Brasil: Dilma fue suspendida y asumió el vicepresidente
Por Santiago Gómez
Desde Florianópolis
Cincuenta y cinco senadores brasileros consideraron que había elementos para iniciar el juicio político a la presidenta Dilma Rousseff, frente a los veintidós que se opusieron. De esta manera se suspende el ejercicio de su mandato por el plazo máximo de 180 días, plazo durante el cual el vicepresidente Michel Temer asume el poder ejecutivo. Dilma Rousseff se dirigió esta mañana a la población desde el palacio de Plan Alto, para señalar que no es un juicio político sino un golpe de Estado, porque no hay prueba ninguna contra ella. En un discurso en el que recordó haber luchado contra la dictadura y torturada, le pidió a quienes están contra el golpe que se mantengan movilizados, unidos y en paz. Alertó sobre posibles represiones.
La mandataria brasilera en su discurso recordó a los 54 millones de brasileros que la votaron y como representante electa se dirigió a Brasil. “No está en juego mi mandato sino el respeto a las urnas, la voluntad soberana y al constitución. Están en juego las conquistas de los últimos años, las conquistas de los pobres, la clase media, la actualización del salario mínimo, la atención médica”, señaló al inicio de su alocución. Advirtió que lo que también está en juego es el petróleo del país, su futuro, la esperanza de avanzar más.
“Ante lo hecho por el Senado quiero una vez más aclarar los hechos y advertir de los riesgos. Esto es un verdadero golpe”, dijo la Presidenta, para luego recordar que la oposición primero pidió contar los votos, anular las elecciones, para terminar en el impeachment, mientras atacaban la economía. “Mi gobierno fue blanco de intenso e incesante sabotaje. Es la mayor de las brutalidades que puede ser cometida contra cualquier ser humano, castigarlo por un delito que no cometió. No existe mayor injusticia que condenar a un inocente. Injusticia cometida es mal irreparable”, señaló la mandataria.
Dilma recordó que sus actos no fueron ilegales, que actuó dentro de lo que la ley le permitía y lo que llaman “bicicleta fiscal” no se trata más de lo que hicieron también los presidentes que la precedieron “y como antes no fue delito, ahora tampoco”, remarcó.
Hacia el final de su discurso la mandataria se ocupó de resaltar que su gobierno no reprimió ninguna manifestación política y advertía del riesgo de que en el futuro las represiones volvieran, de la mano de un gobierno que no tiene legitimidad popular, que no fue elegido democráticamente. “Un gobierno que no fue electo, que no tendrá legitimidad para proponer soluciones para el futuro de Brasil, que puede ser tentado a reprimir a quienes protestan contra él”, dijo Dilma.
Para finalizar dijo “A los que se oponen les hago un llamado, manténganse movilizados, unidos y en paz. La lucha por la democracia no tiene fecha para terminar, es lucha permanente que exige de nosotros lucha constante, la lucha contra el golpe es larga, que puede ser vencida y que vamos a vencer. Esta victoria depende de todos nosotros, vamos a mostrarle al mundo que hay millones de defensores de la democracia en nuestro país. Jamás voy a desistir de luchar”.
Terminado la lectura de su discurso la mandataria salió del Planalto para dirigirse a unos tres mil manifestantes del PT que se acercaron a expresar su apoyo. No se recuerda otro gobernante separado y derrubado del cargo que se vaya con apoyo popular, manifestaron los relatores de la transmisión. Dilma se acercó hasta las vallas para saludarlos. Luego sorprendió hablando de un escenario montado frente a la casa de gobierno. A diferencia de la mayoría de sus discursos Dilma habló sin leer. Sacó el micrófono de la base, salió de atrás del atril y le habló a los presentes con soltura, lo que no la caracteriza. Detrás un inquieto Lula miraba hacia el piso mientras se peinaba los bigotes. Dilma repitió básicamente el discurso preparado para ser leído ante la prensa y que después difundió en un video.