Naomi Osaka y Simone Biles: la importancia de quitarle el tabú a la salud mental
Por Agostina Gieco
En estos días trascendió la noticia de que Naomi Osaka, tenista japonesa de 23 años y segunda en el ranking mundial, había sido eliminada de los Juegos Olímpicos (JJOO). Osaka relató en una entrevista que sufrió mucha presión, sobre todo luego de lo ocurrido en el torneo de Roland Garros, dos meses antes de esta competencia. Naomi no quiso participar de una conferencia de prensa alegando razones de salud mental y, dado que quienes lo organizaban se lo prohibieron, renunció a continuar participando.
Otro de los rostros visibles de esta problemática fue Simone Biles. La gimnasta estadounidense de 24 años, con 19 títulos y 24 medallas ganadas en campeonatos mundiales, decidió retirarse de la final de los JJOO de Tokio por ataques de ansiedad. Tan sólo unos días atrás, el uruguayo Felipe Rodríguez dio un reportaje y decidió hablar acerca de Santiago “el morro” García, Williams Martínez y Emiliano Cabrera, tres futbolistas de ese mismo país que se quitaron la vida debido a que sufrían depresión, el primero en febrero de este año y los otros dos en julio. “Tenemos que hablar. Vivimos en una sociedad machista y al hombre le da vergüenza o miedo decir lo que le pasa”, aseveró.
El 16 de julio Netflix estrenó una producción encabezada por la tenista japonesa. En la miniserie documental, cuyo productor es el reconocido basquetbolista Lebron James, Osaka da a conocer que juega desde los tres años y que de niña pasaba al menos ocho horas diarias entrenando. “Se necesita mucha fuerza mental por ser un deporte individual, estás sola”, advierte. Menciona, además, que luego de su derrota en el Abierto de Australia en 2020 se sintió mal por su equipo, ya que ella era el vehículo en el que todos ponían su esfuerzo, y que no hizo lo que debía hacer: salir campeona.
La presión y exigencia a la que se exponen quienes realizan deportes de alto rendimiento, que participan de competencias internacionales y que deben representar a sus países es demasiado alta. Perfección, ganar y triunfar son palabras que se oyen en el documental y que, tal vez, tenemos tan naturalizadas que no pensamos en lo que significan. No vemos que son los y las deportistas de élite quienes sufren su impacto. Sobre todo, no nos damos cuenta de que normalizamos el hecho de vivir así porque “están acostumbrados/as”, cuando nadie debería sentir que no puede dar más de sí, que deshonrará a su nación si pierde y que es más importante un título que su propia salud.
Simone Biles, en Simone vs herself (Simone contra sí misma, por su nombre en español), un documental estrenado recientemente por Facebook Watch, menciona respecto a su participación en una de las categorías de gimnasia artística de los Juegos Olímpicos de Río 2016: “Estaba aterrorizada por lo que todos los demás pensarían. Al final del día estaba furiosa, la gente se enojó debido a que no recibí la medalla dorada. En los deportes es realmente duro. Pareciera que no tenés tiempo de llorar o ser débil”.
Hoy en día, con la rápida y masiva circulación de contenido, es difícil mantener un perfil bajo siendo una celebridad, más sabiendo que a cada paso puede haber una cámara. Muchas veces incluso se debe aparentar y sonreír para evitar aparecer al día siguiente en portadas de revistas sensacionalistas. “Siempre he sentido una cierta presión por mantener una imagen intachable. Tengo un montón de cosas acumuladas que quiero decir pero me da mucho miedo. Se supone que debo ser buena y callada”, reflexiona Naomi.
Por momentos, parece que se espera que alguna personalidad pública declare sufrir de depresión, ansiedad u otra situación similar para hablar sobre salud mental, un tema que necesita ser ampliamente difundido y tratado. Quizás creemos que no podemos hacer nada para ayudar, pero siempre hay acciones que, aunque nos parezcan pequeñas, pueden generar grandes cambios.
Un buen punto de partida puede ser evitar los comentarios que algunas personas realizan en las redes sociales de los deportistas. Suele pasar que, por no ganar una competición, sufren maltrato por parte de quienes dicen ser sus “fans”, recibiendo violentos mensajes con insultos injustificados e irracionales. Debemos ser conscientes del daño que las palabras pueden generar en otra persona.
Por otra parte, podríamos visibilizar y repudiar los actos de homofobia, racismo, gordoodio y demás formas de discriminación que se viven en éstas competencias, pero de los que no se habla o simplemente se pasan por alto. En Tokio, Bárbara do Monte Barbosa, arquera del equipo de fútbol femenino de Brasil, fue vulnerada por Johan Derksen, periodista neerlandés, quien dijo “esta portera tiene sobrepeso, ¿no? Es un cerdo con suéter. Es una burla total para la selección de Brasil”.
Si bien la serie documental Naomi Osaka no posee una larga extensión, ya que sólo tiene tres episodios, es una buena oportunidad para conocer más acerca de la vida de esta tenista. Junto a ello, nos abre la puerta a hablar de las difíciles situaciones a las que deben enfrentarse quienes realizan deportes de alto rendimiento. La salud mental debe ser abordada como prioridad y desde el inicio, en vez de esperar a que sucedan consecuencias casi irreversibles.