Valeria: entre la idea del amor y el feminismo acartonado
Por Marina Jiménez Conde
La historia gira alrededor de los problemas amorosos que tiene un grupo de amigas. En especial, Valeria (Diana Gómez), una escritora que trabaja en un museo mientras intenta ganarse la vida con lo que realmente le gusta. Su inspiración aparecerá a través de Víctor —Maxi Iglesias, actor de Separadas, novela de Polka que fue cancelada esta semana— y ahí radica el conflicto principal de la trama, porque Valeria, a su vez, está atravesando una crisis matrimonial con su esposo Adrián.
La serie demuestra que está al día con ciertos temas, como cuando entre Valeria y Adrián aparece el planteo de abrir la pareja, o el colectivo feminista en el que Nerea —una de las amigas— empieza a participar. Pero no se avanza en esas cuestiones, e inclusive, la incursión dentro del feminismo de Nerea queda bastante opacada por los problemas que empieza a tener con uno de sus vínculos afectivos. Además, el aporte principal de su personaje viene por el lado de efectivizar el uso de las redes sociales en desmedro de la agitación en las calles. Lo que da cuenta de un feminismo acartonado.
Quizás el mayor acierto de la serie está en la elección del elenco femenino. Ninguna de las cuatro chicas posee la típica belleza hegemónica. Y aunque pueda pasar desapercibido —y como poco relevante—, dos de ellas asumen sus rulos como otro guiño al empoderamiento femenino. También vemos escenas de las chicas masturbándose, imágenes poco frecuentes cuando de mujeres se trata.
Sin lugar a dudas, el dilema de Valeria sobre si engañar a su marido o no, es lo menos novedoso de la trama, y se alarga por demás. En definitiva, cada una de las chicas es feliz en la medida en que parecen encontrarse con su amante o pareja. Esto deja en un lugar secundario a otros espacios de bienestar como, inclusive, el grupo de amigas. Otra vez, el amor es el único espacio de verdadera plenitud personal.
Lo positivo es que ya dejamos atrás las historias simples de los buenos y los malos. Por lo menos, ya no es necesario hablar del deseo de una mujer por otro hombre justificándolo con que su esposo "se lo merece”. Al contrario, probablemente el personaje de Adrián caiga bien por lo dulce que intenta ser con Valeria. La serie nos habla del movimiento del deseo y de esas cosas que —no sabemos bien cuándo— se van perdiendo en una relación. Víctor, el nuevo interés de Valeria, no viene más que a sacudir lo que ya estaba desmoronándose.
En definitiva, estas historias “nuevas” que tienen como protagonistas a mujeres, son eco de esta nueva época. Sin embargo, no alcanza sólo con mezclar algunas buenas causas y retocar un poco la misma historia de siempre, también es tiempo de pedir un compromiso mayor, si se va a usar el feminismo en clave de venta.