La poesía de Luciano Trangoni, ese ritual impostergable al borde del abismo

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La poesía de Luciano Trangoni, ese ritual impostergable al borde del abismo

31 Octubre 2021

Por Norman Petrich

“Los tristes desconocidos/… siempre supieron/ dónde estaba escondida/ la llave/ la madre de todas las llaves/ la llavecita del delirio” avisa Luciano Trangoni en el principio del poemario a quien decida sumarse a este Ceremonial del abismo (Alción, 2021), ya que asomarse tiene un precio.

Ignorando el aviso, la voz poética de este libro va a buscar esa llave en el fondo de la botella de Baudelaire (el cristal de mi infierno/ lleva el rostro del abismo/ y es líquido/ como líquido es el delirio), en la manera de ignorar que tiene Beckett para seguir escribiendo (el sombrío modo que ha encontrado/ para condenarme/ a reptar/ sobre los márgenes del abismo), en los sofocantes susurros de Lautremont (sus macabras advertencias/ el incansable gemido de su sombra), en la mosca verde que revolotea en espiral y no sobre el cuerpo celeste de Poe, como si supiera que para encontrarse primero tiene que perderse sin moverse del lugar.

               

cada noche

leo

la misma página

del mismo libro

y cada noche

entiendo menos

lo que pienso

 

¿Pero es posible perderse si nada ha cambiado? Sí para quien busca no seguir con lo mismo, para quien se arranca las pestañas para no dormir y olisquea “con desconfianza /el manojo de llaves /la esperanza” cuando “el hambre es una botella que me obliga/ a contar las monedas/ sin llegar a nada/ nunca”.

Terminar arrojando botellas vacías sobre puertas recién cerradas es una tentación para quien se pierde al hallarse en los lugares equivocados, el inicio de un impostergable ritual que permitirá encontrar los vestigios de la desintegración de una realidad que no parece ser suya.

 

era tan sencillo volverse loco

apenas bastaba

no tener un pan

el tan mentado pan

multiplicado siempre

en el interior de una Biblia

que no leo

 

La desintegración como única forma posible de abandonar el juego.

 

obligado a apostar

un pan para comer dos panes o ninguno

sobrevivo

  

“Acércate y contempla las palabras. Cada uno tiene mil rostros secretos bajo el rostro neutro y te pregunta, sin interés por la respuesta, pobre o terrible que le dieras: ¿Trajiste la llave?, indaga Carlos Drummond de Andrade y es la pregunta que trata de responder, casi de forma enfermiza, quien se sienta “a escribir / el abismo/ los temblores/ la nada”. Como si no supiera que es uno mismo quien esconde la llave, quien se excusa de no tener suerte, quien se siente a “mitad de camino/ entre la nada y la nada”. Y una llave que aparece en ese punto nunca deja de ser una peligrosa llamarada que quemará hasta pronunciar “un río de palabras/ sin sentido/ pero sonriendo/ siempre/sonriendo”. La desintegración como único acto poético posible.

Nuevamente el escritor rosarino deja plasmado un libro conceptual, adentrándose por un camino que no por ser revisitado deja de ser riesgoso: el de la locura. Y ese riesgo es un premio para el lector. Delirio, abismos y llaves serán las claves que le permitirán hilar en la prosa pulida de Ceremonial del Abismo algo que ya había insinuado en El Sanatorio de los hechiceros imaginarios, cerrando un círculo tormentoso de la mejor manera, si es que esto es posible.

Luciano Trangoni vive en Rosario, es poeta, narrador y docente. Ha publicado Los zapatos de los muertos (novela, Ciudad Gótica, 2006); Acá no hay dónde (novela, Ciudad Gótica, 2009); 17 pesos y monedas (cuentos, Ciudad Gótica, 2010); La confusión de las lenguas (poemas, Ciudad Gótica, 2012); El sanatorio de los hechiceros imaginarios (poemas, Ciudad Gótica, 2016); Los obreros de la tierra (poemas, Baltasara, 2019) y ahora, Ceremonial del abismo (poemas, Alción, 2021)