Rodolfo Edwards: “Al peronista que se dedica a la cultura se le coloca una doble lupa porque lo acusan de facilismo”
El escritor dialogó con la AGENCIA PACO URONDO sobre poesía y peronismo.
Rodolfo Edwards, poeta, periodista cultural y licenciado en Letras, especialista en Literatura Argentina y Latinoamericana dialogó con APU en VIVO (lunes a viernes a las 19 h en YouTube, Twitter y Facebook). El autor de That’s amore. Mosca blanca sobre oveja negra, Mingus o muerte, Panfletos de papel picado, Con el bombo y la palabra, entre otros, habló sobre poesía, el peronismo y las nuevas narrativas populares .
Agencia Paco Urondo: ¿Cómo arranca tu vínculo con la Poesía?
Rodolfo Edwards: Arranca en la adolescencia, tendría unos trece años y me empezó a picar el bichito de la poesía, empecé a escribir. Fue muy espontáneo, mi viejo era muy lector, era obrero marítimo y tenía libros que leía en esos largos viajes. Después fue de mucha motivación entrar al secundario, tuve una profesora que yo le mostré lo que escribía y me alentó muchísimo; me empezó a comparar con Pablo Neruda y nunca lo había leído. Empecé a leer poesía y justamente por Neruda, que fue mi primera gran influencia. Además, de niño leía muchas historietas y no me avergüenza, hay colegas que dicen que a los siete años leían a Shakespeare o Borges y yo les digo “déjate de joder, como vas a leer eso, a esa edad”. En la revista Hijitus, que salía una vez por mes empezaron a sacar unos mini libros que venían en una bolsita, era una biblioteca básica y universal con los clásicos, versiones resumidas de la gran Literatura Universal. Yo tenía una caja de zapatillas Adidas que me había regalado mi viejo y empecé a coleccionar esos mini libros, los agrupé en esa caja de zapatillas que fue mi primera biblioteca. Ahí me empecé a enganchar con la literatura, pero seguía leyendo las historietas. Desde los trece años empecé a escribir y no pare más.
APU: ¿Y qué es la poesía para vos?
R.E.: La poesía es parte de mi cotidianeidad, como comer, como tomar café, como caminar ,como respirar, es algo que es mi vida diaria ,yo convivo con la poesía como decía el gran Edgard Bailey que la poesía es estar en ese estado de alerta, siempre escuchando el latido del mundo ,de la gente, de la calle. El oficio de poeta es de 24 horas en alerta, aun dormido sigo pensando poemas y anoto cuando me despierto. La poesía es parte de mi vida.
APU: ¿Cómo fue cuando llegaste a Neruda y, después, que empezaste a descubrir?
RE: El primero fue Neruda y después, un poeta que me influyó muchísimo, fue Nicanor Parra. Siempre me gustó mucho jugar al tenis, y cambiar de poeta fue como cambiar de raqueta en cuanto a la estética. Nicanor Parra fue el creador de la llamada antipoesía, que es aquella que está llena de hechos cotidianos, de cosas absurdas de la vida, malas palabras, ya no la entonación nerudiana. Yo en el año 1984 le hice un reportaje a Nicanor Parra cuando vino a Buenos Aires y me contaba que empezó a recitar a Neruda y le recitaba en francés a Baudelaire, es poesía hipnótica que te duerme, en cambio Parra decía que la antipoesía es un balde agua fría en la cabeza del lector, te despierta y te pone alerta. Es algo que te apunta directamente a los sentidos y te conmueve, es algo muy irónico y con mucho humor. Después: Nicolás Olivari, González Tuñón, Oliverio Girondo. Este último va a ser bastante determinante en mi estética.
“Siempre fue una lucha reivindicar a esos poetas de la década del 60 como Luis Luchi, Julio Huasi, Roberto Santoro, yo escribí muchos artículos sobre ellos. Pero siempre que se toca lo popular se tilda de poesía menor y yo, a eso, lo detesto”.
APU: Me gusta lo que decís de Parra porque me da la sensación de que te hizo relacionar eso que leías de chico, que quizás parecía menor con lo poético, pudo poner lo popular, lo cotidiano…
R.E.: Totalmente, fueron dos influencias entre si, la de Neruda y Parra que fueron conformando mi poesía. Yo nunca perdí ese impulso romántico, yo escribo mucha poesía amorosa y eso viene de Neruda. En la punta de la lengua o en la punta de la pluma. Es combinar el absurdo del mundo, mi poesía trabaja mucho con el humor, muy sarcástico y hasta a veces utilizo el humor negro, pero tengo todavía ese romanticismo.
APU: ¿Cómo fue ser poeta en la generación de los 90?
R.E.: Fue una generación que tuvo una gran discusión, aun hoy se habla de esa generación y pesa sobre ella un anatema de decir que fuimos cómplices del menemismo, cosa que no es real, por supuesto. Yo tuve como compañeros de generación a Fabián Casas, a José Villa, a Darío Rojo, a Mario Varela, Juan Desiderio y muchos otros, fueron excelentes poetas que hicieron una gran carrera poética con libros muy buenos. Yo tuve la suerte de caer en esa generación, uno nunca está solo, siempre un escritor o un poeta necesita de un marco generacional, la generación del 90 en mi caso. Siempre fui peronista desde muy chiquito, en los 80 o 90 no era tan fácil ser peronista o estar con una militancia política. Mis compañeros eran bastante apolíticos, me cargaban por mi militancia y por mi peronismo tan acentuado y tan fuerte, eran otras épocas y los jóvenes descreían de la política. Por suerte las cosas han cambiado y hoy los jóvenes están nuevamente en la política. A mí me costaba mucho decir que era peronista y en mi poesía siempre aparece la política. La generación del 90 fue importante y por algo ha quedado, se repartían libretas de poesía de mano en mano, empezamos siendo cuatro y terminamos como cuarenta panfleteando poesía por toda la ciudad, se han hecho estudios sobre el origen de ese grupo, la revista 18 Whiskys. Fue el antecedente del arte independiente, no teníamos plata ni nada.
APU: Fueron testimonio de una época donde se pregonaba tanto lo superficial, lo de afuera y ustedes de alguna manera llevaban la profundidad.
R.E.: Totalmente, nosotros creíamos en el género, en la poesía que era vista como la hermanita pobre de las artes salvo algunas revistas, la poesía era cosa de secta. Una cosa para pocos, nosotros logramos desacantonar a la poesía. Que sea accesible para todo el mundo, cualquiera puede escribir un libro, todos podemos difundir lo que hacemos. No depender de la consagración idílica y de que alguien te bendiga, yo detesto eso de la poesía como un concurso literario. Para mí la poesía debe ser hecha por todos.
APU: Me hablabas de política y poesía. ¿Vos crees que hay una tradición de la poesía peronista, una literatura peronista?
R.E.: Si por supuesto, yo escribí un libro para explicar todo eso que se llama Con el bombo y la palabra, que es un ensayo editado en el año 2014. Es la bajada del peronismo en las letras argentinas, una historia de odios y lealtades que analiza un poco, desde el siglo XIX, desde El matadero de Echeverría y después el campo cultural en relación al peronismo. A los peronistas culturales nos cuesta más difundir lo nuestro por el gorilismo, porque decir escritor peronista es un oxímoron, un peronista que piensa es un oxímoron. Siempre hay una subestimación hacia los peronistas culturales, este libro ha sido una actividad de militancia, una manera de reivindicar mi militancia y lo popular como una manera de vivir y pensar. Además, tenemos grandes escritores como Leopoldo Marechal, Demitrópulos, María Granata, Homero Manzi, Cátulo Castillo, Discépolo. Tenemos toda una tradición muy fuerte. Al peronista que se dedica a la cultura se le coloca una doble lupa porque nos acusan de populistas, de facilismo. Parece que la alta cultura nosotros no podemos ejercerla.
APU: ¿Hoy sigue esa grieta también en lo cultural?
R.E.: Hoy, gracias a dios, ha cambiado un poco eso. Porque hasta hace veinte o treinta años los escritores peronistas eran puestos en una misma bolsa y acusados de escribir fácil o de ser productos de mala calidad. También eso ha pesado sobre la generación del 60; Juan Gelman, Juana Bignozzi, Luis Luchi. La crítica literaria siempre acusó y redujo a la generación del 60 de que hacía poesía política o conversacional; siempre para bajarle el precio. Siempre fue una lucha reivindicar a esos poetas de la década del 60 como Luis Luchi, Julio Huasi, Roberto Santoro, yo escribí muchos artículos sobre ellos. Pero siempre que se toca lo popular se tilda de poesía menor y yo, a eso, lo detesto. Yo combato esa concepción y esa mirada de que haya una poesía mayor o menor. Hay en todo caso poetas buenos y malos, pero eso pasa en todo el arte. Siempre cuando trabajas con la materia popular sos tildado de facilista, de groncho o de grasa. Son prejuicios que aun subsisten.
APU: ¿Y hoy de quién podemos hablar como escritor o poeta peronista?
R.E.: Yo tengo un gran amigo y compañero que es Juan Diego Incardona ,que es el gran heredero de la estética de Leopoldo Marechal. Es un gran escritor y recoge esa tradición peronista. También lo veo en Leonardo Oyola, Sebastián Pandolfelli, gente que está trabajando el tema del peronismo en su escritura. Es una tradición que, por suerte, se continúa. No es mayoritaria pero se continúa. La literatura argentina tiene esa cosa borgeana de la forma, esa cosa libresca, erudita. La batalla cultural entre Boedo y Florida la gano Florida, claramente. Los poetas de Boedo fueron metidos en un saco de poesía fácil o no muy trabajada. Álvaro Yunque, Gustavo Rissio, que son poetas extraordinarios, pero que siempre se los puso frente a Florida que tenía a Messi, a Maradona, Borges, Girondo y del otro lado estaban los equipos que la luchan, los equipos del ascenso, del pueblo. Lamentablemente, esos prejuicios están en el campo cultural.
APU: Hablando de prejuicios y peronismo, hay dos nombres que siempre en el peronismo nos hacen ruido, que son Borges y Cortázar, que nos encantan pero que eran antiperonistas ¿Qué nos podes contar sobre esa mirada?
R.E.: Tomo algunos conceptos sobre un libro de Martín Kohan que habla sobre Borges y Bioy Casares y está lleno de chimentos. Martín Kohan dice que Borges tenía un antiperonismo vitalicio porque decía esta frase: “los peronistas son como los gatos que vomitan y se comen su propio vómito”. Esas frases estaban muy presentes en las cenas que tenía con su amigo Bioy, que es un poco la matriz del antiperonismo literario y tienen un relato destituyente, es La fiesta del monstruo donde se cuenta cómo fue esa fiesta de ese monstruo que era Perón, donde hacen saqueos y desmanes hasta que en Plaza de Mayo, donde estaban, pasa un muchacho judío, pero no se animan a encarar porque era grandote, encima eran cobardes. Y después pasa otro muchacho también judío, pero más flaquito y con gafas y lo atacan y lo matan a pedradas, le roban todo lo que tenía. Esa es la idea que tenían Borges y Bioy del peronismo.
En cambio Cortázar, que también escribió cuentos terribles contra el peronismo como “Las puertas del cielo”, “La banda”, habla de esos negros con olor a talco, pero después en la década del 70 tuvo una mea culpa cuando pasó por Ezeiza para ir a la asunción de Salvador Allende y lo entrevista Paco Urondo y ahí reconoce que esos cuentos que escribió en la década del 50 y un poco hace un mea culpa, ya era otro Cortázar, más politizado y que adhería a la Revolución Cubana, ya tenía otra cabeza. Tenía una visión terrible en sus primeros cuentos contra las clases populares, en el cuento “La banda” que habla de un intelectual que va a ver una película de un cineasta extranjero y en el intervalo aparece una banda de chicas con alpargatas y hacen una mímica muy carnavalesca y entonces este hombre decide irse del país, decide exiliarse y es Cortázar que hizo eso en su propia vida. Decía que se iba porque no se bancaba los bombos peronistas.
APU: Se parece a lo que pasaba en Recoleta con los militantes que fueron a apoyar a Cristina Kirchner a su casa…
R.E.: Exacto, despreciar siempre todo aquello que sean manifestaciones populares. Hay muchos autores que expresan esa actitud.
“A los peronistas culturales nos cuesta más difundir lo nuestro por el gorilismo, porque decir escritor peronista es un oxímoron, un peronista que piensa es un oxímoron”.
APU: Ahora nos vamos a La Boca con el libro Los poetas de Quinquela, cómo fue esa búsqueda y cómo arranca esa investigación.
R.E.: El año pasado salió un libro maravilloso que se llama Archivos Quinquelianos, los poetas de Quinquela. Esto nació de una idea de Marta Sacco que trabajaba ahí, y de Lito Fernández, su director, que me dieron a mí los archivos. Quinquela tenía unos archivos muy prolijos, iba copiando todo el material que le llegaba porque lo iban a visitar muchos escritores o dramaturgos como Julia Prilutzky Farny o Vacarezza y entonces le iban dejando textos y poemas. También gente del barrio o de otros que le dejaban textos. Todos están digitalizados y me los confiaron a mí y trabajé largos meses porque había como mil textos, fue un laburo muy meticuloso y fui rescatando cosas alucinantes, no sólo de los poetas conocidos sino también de la gente del barrio. Con todo eso armé el libro donde hay muchas sorpresas, hay poemas que son crónicas del barrio como el incendio de un buque, un día que se cayó la cúpula de la Iglesia San Juan Evangelista; te vas enterando de cosas históricas que pasaron en el barrio como incendios, inundaciones, toda la pintura de Quinquela pero hecha palabra de la mano de estos poetas. Salió un libro maravilloso. Hablando de poetas peronistas, no mencioné a nuestro gran cantor épico de la gestas peronistas que es Alfredo Carlino. En el último libro mío hablo bastante de él, que se nos fue hace cuatro años, un compañero y amigo que leímos un montón de veces juntos. Una vez hizo una gira por España y no sé si estaba en Madrid y había un concurso de baile suelto y Carlino se anota porque le gustaba mucho bailar y salió campeón, él me contó la historia, alucinante. Él contaba historias como la película El gran pez, era un padre que te contaba historias, aventuras y te decía “querido, yo soy el campeón del baile suelto”, por eso al libro le puse ese nombre: El cantor del baile suelto. Carlino y su fantasma está presente en muchos poemas.
APU: Tenes mucho de música en los poemas también…
R.E.: Me gusta mucho la música. Yo doy una materia en la Universidad de Hurlingham que se llama “Historia del Rock Nacional”, con muchos alumnos. Es un placer contar la historia de nuestro rock nacional, por eso la música está siempre presente en mis poemas.
APU: Esta vez hablamos de poesía y de literatura peronista y en la próxima vamos a hablar de música.
R.E.: Por supuesto, hace poco se hizo el Acusticazo y abrí el show con un poema mío. Tocaron Roque Narvaja, Ricardo Soulé, Raúl Porchetto y un montón de músicos más, yo tuve la responsabilidad de abrir el show con un poema mío. Ese recital llamado Acusticazo se hizo en el año 1972 y este año se cumplieron 50, entonces se hizo un homenaje hace unos pocos días.