Refugiados en Alemania: la xenofobia de los países ricos
Por Nicolás Adet Larcher
El 31 de diciembre, en la ciudad de Köln, un grupo de hombres pertenecientes a distintos países, desataron una ola de ataques sexuales contra mujeres que transitaban cerca de la estación de tren. Según lo difundido por la prensa alemana, de los 31 detenidos por la policía, 18 eran solicitantes de asilo en el país. Inmediatamente, la mira fue colocada sobre el gobierno de Ángela Merkel y sobre las fuerzas de seguridad que afirmaron que los 200 agentes presentes en el lugar no habían podido detener la ola de crímenes y violaciones que habian tenido lugar esa noche.
Estos hechos fueron similares a los que ocurrieron en otras ciudades como Berlín, Hamburgo o Frankfurt aunque en menor magnitud. Curiosamente, el ataque más violento tuvo lugar en Köln, donde Henriette Reker es la alcaldesa. En 2015, Reker había sido atacada por un activista xenófobo quién le clavó un cuchillo en el cuello por llevar adelante políticas de simpatía con los refugiados. Para la policía, el hecho es totalmente nuevo y fue calificado como una nueva forma de delincuencia por las autoridades.
Para la comunidad en general, la prensa y el gobierno alemán, la responsabilidad directa recae en los refugiados sirios que llegaron al país. Las cenas en familia, las charlas de café y los comentarios de calle hacen alusión al “peligro” que representan los refugiados en el país y a la “invasión” de los mismos en Alemania, pese a que no se percibe ninguna crisis en el plano de la realidad si uno recorre algunas ciudades.
Entre los detenidos figuran argelinos, iraníes, marroquíes, alemanes, apenas cuatro sirios, un serbio y un ciudadano norteamericano. Ninguno fue detenido por delitos sexuales, pero sí por robos y agresión. Para el diario El País los ataques crearon una “crisis política al gobierno de Angela Merkel” lo que derivó a la vez en protestas xenófobas en la puerta de la estación de Köln y otros puntos de Alemania.
El 11 de enero, manifestantes se concentraron bajo la lluvia para reclamar a favor de la expulsión de los refugiados sirios del país a la vez que se colocaron pancartas, velas y flores en los escalones que conducían hacia la catedral emblemática de Köln frente a la estación de tren. El 16 de enero, refugiados sirios se hicieron presentes para distribuir flores por toda la ciudad alemana para mostrar su rechazo hacia las agresiones que tuvieron lugar el 31 de diciembre. De esta forma, se dejó en claro que los hechos solo habían sido ejecutados por grupos aislados.
En declaraciones a la prensa, la canciller alemana expresó que lo sucedido “son actos criminales repugnantes que Alemania no piensa aceptar” y anunció nuevas medidas contra los refugiados que “no estén listos para tolerar nuestro sistema legal”. Merkel necesita dar un mensaje directo contra los refugiados para calmar a la población y lograr remontar su imagen negativa que creció notablemente luego de los incidentes. El rechazo a los inmigrantes, en gran medida, es alimentado por la prensa que tergiversa números y montos de dinero que cada familia debe colocar para que los refugiados puedan establecerse en el país como fue revelado por Le Monde Diplomatique hace algunas semanas repudiando el accionar de los medios europeos.
Hasta el momento, si bien se tiene a sospechosos detenidos y se recopilaron testimonios, la policía no tiene en claro quienes fueron los agresores. Esto, no impidió que los hechos xenófobos continuen en aumento. Días atrás, dispararon contra un refugio que contenía a ciudadanos que habían solicitado asilo dejando un herido. Este hecho, se suma a las más de 1.600 agresiones que vienen teniendo lugar en Alemania desde 2015 y que parecen no dar lugar a una convivencia pacífica entre alemanes y refugiados.