Elogio del deseo
Por Agustín Romero
Quisiera escribir un gran relato sobre lo que me pasó al ver Todo Piola, pero la verdad que no encuentro muchas palabras, y por un lado eso me impide persuadir a todos para que vayan a verla, pero por otro, esa imposibilidad de nombrar le otorga un carácter mágico a esta experiencia, porque hay algo que uno nunca va a poder nombrar del todo, que siempre se escapa, y es ahí, entonces, cuando nace la poesía como una forma de rodear aún más de cerca esa incógnita alrededor de la cual se construye la experiencia, la existencia, en fin, la vida.
Hacía mucho que no tenía un encuentro tan profundo con una obra de teatro, y eso me pasó, creo, por varias razones. Primero, porque los textos de Mariano Blatt son hermosos y captan “el corazón del instante”, saben extraer el núcleo donde se condensa la poesía de un hecho cotidiano. Segundo, porque los textos multiplican su valor al tomar cuerpo en los actores de la obra, que son extraordinarios, con una entrega tan admirable, una franqueza y una humildad que muchas veces no se ve en los buenos actores. Eddy García es un gran actor, todo el monólogo que tiene lo lleva a cabo con una gran potencia y mucha tranquilidad. Lo mismo que la bailarina y actriz Carla Di Grazia, y la cantante Guadalupe Otheguy.
En relación a la obra, que está a cargo de la dirección de Gustavo Tarrío, hay situaciones de mucho riesgo, tanto como el amor y el deseo, que es, entre otras cosas, de lo que habla la obra, porque el amor es un riesgo, para poder amar uno tiene que poder soportar la muerte, de otra forma no se puede. Por eso, la decisión de combinar lo teatral con la danza es muy acertada, de otro modo sería imposible narrar el deseo, la palabra no alcanzaría.
Hay, en la obra, una búsqueda de mucha autonomía, la necesidad, y el logro, de fundar un nuevo lenguaje en oposición a otros lenguajes que en algún momento surgieron como una alternativa política, ideológica y estética a una concepción dominante del teatro pero que ahora están cristalizados y terminan ocupando el mismo lugar, lo cual es lógico porque no se puede estar sosteniendo el acontecimiento todo el tiempo.
Después me preguntaba si no hubiera sido mejor que el vínculo lo constituyan dos hombres, ya que el texto principal plantea eso, y no un hombre y una mujer, pero la verdad que como decisión política es mejor que sea así, porque la sexualidad y el deseo aparecen liberados de categorías moralistas, empobrecedoras. La feminidad y la masculinidad pasan por otros lados, lejos de determinaciones biológicas. Aparece todo un abanico de posibilidades de desear y de posicionarse en la sexualidad, y por eso la obra también se vuelve un hecho político.
Por último, es importante destacar la aparición del libro. La obra, como diría Ricardo Piglia, “narra la experiencia de una lectura”. Pero no solo la lectura, sino también la escritura como refugio frente a la muerte. La escritura para poder elaborar la ausencia, aquello que muere.
Ficha técnica
Elenco: Carla Di Grazia, Eddy García, Guadalupe Otheguy
Cantantes: Guadalupe Otheguy
Músicos: Felipe Barrozo, Cecilia Bienati
Vestuario: Cristian Bonaudi, Ana Press
Diseño de objetos: Agnese Lozupone, Eleonora Pascual
Diseño de luces: Agnese Lozupone
Fotografía: Agnese Lozupone, Eleonora Pascual
Arte: Agnese Lozupone
Diseño gráfico: Maxi Sosa
Asistencia de dirección: Virginia Leanza
Producción ejecutiva: Eleonora Pascual
Diseño de movimientos: Virginia Leanza
Dramaturgia: Mariano Blatt, Eddy García, Gustavo Tarrío
Dirección: Gustavo Tarrío
Todo piola se presenta todos los viernes, a las 23.30 hs. en el Teatro del Abasto (Humahuaca 3549, CABA). Reservas: reservas@teatrodelabasto.com