Paro Nacional de Mujeres: nuevas formas de lucha
El miércoles 19 de octubre las mujeres paramos una hora en nuestros lugares de trabajo para decir #NiUnaMenos. Y eso, es realmente una novedad. No me sorprendería que la lectora -aclaro que cuando uso la A, incluyo la O- asimile las tres palabras compactas en el numeral, con naturalidad. Me gustaría, por el contrario, que nos detengamos a pensar el sentido de la medida.
No existe registro en el mundo, de un Paro Nacional de Mujeres por cuestiones de violencia de género. Resulta que ya no alcanza con salir a cantar, a escribir y gritar. Ahora tenemos que parar para decir -¡basta de violencia machista!-.
El paro es una práctica social, que implica el cese de un movimiento o actividad de las trabajadoras, frente a circunstancias laborales negativas. Además, como bien dijo una compañera pacourondera, "en teoría, no puede plantearse, cuando no hay un organismo sindical", a lo que otra agregó, "Que interesante sería que los compañeros y compañeras que, sí están organizados sindicalmente, adhieran, para que no sea sólo una medida de mujeres".
"Bajarlo como una medida netamente sindical", opinó una tercera, sería glorioso. Pero bien sabemos nosotras, que ese, el sindicato, es un mundo donde, a pesar de las inmensas conquistas, las compañeras tienen todavía, unas cuantas batallas que dar.
De todas maneras, ese no es el punto de la nota. Lo que intento destacar, ahora si, es el recurso. La retórica del paro, aparece buscando impacto. El impacto de un actor social con muchos rostros, y una vieja historia de luchas, tropiezos y victorias. ¿Alguna se imaginó que las argentinas íbamos a tener convocatoria como para congelar una hora de nuestra jornada laboral? Mucho menos imaginamos el motivo que nos impulsa a hacerlo, claro.
Así como poner el femicidio dentro del código penal, fue empezar a hablar masivamente de lo que no se hablaba. Parar y cesar la actividad, es nuestra propia forma, alejada del discurso teatralizado de la pantalla, para reflexionar, sensibilizar y visibilizar la violencia.
Podríamos argumentar, por qué se nos ocurre parar y después marchar. Pero ante las limitaciones de una sociedad que últimamente, parece preferir los sacudones, nos proponemos incomodar.
Tenemos el estómago revuelto y desnaturalizar las prácticas patriarcales, lleva mucho tiempo. La medida está tomada. Vamos a la calle para construir un feminismo amplio e inclusivo, que nos libere.