Miguel Martínez Naón: “Detesto tanto lo que está pasando que me cuesta hablarlo, imaginate escribirlo; y sin embargo lo hago”

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    Miguel Martínez Naón
APU ENTREVISTA A APU

Miguel Martínez Naón: “Detesto tanto lo que está pasando que me cuesta hablarlo, imaginate escribirlo; y sin embargo lo hago”

28 Julio 2024

AGENCIA PACO URONDO continúa con la serie de entrevistas a sus integrantes escritores para conversar sobre su trayectoria, quehacer literario y darlos a conocer. En esta ocasión dialogó con Miguel Martínez Naón, quien nació en California en 1976 durante el exilio de sus padres, pasó su infancia en México para regresar junto a su familia a la Argentina con el retorno de la democracia en 1984. Trabajó durante 11 años en el INCAA y tiene publicado los libros de poesía Estación de servicio y Tumbita, mientras que en el 2020 publicó junto a Judith Said y Lilian Garrido la antología en homenaje a Alberto Szpunberg, Guardianes de Piatok, y en el año 2023, la antología Patria, peronismo y poesía, junto a Roberto Baschetti.

Agencia Paco Urondo: Naciste en California, exilio en México, volvés con la democracia ¿Es como un ingreso a la poesía?

Miguel Martínez Naón: Desde luego, sobre todo mis años en México, durante mi infancia. Fueron muy importantes e intensos porque entre la comunidad argentina se encontraban grandes escritores, poetas, grandes referentes de nuestra literatura como Cacho Constantini, Leónidas Lamborghini, Armando Tejada Gómez, el mismo Jorge Boccanera con quien siempre converso; y yo los conocí a todos ellos. El gran David Viñas, que era como un abuelo para mí. Todo ese bagaje, ese caudal literario y poético, intelectual, lo traje conmigo de pequeño.

APU: Lo tenés naturalizado.

M.M.N.: Incorporado a mi cotidianidad y a mi alma, en el día a día. En mis sueños, mis proyectos, mi trabajo, ellos siempre están presentes.

APU: Y eso que traías, que percibiste y viviste ¿cómo se fue convirtiendo en voz poética?

M.M.N: La poesía se fue involucrando en mi vida y yo me fui involucrando en ella de pequeño, haciendo teatro. Mi padre, Humberto “Coco” Martínez, quien fue un gran director de teatro de la Patagonia, me incentivó desde chico a subirme al escenario con él. Entonces, inicié una actividad teatral de muy pequeño y nosotros incorporábamos la poesía al escenario, hacíamos poemas actuados, personajes que aparecían diciendo poemas, la poesía siempre estaba presente con grandes autores como Juan Gelman, Raúl González Tuñón o el mismo Lamborghini.

A partir de eso, comenzó mi interés por leerlos, conocerlos, en conocer sus vidas desde el escenario, como actor. Ahora ya no me presento como tal porque hace muchos años que no hago teatro, pero siempre está presente en mí, ese inicio. Eso fue lo que me llevó a la poesía y a empezar a escribir, de alguna manera.

APU: En esas obras en las que vos estabas involucrado ¿cómo era el criterio de la elección de esos poemas o qué cuestionaban? ¿Hablaban de la situación social presente o pasada?

M.M.N.: Un universo muy amplio. Mi padre, por un lado, tenía su poética. Pero también me daba la libertad a mí para elegir lo que yo quisiera siendo a un niño, tendría nueve o 10 años. Tenía que ver con diversos mundos; los paisajes de Raúl González Tuñón, la lucha revolucionaria de Juan Gelman, la alienación en la ciudad con Leónidas Lamborghini, nuestro folklore con Armando Tejada Gómez o el lunfardo con Enrique Cadícamo. En el medio, aparecía Olga Orozco, a quien también tuve el gusto de conocer personalmente.

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APU: ¿Cómo fue que la conociste?

M.M.N.: Fue un encuentro absolutamente casual. Nosotros vivíamos en Carmen de Patagones en una casa muy antigua, muy grande, donde teníamos una sala de teatro en el ingreso. Ella entró con un amigo porque estaba paseando por Patagones y yo la reconocí inmediatamente. Ella me dijo que era poeta y yo le comenté que también escribía poemas (tendría unos 11, 12 años) y le pregunté cómo se llamaba. “Olga Orozco”, me dice. “Yo le tengo a usted en una antología, no lo puedo creer, tengo un libro suyo”. Ahí les avisé a mis viejos que estaban en el fondo de la casa y vinieron, enloquecidos. Después, mi vieja, que es la persona que más me ha incentivado en la vida para escribir, se hizo muy amiga de Olga y la vino a visitar a Buenos Aires en los últimos años de su vida. Tenemos en nuestra biblioteca libros con dedicatorias de Orozco.

APU: ¿Cuáles son los primeros elementos que tomás para escribir, qué disparadores?

M.M.N.: Mis primeros poemas están escritos a la orilla del río, en Carmen de Patagones y en Viedma. Esos ríos que siempre llegan al mar me fueron llevando por distintos mundos interiores: el amor, los desencuentros, algo relacionado siempre con la muerte, los misterios de ese pueblo, los personajes que aparecían por ahí, que eran muchos. Carmen de Patagones es realmente un lugar que me resultó siempre muy misterioso y con un peso histórico muy fuerte. Nosotros vivíamos frente a un puerto donde mi bisabuela de Italia había desembarcado. Estaban todas esas historias relacionadas. Un día, estábamos rompiendo el piso de mi casa, arreglándolo y apareció una bala de cañón, porque hubo una batalla ahí muy importante contra Brasil. Todas esas cosas a mí me inspiraban mucho. Sin duda, las cotidianas también, y alguna historia de amor, tengo algunos poemas de esos guardados en el cajón, que uno prefiere no mostrar. No sé para qué, porque nunca los saco ni nada, pero ahí están.

APU: Hablando de eso, siento que hoy la juventud se apresura en editar y pienso menos mal que cuando era adolescente no había esta apertura.

M.M.N.: Imaginate, no había Internet, no teníamos celulares. A mí me gustaba mucho leer, cuando me rateaba de la escuela iba a la biblioteca y sacaba libros, me los llevaba al río, me iba a leer al río.

APU: ¿Te acordás de lo que leías?

M.M.N.: Por un lado, la colección Robin Hood. Libros de Julio Verne, Tom Sawyer, Jack London. Cuando me empezó a interesar la literatura argentina, me metí con todo. Con Roberto Arlt, primero que nada. El juguete rabioso, para mí, es fundacional.

APU: Tenías la vara muy alta.

M.M.N.: Tenía una hermosa biblioteca en mi casa. Y mis padres siempre me dijeron que me pusieron Miguel, por Miguel Hernández. Un amigo de mis padres, un personaje tremendo que se llama Claudio Carlovich, un gran artista plástico que era camionero en esa época, me traía libros de regalo. Libros de Juan Gelman, de Bukowski y eso me deslumbró, me enamoré de la literatura de Bukowski y empecé a buscar la literatura norteamericana, ya era más adolescente.

“No enfrascarse sólo en la escritura, hay que estar mucho en la lectura y en la percepción de la vida”.

APU: ¿Cómo se corrige la poesía? ¿Cómo es ese proceso en tu obra, lo trabajás con alguien?

M.M.N.: Creo que hay dos procesos fundamentales; uno es escribir libremente en la práctica (no sé si cotidiana, no sé si todos los días porque si no, me estaría mintiendo), y otro proceso de corrección, de trabajo y pulido. Hace mucha falta eso. Es muy importante de lo que uno se alimenta para escribir, nunca hay que descuidarlo. No enfrascarse sólo en la escritura, hay que estar mucho en la lectura y en la percepción de la vida. En la música, en la radio, en lo que nos pasa con la realidad. Sacar poesía de donde sea, como decía Baldomero Fernández Moreno: “el poeta, como el cazador pobre, a lo que salga”. Creo que hay que limpiar y mucho, pero a veces uno cae en la trampa, se enrosca y lo limpia tanto que es otro poema.

APU: Eso también pasa, que ni vos te encontrás en el poema.

M.M.N.: Hay un momento que ya no querés mostrarlo más, que no te convence, lo dejas a un costado, eso también puede suceder. Que haya un equilibrio justo, pero sí hay que trabajar sobre la poesía, en el limpiar.

APU: ¿Qué pasa en el poeta en estos tiempos? ¿Se producen momentos de silencio, de hoja en blanco, cómo lo vivís?

M.M.N.: Me pasa mucho, últimamente. Para algunas personas, una realidad como la que vivimos les resulta inspiradora. Dicen que cuando hay malos momentos desde el punto de vista político social son fuente de mayor inspiración. No estoy muy de acuerdo con eso, a veces lo que estamos viviendo en la actualidad me produce tanto terror, detesto tanto lo que está pasando que me cuesta hablarlo, imaginate escribirlo. Y sin embargo, lo hago. De hecho, he participado ahora de una antología convocada por Julián Axat y escribí un poema sobre mi realidad durante este gobierno nefasto. Es un poema actual que tiene que ver con eso (“Libro de Actas 2024”, es el título)

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Tapa de toda poesía es hostil

I

El día que me despidieron

cambié palabras de mi libro de actas

Esa noche de viernes

o sábado por la mañana

guardé en este cajón que soy

los mejores 11 años de este

país que fuimos

Me quedé parpadeando

en los ojos del gato

que miraba

los aviones en su práctica habitual

y esos árboles de la reserva

que se inclinaban sobre mi aversión

 

II

11 años atrás

mis huesos rodantes iniciaron

su jornada en la oficina

entre libros de Fellini, afiches

de Favio, y jirones de cine argentino,

tomando mate con el proyectorista,

y anunciando funciones y festivales,

y ese estreno donde vino el pibe, el señor,

la señora y aquella gente

a esta linda sala de mi patria,

para quedarse hasta el final de la película

para soñar soñar su propia vida.

Y ahora,

querido Juan Gelman,

bajo tu sol el mismísimo sol

doble de la furia

doble de la pena

El desempleo como un destierro

bajo tu sol

y ahora

la vida sigue, Juan

la vida sigue

 

III

Usted lo dijo mejor que nadie:

El que llega con sangre, con sangre cae.

Me despidieron, mi General,

cesantearon a miles de trabajadores.

Los anarco capitalistas,

los antiguos condottieri,

el conservadurismo caduco sí,

usted lo dijo

la fuerza bruta

la infamia en todas sus formas

capaces de matar sí,

y destruir lo que no son capaces de crear

Los que viven del trabajo ajeno

del trabajo doliente

Clase parasitaria, sí

Parásitos son

La oligarquía

Los “libertadores”

Los “libertarios”

Criminales de lesa patria, mi General, sí.

Pero guay

¡Guay!

El que llega con sangre con sangre cae.

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Tapa Tumbita

APU: Ya que tocaste el tema del compromiso, de la militancia, me gustaría que nos cuentes un poco del trabajo que hiciste junto a Roberto Baschetti sobre poetas peronistas.

M.M.N.: Primero que nada, fue un libro al que me invitó Roberto Baschetti y lo único que hice fue la selección de los poemas porque se trabajó con todo el caudal de material que él tenía. Los que lo conocen ya saben que es un tipo que tiene un enorme archivo histórico del peronismo y que hace grandes aportes. Me invitó a armar este libro con todo su archivo, me iba pasando muchas obras poéticas de autores de distintas épocas. A partir de eso yo iba seleccionando, imagínate lo que me costó realizar ese trabajo porque, por ahí, me mandaba 50 poemas y me decía “de esto tenemos que sacar solamente 10”. ¿Cómo hacer eso? Fue un trabajo monumental, pero realmente fue hermoso, una experiencia maravillosa y realmente un gran privilegio de haber sido convocado por él, no por un tipo tan inmenso como él es realmente un privilegio. Los poemas van desde el primer peronismo hasta la actualidad.

APU: Sé que son un montón y que el libro es gigantesco, pero nombranos algunos de estos poetas.

M.M.N.: Están Castiñeira de Dios o Fermín Chávez, que son poetas del primer peronismo, de la época de la resistencia hay algunos poetas anónimos, también desconocidos, hay poetas de la década del 70. El mismo Paco Urondo, Juan Gelman. Alicia Inés Magio, Susana Novic, muchos son militantes que escriben poesía y también hay poetas que militaban. Hay poetas que estaban presos cuando escribieron ese poema, hay poemas dedicados a una causa, a un acontecimiento como el Cordobazo. Otros fueron posteriormente detenidos y desaparecidos, y hay poetas que militan en la actualidad en lo que se puede llamar la era del kirchnerismo, poemas muy valiosos.

APU: Hablando de militancia de poetas actuales, tenemos una antología convocada por Julián Axat.

M.M.N.: Que se basa en los versos de un poema de Juan Gelman que dice “toda poesía es hostil al capitalismo” y lo hemos adaptado a los tiempos actuales (Toda poesía es hostil al anarcocapitalismo) Algunos de los que participan son el nombrado Julian Axat, Carlos Aldazabal, Guillermo Saavedra, Nicolás Prividera, Víctor Cuello, Sol Mircovich, Coti López, Gito Minore, María Rosa Montes, Daniel Quintero, Dafne Pidemunt, Martín Pucheta, algunos poetas que conocemos mucho y otros no tanto, así que es una gran selección.

APU: Muchísima gente con ganas de expresar esto que estamos viviendo.

M.M.N.: Sí, y son poemas de distintas miradas con respecto a la realidad. Lo que son los despidos o Conan, la represión en el Congreso, el fascismo, la poesía proscripta, el ataque a las mujeres, mucho para para incursionar. Ahí gran trabajo de Julián. Este libro también se puede descargar, el libro nació distribuyéndose en PDF, en el Página 12, El cohete a la Luna y otros medios, hace muy poquito se editó en papel por Pixel, que la dirige otro gran poeta que se llama Carlos Aprea.

APU: Ser testigos, poder tener esa capacidad del arte, que el día de mañana se pueda ver la historia también desde la literatura.

Absolutamente, de la manera que sea, pero que sea. Como decía Alberto Szpunberg, mi gran amigo, “la poesía en asamblea permanente”.