Gilda: antiprincesa cumbiera y santita popular
Por Analía Ávila
La Colección Antiprincesas nació a principios de 2015 de la mano de la escritora y periodista Nadia Fink, del ilustrador Emiliano “Pitu” Saá y del diseñador Martín Azcurra. La idea fue contar historias de mujeres reales y cuestionar así el modelo de las princesas de los cuentos clásicos. La industria de Disney muestra a mujeres muy estereotipadas, con cuerpos esbeltos, instaladas en una situación de espera y con la necesidad de ser rescatadas; si bien este modelo se fue modernizando, el ideal de belleza física sigue vigente. La colección de la editorial autogestiva Chirimbote propone debatir, sumar otras voces y otras formas de ser mujer; las antiprincesas son bellas porque trascendieron su tiempo y el rol asignado por la sociedad, tienen un horizonte de transformación y además una idea de construcción colectiva. Por otra parte, los cuentos tradicionales transcurren por lo general en Europa, con escenarios que son ajenos; en cambio, la identidad de estas biografías es latinoamericana, están inmersas en nuestros paisajes, culturas y colores.
El dibujante “Pitu” Saá logró una imagen estética que identifica a toda la colección; los textos y las ilustraciones tienen casi la misma importancia. La repercusión de los libros fue sorprendente; si bien se pensaron para la franja de chicos de 6 a 12 años, fueron adoptados luego en jardines de infantes y por los adolescentes. También se leen en otros países como Chile, México y Brasil. En febrero de este año se sumó la Colección Antihéroes, con las biografías de Julio Cortázar y Eduardo Galeano. “Decidimos que vinieran después que las mujeres, como si ellas le hubieran abierto la puerta, al revés de lo que suele pasar tradicionalmente”, señala Nadia Fink. El lanzamiento de Gilda para chicas y chicos se hizo el 31 de julio pasado junto al diario Tiempo Argentino, con un precio promocional; la autora cuenta que la idea fue potenciar ambos proyectos para pensar cómo construir una contracultura desde estos lugares autogestivos y cooperativos.
Con respecto al por qué de la elección de Gilda como la primera antiprincesa argentina, Fink explica: “Ella corrió los límites de la colección, nos parecía que había que trascender los lugares políticamente correctos u obvios; la decisión fue un poco cuestionada, incluso dentro mismo de Chirimbote. Tal vez lo correcto hubiera sido una folclorista o una científica. Gilda genera preguntas nuevas: cómo una cumbiera puede llegar tanto al pueblo o qué son los santos populares, temas que en la infancia no se trabajan mucho y además son bien latinoamericanos. La cumbia es una música muy popular pero a la vez bastante denostada.” Además agrega: “Era una intérprete sublime, porque tenía raíces en el bolero y una manera muy histriónica de cantar. En un ambiente donde las mujeres eran voluptuosas, mostraban mucho su cuerpo y hablaban en doble sentido, ella tenía otra actitud, no de vidriera sino de compartir con el público. Esto se notó mucho cuando cantó en la cárcel, la relación con los presos era sincera y cercana. Y en las entrevistas decía cosas muy avanzadas para su tiempo.”
Para delinear el personaje de Gilda la autora se basó en su voz, porque le pareció mucho más potente, y porque a 20 años de su muerte sigue siendo un personaje actual: “Nos parecía que la mirada de otros podía interferir en cómo queríamos mostrar al personaje. Tomamos entonces una entrevista larga que está filmada, también otras de radio y de gráfica, sus shows y las letras de sus canciones”. En el libro está muy bien planteado el tema de los santos populares, tema tabú en la literatura infantil; la escritora explica: “La religión está abordada solamente desde lo que la Iglesia plantea como objetos de veneración. En cambio los santos populares nacen del mismo pueblo, en general murieron jóvenes, trágicamente y en vida tuvieron algunos signos; en el caso de Gilda le decían que su música curaba. Después esto se resignifica a partir de cumplir favores - no milagros-, que es algo mucho más cercano.”
Fink concluye: “El tema de los santos es algo que sigo desde hace muchos años, escribí notas y además soy devota del Gauchito Gil. Hay muchos santos populares en nuestro país y en Latinoamérica, pero siempre son abordados desde lugares académicos o antropológicos y no desde la relación cercana que se tiene con ellos, y mucho menos en la infancia. Nuestro planteo es revisar, repensar qué es la fe, qué es la creencia para cada uno, cómo podemos hacer para que cada chico en su espacio pueda hablar de lo que cree y de lo que no cree; esto es un disparador importante para que se puedan charlar otros temas también.”