Please Like Me: el drama cómico y emocional de una generación
Por Micaela San Martin M.
Una de las joyas ocultas más grandes que se puede encontrar en Netflix es la serie australiana Please Like Me. Esta ficción, como ninguna otra, logra atrapar por su humor absurdo y la inclusión de temáticas muy propias de la vida cotidiana.
La historia comienza con Josh, un chico de veinte años que, en el mismo día, se entera que su novia quiere dejarlo por que cree que es gay- algo que ni él tenía pensado- y que su madre mentalmente enferma ha intentado suicidarse. Todo esto es la carta de presentación de la serie, ya que ocurre en su primer capítulo.
A partir de ahí, la historia nos va a ir llevando de manera extraordinaria por muchos de los problemas emocionales y los conflictos que surgen en la transición de la postadolescencia a la adultez.
Uno de los puntos más originales de la serie es como aborda las enfermedades mentales, tratándolas como un elemento presente que puede ser sobrellevado en la vida diaria por momentos, mientras que en otros parece arrasar con todo a su paso.
La forma en que aborda estas temáticas Josh Thomas, guionista y protagonista de la serie, dan cuenta de lo vivencial de su experiencia. La serie muestra las cosas como son vividas desde la perspectiva de su creador. Por ello, no edulcora la historia, lo que le permite abordar situaciones como el aborto, el suicidio o la homofobia, con enorme crudeza, pero sin llegar a ser sensacionalista.
La serie alcanza un humor muy particular por momentos, para pasar de golpe a un drama, tratando los hechos más terribles con una enorme sensibilidad y respeto. Esta transición funciona en tanto que el humor de la serie encaja a la perfección con su parte dramática, haciéndole honor a su género de comedia dramática y dándole al espectador un combo que no puede más que disfrutar.
Please Like Me no es solo el retrato de una generación, la profundidad y complejidad de sus relatos van más allá. La serie consigue un equilibrio fascinante entre comedia y drama donde cada tema es abordado de forma realista, sin tabúes ni espectacularizaciones; mostrando las vidas de personas comunes a las que les suceden cosas reales.
Cualquier similitud con la realidad, en este caso, sí es pura coincidencia. Los hechos que ocurren en la serie se basan en las vivencias de su creador y protagonista, Josh Thomas, un comediante australiano de 32 años que va a todos lados acompañado de su perro John (que también aparece en la serie). A los 17 años, Josh se convirtió en el comediante más joven en ganar el festival internacional de humor de Melbourne, tuvo una breve carrera por los medios, y a los 26 años estrenó Please Like Me, convirtiéndose automáticamente en uno de los autores televisivos más importantes de su generación.
En la serie aparecen cosas muy personales de su vida, como su “salida del closet” a los veinte o la enfermedad mental de su madre. También se comparten personajes de forma fehaciente como John, su perro, que no solo aparece en la serie, sino que además comparte nombre en su productora John and Josh International. Por otro lado Tom, el mejor amigo de Josh, es interpretado por el mejor amigo de Josh Thomas, Thomas Ward. Todo esto da como resultado una historia por demás íntima y personal, que expone a su protagonista al ojo de millones de espectadores.
A lo largo de los 32 capítulos que conforman la serie, el personaje de Josh transita por dos grupos: sus amigos y relaciones amorosas por un lado, y su familia fragmentada por otro. Cada grupo depende activamente de Josh, lo que lo convierte en el eje fundamental de la serie; todos personajes giran entorno a él.
La complejidad de los personajes de la serie- tanto primarios como secundarios- conforman la astucia de Josh Thomas al momento de describir situaciones y personas reales. Sus personajes son capaces de actos de egoísmo e incluso de maldad, pero detrás de ellos nunca se esconde un deseo genuino de hacer daño, todos, hacen lo mejor que pueden.
Existe algo universal en la manera en la que estos personajes actúan y sienten, haciendo al espectador empatizar constantemente con ellos a pesar de tratarse de una serie con perspectivas y sociedades diferentes (la sensación de extrañamiento con esos jóvenes modernos australianos que viven en la ciudad pero tienen gallinas, y van a subastas de casas, por momentos es enorme). En definitiva, Thomas comprende a la perfección cómo construir personajes fascinantes que inevitablemente se vuelven muy cercanos para el espectador.
Nota aparte merece el personaje de Hannah, interpretado por Hannah Gadsby, que cuenta con su propio stand up en Netflix: Nanette
En conclusión, Please Like Me es la historia de su protagonista, uno que no necesita hablar de sexualidad (u otras temáticas), ni bajar línea sobre las temáticas que aparecen en la serie. Josh es Josh y su encanto radica en su naturalidad. Aún así, la serie está cargada con distintas temáticas, la mayoría muy bien llevadas, saltando del humor al drama sin perder la gracia en ninguno de los dos géneros. Es una serie que juega con la comedia, sin miedo a construir escenas notablemente conmovedoras; poniendo al frente del barco a uno de los personajes televisivos más encantadores de los últimos años, que puede divertirse a partir del drama, aún relativizando los conflictos de sus amigos y familiares. Para sortear todo esto, el personaje de Josh termina siendo un gran eje de alivio y humor para todo lo que ocurre a su alrededor. Cada minuto de esta historia tiene más personalidad que capítulos enteros de muchas series, algo que pueden comprobar con sólo ver un capítulo.