Dani Mundo: “Estamos en medio de una tormenta estética, política y nos quedamos un poco rezagados”

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Dani Mundo: “Estamos en medio de una tormenta estética, política y nos quedamos un poco rezagados”

01 Septiembre 2024

AGENCIA PACO URONDO continúa con la serie de entrevistas a sus integrantes escritores para conversar sobre su trayectoria y darla a conocer. En esta ocasión dialogó con Dani Mundo, licenciado en Comunicación, doctor en Ciencias Sociales, magister en Filosofía de la Cultura y escritor de libros como Qué significa leer y Manifiesto pornológico.

Agencia Paco Urondo: Sos muy completo, tenés una gran cantidad de libros y columnas en distintas revistas, conocemos a Daniel Mundo, el académico, pero ¿quién es Dani Mundo?

Dani Mundo: No creo que alguien pueda decir quién es en sí, no tengo idea quién soy ni nada por el estilo. Cuando termino el doctorado, es verdad que estaban dados como todos los papeles. La Academia, para mí, tiene un peso muy importante, tengo con ella una relación muy estrecha. Ahora, después de 30 años de docencia, va a haber una materia de Dani Mundo que se llama Estética y Comunicación. Es un nuevo ciclo de mi vida y me encanta, me dio mucha vitalidad.

El doctorado lo terminé hace más de una década y recién este año va a salir publicada la tesis como libro, por Prometeo. Estuvo una década negado, cajoneado, no quería saber más nada de eso y ahora, de alguna manera, apareció esta necesidad de publicarlo. Hice el doctorado con mucha libertad, me llevó muchos años hacerlo porque, en parte, era también la revisión de mi vida, era la representación de la Dictadura en la Literatura Argentina.

Quería encontrar algún secreto en mi pasado olvidado. No me acuerdo muchas cosas de mi infancia y entonces, las imágenes literarias son un hilo de Ariadna. Estuve un año bastante deprimido porque me había recibido de “doctor”, yo que venía de una familia donde mis padres no pudieron terminar la escuela primaria, y sólo los que me cargaban me llamaba de esa forma.

APU: En vos no había cambiado nada.

D.M.: Nada. Con la transformación que me había implicado. Y me di cuenta que todo eso iba a venir con un montón de cosas administrativas que me iban a imposibilitar pensar lo que yo quería pensar. Tenía que llenar papeles, hacer informes todo el tiempo que finalmente empecé a cargar en el SIGEVA documentos en blanco porque estaba harto, hace años que no entro, no quiero perder mi tiempo. Tampoco es que lo considero muy valioso: mi tiempo no vale nada, mi pensamiento no vale nada, pero no se lo quiero dar a SIGEVA ni a toda la burocracia.

Siento con la Agencia un lazo de pertenencia. Por ahí, la Agencia no advierte lo que significó para mí a lo largo de todos estos años donde yo produje muchas cosas. Fue como un laboratorio de la lengua. Volví a leer la tesis y me parecía increíble que alguien supiera tanto o que por lo menos pareciera que sabía tanto, en donde las citas son toda una urdimbre maravillosa, con pies de página larguísimos. Me quise sacar todo eso de encima y llegar a otra lengua. Obviamente, soy un académico, un filósofo. Pero ahora puedo escribir sin pies de página. Me cuesta, porque siempre está la tentación.

APU: El trabajo en la Agencia fue fundamental para una comunicación con el otro, más directa.

D.M.: Son, también, soliloquios, elaboraciones de pensamiento, derivas. Siempre tuve mucha libertad y eso me ayudó muchísimo.

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APU: En un momento dejaste de firmar como Daniel y pasaste a hacerlo como Dani Mundo ¿es esta esencia que dejó las notas al pie?

D.M.: Y dejó un montón de otras cosas. Daniel es como que no me gusta, me gusta más Mundo, para decirlo de algún modo. Y hay algo de género, también. Hay nombres de cualquier parte del mundo que no sabes a qué remiten, si son seres humanos o cosas y Daniel Mundo tiene mucha identidad, socialmente, culturalmente. En otras partes del mundo, en otras lenguas, es diferente. Quería sacarme ese ancla de encima y vino con cambios en la escritura, también en la vida y en montón de cosas.

APU: Ha pasado eso de leer a alguien, que te guste y no saber porque el nombre si es varón o mujer.

APU: Estamos en un momento histórico que ya no es varón o mujer, trans o gay, sino que tal vez es una inteligencia artificial. Ya no podemos distinguir, por lo tanto es toda una deriva. Es lo que yo estudio, la verdad que soy como un filósofo de la técnica. Mi último libro, de hecho, se llama Introducción a la Técnica. Entre Heidegger y McLuhan (UNER). Siento que es muy actual, que es uno de los pocos pensamientos que puede tener futuro. Me parece que hubo un replanteo muy profundo de la tecnología y, sobre todo, de los medios de comunicación.

APU: Hace un tiempo que escribiste sobre el Charly García pintor y pedías una exhibición de esa obra pictórica, que conocíamos de modo fragmentada; y ARTEBA, un año después, hace la muestra.

D.M: En mi arco, realmente creo que Charly García es el último artista del Renacimiento. Hay en el Renacimiento la invención de una figura extravagante para la humanidad, que tiene un compromiso con su sociedad, con su vida, con el universo;

y ese arco culmina en el culo del mundo, en un país perdido que se llama Argentina, en la figura de Charly. Es más que Mozart, es más que Borges, lo que pasa que tuvo la mala suerte de nacer acá y que no pudo entrar en las Grandes Ligas como a él le hubiera gustado y como Borges si lo logró. Si yo me imagino una obra, es sobre Charly García, esa tendría que ser mi obra, que no la voy a poder escribir porque estoy tratando de plasmarla hace un montón de tiempo. Leí todo lo que salió sobre Charly, tengo los archivos desde los 80. Pertenezco a lo que en la tesis llamo la generación perdida. Toda mi formación escolar la hice durante la Dictadura, entré en la escuela en el 74, 75 y salí en el 83.

El proyecto de Reorganización Nacional, la carne, eran personas como yo. Tuvimos que rehacernos de esas cenizas. Después vino la primavera alfonsinista y empezamos a comprar banderas. Tengo una visión muy crítica de mi generación, pero es una generación trágica porque no tiene reconocimientos, porque viene de Padres Fundadores trascendentes por su sacrificio. La generación anterior a la nuestra fue la última para la cual la idea de sacrificio era un valor importante. Después, el sacrificio se volvió narcisista, individual. El éxito ya no es colectivo.

APU: Y Charly tuvo mucho que ver en ese pasaje, en ese recorrido.

D.M.: Cuando Charly saca Clics modernos para mí fue un dolor, porque en la década del 80 el rock tenía valores existenciales. Y me costó entender lo que se estaba viniendo, no lo entendí de inmediatamente. Retrospectivamente digo: Charly iluminó la mejor senda de las que teníamos, fue el poeta que no se calló nunca, que hizo cosas para la Argentina fundamentales. Él propició y adelantó todo lo mejor que tenemos nosotros. Tenemos un libro sobre Charly queer, pero primer lo fue, ahora lo reconocemos. Esa va a ser mi deuda a la humanidad (risas).

“Leer es perder, no se puede leer para ganar”.

APU: Me metí ahí para preguntarte por la noción de arte ¿Cómo creés que se va a ir desarrollando con tanta intervención tecnológica?

D.M.: La verdad que no puedo responder, es muy difícil responderte porque tendría que conocer más a los artistas de Tik Tok, pero posiblemente ellos, también, sean ya el pasado y haya otra aplicación en donde el artista está buceando y que llega a otros núcleos. Estoy en contacto con ese campo y sin embargo soy muy ajeno, porque hay circuitos cada vez más concentrados. Hacer un pronóstico o decir algo me parece desubicado, es muy difícil. Estamos en el medio de una tormenta que es estética, política y nosotros nos quedamos un poco rezagados. Con nosotros quiero decir (no sé cómo llamarlo) cierto progresismo, una visión del mundo con derechos democráticos.

Nos quedamos rezagados en nuestra estética porque estábamos aferrados a algunos mitos, obligamos a la sociedad a girar por las cosas que hicimos. Estamos en el medio del giro, que es vertiginoso.

APU: Hay que transitarlo.

D.M.: Lo estamos transitando, como fascinados con algunas imágenes que nos inmoviliza, porque te quedás impactado, porque esa imagen insignificante tiene un gran valor. Esa contradicción para mí es algo muy importante.

APU: Y es efímera.

D.M.: Lo es. Todo el mundo critica el concepto de no verdad heiderggiano y es un concepto muy denso. Nosotros seguimos pensando que lo contrario de la no verdad es la verdad. Pensamos que hay un discurso que tiene la verdad y por lo general pensamos que es el nuestro. Los otros se burlan de estas cosas y tienen razón, porque tendríamos que poder adelantar un poco. Estamos como el perro con la cola.

APU: ¿Cómo planteas esta clase de Estética y Comunicación?

D.M.: Primero, me doy cuenta que todos estos libros que estoy leyendo, que son muchos, están subrayados. Vuelvo a leer cosas que ni recuerdo y ahora les doy un sentido que, para mí, es muy importante. Iluminan cosas que yo fui eligiendo hacer en mi vida. La clase va a tener una introducción sobre las vanguardias históricas de hace un siglo atrás.

Y otra parte de desarrollo que se llama “Deseo, placer, goce y más allá”, donde planteo cómo estos términos que son muy técnicos para la filosofía y la psicología, fueron apropiados por el sentido común, los peligros que tienen estas apropiaciones y como nosotros tendríamos que volver a pensar estos conceptos y las traducciones que tuvieron los mismos. Terminó hablando de todas aquellas formas en donde nosotros alteramos nuestra percepción y, por lo tanto, cambiamos el sentido de nuestra estética, cómo eso puede ser apropiado, manipulado, reapropiado y expropiado.

APU: ¿Qué significa leer y qué significa escribir?

D.M.: Cuando vos me contaste esto de las entrevistas los escritores de la agencia, te iba a decir yo no soy escritor. Lo único que hago es escribir, pero no soy escritor. Casi un Bartleby, alguien que copia, que roba. Cuando Daniel Link estaba en Radar, colaboré escribiendo muchas reseñas en Página 12 y una de las contratapas que hice se llamaba “¿qué significa leer?”. Fue hace 20 o 25 años atrás. O sea, es una pregunta que me asedia desde hace tiempo, que no sé si la puedo responder. Lo único que podría decir que leer es perder, no se puede leer para ganar.

En realidad, para mí, en la vida no tenemos derecho a ganar. Eso tiene que ser como por casualidad. Leer es dejarse ir, alienarse, llorar por cosas que no tienen sentido. Pero ¿Cómo que no las tienen? Incluso, escribir es más claro, me doy cuenta que escribir es pensar, el momento del pensamiento es cuando lo estoy escribiendo, cuando lo estoy traduciéndomelo. Por ahí no me gusta el contenido, pero yo no elijo el contenido, no elijo que puedo pensar y que debo pensar y qué debo decir. Por eso también digamos el Dani Mundo y no Daniel, porque yo digo lo que pienso, no lo que tengo que decir. Leer fue la vida que yo elegí.

“Seguimos pensando que lo contrario de la no verdad es la verdad”.

APU: Una forma de vida.

D.M.: Un amigo me mandó un croquis donde estaban los índices para considerarse rico. Y la verdad que yo me siento rico por tener todo el tiempo que tengo para leer, soy un privilegiado. Es injusto, pero bueno, yo no puedo cambiar esa justicia. Y puedo entender que otro diga algún calificativo negativo sobre todo esto, porque la sociedad idealiza algo, pero en la realidad es mentira. La realidad le parece un poco irreal.

Cuando uno estudia los medios, se vuelve hiperreal y en ese barullo, me gusta insertarme, dejarme ir.

APU: Qué tarea la de estudiar los medios, igual.

D.M.: Siempre tarde. Si la lechuza parte al atardecer, a los medios llegamos muy tarde. Están tomando alguna delantera. Pero eso es una evolución del ser humano, el ser humano es un lugar de pasaje, el ser humano no es un fin como era para Kant. El superhombre puede tener diferentes formas, ese concepto fue muy mal usado. Hay que abrirse a la metamorfosis. Da miedo, pero es inevitable.

APU: Uno se pregunta cuál es el rol de los medios y capaz no tiene respuesta, pero

vemos cómo mueven tantos hilos que da un poco de miedo.

D.M.: Primero me pregunto ¿qué es un medio? Los investigadores, cada uno, te pueden dar una definición diferente, todavía no está muy claro el objeto. Cada vez es más lábil la relación entre el sujeto y el objeto. El smartphone es el objeto más cercano que llevamos siempre, es claramente un órgano de nuestra configuración.

APU: ¿Sigue siendo el mensaje?

D.M.: Yo realmente leí a Mcluhan por afuera de la carrera, dentro era una mala palabra cuando me formé. Era como un tecnólogo determinista, lo leíamos con mucho prejuicio. Cuando uno dice cómo gana un personaje, no una persona, como Milei, ese personaje es mediático. Milei es un personaje televisivo en el nuevo medio que es Tik Tok, Instagram, o Twitter. Por eso están pregnante, adictivo. Hay otros motivos también, representa un montón de cosas, pero a la vez es la encarnación de un medio.

Cuando era chico, los medios era una televisión en blanco y negro, con cuatro canales. Veía El zorro, Hulk. Yo lo veía verde, pero era en blanco y negro. Entonces, me entusiasman los medios y me da miedo. Obviamente, no me gustan los medios, no tengo Twitter, no hago nada o hago cualquier cosa, pero me parece que lo único que tiene futuro es el pensamiento de los medios.