticamente catapultó al resto, al demostrar que era un negocio rentable hace una década.
Pero no sólo eso: Tencent posee un 40% de Epic Games, una empresa que recientemente entró al mercado de la venta digital de videojuegos, negocio acaparado casi en su totalidad por la plataforma Steam, de la empresa estadounidense Valve. Epic es conocida por estar detrás de Fortnite, pero su carácter de tienda de videojuegos, y el hecho de que sea la dueña del Unreal Engine —una de las herramientas más importantes en el desarrollo de videojuegos— no es algo para ignorar. En porcentajes más chicos, Tencent también tiene la mano dentro de Activision-Blizzard, otro de los grandes gigantes de la industria, que tiene juegos de la talla de Call of Duty, Overwatch y World of Warcraft.
En un primer momento, y en un intento de llevar tranquilidad, desde la Casa Blanca aseguraron que el conflicto con Tencent sólo afectaba a la aplicación Wechat, y que no habría consecuencias para League of Legends o Fortnite. Ahora que el bloqueo a Tik Tok y Wechat parece inminente —si no se aprueba en las próximas horas el acuerdo entre Tik Tok y Oracle se bloquearía la app el domingo 20 de septiembre— el comité de inversiones extranjeras de los Estados Unidos mandó cartas a distintas compañías de videojuegos, entre ellas Epic y Riot Games, pidiendo información respecto a sus protocolos de seguridad en lo que concierne a la información personal de los usuarios. Este primer movimiento podría no significar nada, o podría ser el primer paso hacia un pedido de desinversión o venta de sus operaciones en el país, como sucedió con Tik Tok y Wechat. Según el portal Bloomberg, Tencent posee inversiones por 22 millones de dólares en Estados Unidos, que representan entre un 6 y un 7% de sus ganancias globales.
Trump está haciendo de la guerra contra China uno de sus principales caballos de batalla de cara a las elecciones presidenciales de noviembre. El mandatario busca posicionarse como “el defensor de los derechos, los datos y la privacidad” de sus ciudadanos, frente al enemigo chino. Sin embargo, están por verse los resultados de esta apuesta, ya que China cumple un rol muy importante en la economía y el modo de vida estadounidense. Llegado el caso, prohibir videojuegos como League of Legends y Fortnite, teléfonos como Huawei y Xiaomi, y redes sociales como Tik Tok, tendría un fuerte impacto no sólo en el modo de vida de la ciudadanía, sino también en la economía del país. Empresarios estadounidenses ya le solicitaron al presidente que dé marcha atrás con estas medidas.
Las represalias chinas
De seguir profundizando el conflicto, China podría hacer lo mismo que Estados Unidos y bloquear las empresas estadounidenses funcionando en el país, lo que sería un golpe mucho mayor para la economía norteamericana, ya que el mercado chino es mucho más grande. Además, muchas compañías dependen de productos o insumos que compran al gigante asiático.
Trump se lanza en esta cruzada “contra el comunismo que espía a los ciudadanos” como un acto desesperado de campaña que le permita reelegir, apelando a los miedos y los odios más primitivos de sus votantes. Al mismo tiempo, busca recuperar parte del terreno conquistado por China en los últimos años en materia económica. De todos modos, no parece que pueda haber un final feliz para Estados Unidos al final de esta contienda. Si China decide cortar los lazos de forma definitiva, dejaría a mucha gente sin trabajo y a muchas empresas en graves problemas.
Donald Trump podría estar aprendiendo, por las malas, que ya no estamos en el siglo XX y que Estados Unidos ya no es el dios omnipotente que impone su voluntad al resto del mundo.