La oposición venezolana se apura por destituir a Maduro lo antes posible
Por Sergio Lanzafame
Las calles de Caracas, y de las principales ciudades del país, fueron escenario nuevamente de la disputa política de fondo que hoy reina en Venezuela. Hubo manifestaciones masivas tanto de chavistas como de opositores. La Mesa de Unidad Democrática (MUD) que aglutina a todos los partidos contrarios al gobierno fue quien convocó a la marcha denominada, de forma grandilocuente, “toma de Venezuela”. El motivo principal fue el rechazo a la decisión de la justicia venezolana de no permitir que se lleve adelante el referéndum revocatorio que contra el presidente por encontrar irregularidades en la junta de firmas obligatoria.
Por su parte, el oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), tal como hace siempre, convocó a una contramarcha con la clara intención de frenar el intento destituyente. Y, como siempre, también logró una amplia convocatoria popular, aunque no lo reflejen los grandes medios de comunicación que prefieren concentrarse en lo populoso de las marchas opositoras.
La crisis política, sin embargo y a contrapelo de lo que muchos mencionan, no llegó a un punto de quiebre aún. Aunque los sucesos de los últimos días hayan aumentado la tensión.
Un juicio político que no existe
A pesar de que en la prensa mundial circuló la noticia de que la Asamblea Nacional, dominada por la coalición opositora por una mayoría amplia, aprobó el inicio del “juicio político” a Nicolás Maduro, se omitió mencionar que en Venezuela esta figura legal no existe. Lo que se aprobó, en realidad, es una declaración de intención para “comenzar a analizar” la responsabilidad del presidente en la crisis del país por lo que lo llamaron a “interpelación”. La acusación, demasiado floja de papapeles, es que Maduro violó la Constitución porque se “ausentó del país sin permiso” o porque “no cumplió con sus funciones porque no logra superar la crisis”.
Lo que si está claro, en cambio, es que para que estas maniobras tengan éxito necesitan que la correlación de fuerzas se vuelquen claramente hacia la oposición.
Para el polítólogo, Luis Salamanca, la fuerza opositora hoy reside en los votos. Tras años de crisis económica y desabastecimiento está claro que son muchos los venezolanos que ven con buenos ojos un cambio y eso se reflejó en las elecciones legislativas de diciembre de 2015, cuando la oposición venció ampliamente.
Pero aquí también cuentan otros factores de poder. Alfredo Serrano Mansilla, doctor en Economía y director CELAG, dijo en un reportaje radial por radio Del Plata que aunque Venezuela “está en un momento de máximo voltaje” y que “la oposición quiere llevar al extremo la confrontación”, el país no está en la misma situación de Brasil o Paraguay.
Hay que recordar que Chávez reformó la Constitución, que modificó en forma profunda la estructura de las fuerzas armadas y de la Justicia y que el chavismo está movilizado.
Carrera contrareloj
Para Serrano Mansilla el apuro opositor, entonces, se explica porque hasta hace poco “pensaban que la economía venezolana ya no tenía solución”, pero hoy “se atisba una recuperación”, que aunque suave hace que muchos sectores teman perder la oportunidad.
Según el periodista y analista, Modesto Emilio Guerrero, el gobierno comenzó a tener éxito en su estrategia de abastecimiento de los productos en el territorio e hizo que comenzara “a romperse el colapso distributivo” y en paralelo, el petróleo mejora el precio luego del el acuerdo de Dubai, lo que claramente “mejora la perspectiva”. Esto “puede ayudar a Venezuela a esperar seis meses para luego ganar el referéndum. Si se hiciera ahora lo pierde ocho a dos, pero dentro de seis meses puede ganarlo”, aseguró.
Por esto es que hoy los defensores del dialogo estén en el bando oficialista y los opositores a juntarse a conversar militen en los espacios opositores.
La mediación papal, y los esfuerzos de la “comunidad internacional” para que haya consensos, en realidad, tienen pocas chances de éxito. Poco quieren negociar quienes tienen posiciones tan encontradas. El chavismo necesita tiempo. Los opositores, y sus aliados internacionales, anhelan sacarse de encima cuanto antes al mal alumno de América del Sur.
Por ello, agrega Guerrero, “la oposición necesita jugar todas sus cartas ahora”. Aunque advirtió que “si el año que viene no mejora la distribución de alimentos, podemos dar por terminada la historia del gobierno chavista. Van a echar a Maduro y van a llamar a elecciones. Entonces el chavismo va a perder”.
Aunque la crisis institucional en la que está sumida Venezuela tiene poco espacio para mejorar, es de esperar que la sangre aún no llegue al río.
Ahora todo depende de la unidad de los espacios chavistas frente a los intentos opositores y de la pericia del gobierno de Maduro para mejorar la situación económica y ponerle coto al malestar social.