Independiente: ¿Qué se puede hacer salvo creer en Holan?
Por Jorge Giordano
Este campeonato, con suerte, puede proseguir de la misma manera que durante los últimos tres años. Un inicio prometedor del nuevo director técnico, un equipo que va para adelante, una camada de jugadores que ahora sí "entienden lo que es ponerse la camiseta de Independiente", la aparición de algún jugador que marca una diferencia y hace ilusionar. El equipo no es horrible y se mantiene lejos de los últimos puestos de la tabla. Juega la Sudamericana. Consigue algún rendimiento esperanzador y, cuando llega el partido para confirmarlo, decepciona.
Otra de esas escenas sucede de local, donde la gran mayoría de los rivales apuesta a meterse atrás y hacer tiempo. Independiente, con la posesión de la pelota, lateraliza constantemente sin generar peligro. En otros partidos, cuando genera peligro, no logra convertir. Lo que era ilusión ahora parece ser el Día de la Marmota. Los hinchas de Independiente ven el mismo partido una y otra vez.
Si repasamos el proceso actual, no hay muchos elementos para imaginar otro destino que el anterior. La dirigencia eligió a Ariel Holan sin mucho convencimiento, poniéndose en contra al flamante y brevísimo coordinador de Inferiores, Claudio Vivas, quien fue reemplazado por Fernando Berón.
Holan llegó al club en medio de (¿o gracias a?) la difusión de un audio de Whatsapp en donde explicaba qué tenía para brindarle al club: "Un modelo futbolístico que sea un mix entre esa historia aguerrida de los años 60 y mucha dinámica e intensidad, para suplir la falta de talento por la ausencia de un Bochini o un Burruchaga que hoy no lo tenés ni lo vamos a tener (...) No se puede querer jugar como el Barcelona porque no tenés los jugadores, pero tampoco al pelotazo y a la segunda jugada porque no es la esencia del club".
Un técnico sin espalda se puso al mando de un plantel que no pudo cumplir los objetivos planteados. Holan hizo lo que Milito no quiso o no pudo hacer: limpiar a todos los referentes. A todos. En el lapso de un mes, y por distintas razones, quedaron fuera del club el "Cebolla" Rodríguez, Ortiz, Cuesta, Denis, Vera y Pellerano.
Una movida fuera de lo común, teniendo en cuenta que en el verano existen límites para incorporar jugadores. Un análisis de la nueva conformación del plantel deja en claro qué podemos esperar, al menos hasta junio.
La renovación: promedio de 24 años
Empecemos con los refuerzos. Emanuel Gigliotti es, en los papeles, un acierto de la dirigencia y el cuerpo técnico. A pesar del penal errado contra Alianza Lima, es un delantero que hizo goles en todos los equipos y que ya conoce las presiones de jugar en un grande. Nery Domínguez se destacó en el Central de Coudet, y a pesar de venir a préstamo, es joven y por su técnica puede ser del gusto del hincha.
El refuerzo clave, sin duda, es Walter Erviti. Él mismo lo dijo: "es evidente que no me contrataron sólo para jugar al fútbol". El vestuario quedó descabezado y lleno de pibes, con un promedio de 24 años incluyéndolo a él. Erviti es un jugador fuera de lo común. Peronista declarado, lector de Lula y Mandela y extremadamente crítico del ambiente del fútbol, a sus 36 años se encuentra en buena forma física y posee cualidades que escasean en el fútbol argentino: panorama, buen pie e incluso recuperación de pelota, raro en un habilidoso.
Más allá de estas características, Erviti no es cualquier refuerzo. El veterano jugador reconoce como único amigo en el ambiente del fútbol a Alejandro Kohan, el preparador físico de Holan. Esa cercanía le permite al entrenador implantar a un nuevo referente: Erviti llega para ser un técnico dentro del campo de juego.
Nicolás Tagliafico, el mejor lateral izquierdo que tuvo Independiente en mucho tiempo, es el capitán de Holan. Además de su gran nivel futbolístico, los compañeros de equipo remarcan su disciplina y compromiso. Luego, salvo excepciones como el indiscutible Martín Campaña o el también joven Emiliano Rigoni, aparecen los pibes.
Una nueva camada de juveniles que tiene, en casi todos los casos, menos de diez partidos en Primera. Fabricio Bustos en el lateral derecho, Alan Franco como central, Domingo Blanco en el medio, Gastón Togni en la delantera. Y el que hoy en día ilusiona al hincha: Ezequiel Barco, a quien Holan parece haberle encontrado el puesto sobre el wing izquierdo, a contrapierna. El talento de Barco es indisimulable, y es tarea del club no desperdiciar una aparición como esta. Recordemos que en 2005-2006 Independiente fue Agüero-dependiente. Un equipo armado a su alrededor debería haber traído algún título.
En junio se abre la posibilidad de incorporar refuerzos, en un mercado de pases clave tanto para Holan como para el club, que tiene elecciones en diciembre. La dirigencia se manifestó nuevamente en contra de la designación de un manager. El acercamiento de Enzo Trossero, como una suerte de vínculo entre el plantel y la dirigencia, por ahora sigue sin ser realidad. Las inferiores de Griffa, quien trajo a Barco y Togni (ambos citados al Sub20), fueron luego fugazmente de Vivas, y ahora de Berón. "No se pueden esperar resultados a corto plazo", afirmaron los tres al asumir.
Hay un equipo renovado casi por completo, que tiene el objetivo explícito de terminar entre los cinco primeros para ingresar a la Copa Libertadores. No es nada fácil. El plantel debe conocerse (una vez más), encontrar el funcionamiento y empezar a ganar. Hasta ahora, el equipo presionó e intentó jugar, lejos de la displicencia que existió en el ocaso de otros ciclos.
El mandato de Hugo Moyano deja el estadio completo, el gimnasio y las sedes a nuevo, predios excelentes. A pesar de las mejoras notables en otros sectores del club, la planificación futbolística escasea en Independiente. En caso de conseguir el objetivo, el técnico recibirá un espaldarazo y podrá trabajar más tranquilo. Si no sucede, no existe plan B. Holan era el plan B.