La Mishiadura del once: "Acá la miseria es solo bailable"
Por Ailén Montañez.
Foto: Lucía Rivera López
No es casual que el recorrido de la obra sea un cumbión, alegría y síntesis de la clase baja. Mishiadura viene a contarnos la historia de “la belleza del once”. Pamela Pichón, hija del matrimonio del Sr. y la Sra. Pichón, que tiene sus buenos negocios en el Once y que se asume un escalón más alto de la clase social real a la que pertenecen. Ella, Pamela, es la prometida de “El Maquina”, jefe de una banda de delincuentes y señor de una fortuna pujante en el circuito ilegal.
Putas, los pibes del barrio que trabajan para el máquina, más putas. Cultura de género bien degenerada. Se muestra una realidad cruda, tanto que logran lo risible. Logran provocar la risa del público porque lo bizarro es también el condimento teatral. Y la mishiadura viene a hablarnos de todo eso, de lucha de clases, de valores, del sesgo cotidiano que muchos tienen seteado para no hacerse cargo de esta contracara existente. La vida del Máquina, de su fortuna clandestina, de Gómez (su amigo policía), de su habitué los jueves por la noche en el prostíbulo, es un grito de guerra, de mostrar el lado B de la vida cómoda y clasemediera.
“Estoy re puesto, estoy re duro, si te mato no me importa total ya estoy jugado./Soy el error de esta sociedad bajo las leyes del mercado/ Mi padre es chorro mi madre es puta. Soy parte de un negocio que nadie puso y todos usan" es el grito más claro, y el punto más dramático. Un canto de denuncia teatral: hay que hacerse cargo de todo lo que se produce dentro del capitalismo salvaje. Todo lo que ocurre en la obra es contingente a un sistema económico que no hace más que generar exclusión planificada, y donde el sujeto busca la vuelta para sobrevivir.
Pero aún así, ese grito también es de reivindicación de lo popular. La Mishiadura se baila, se ríe y cuestiona: la zona de confort, desde lo visual, con sus personajes de calle, de suciedad, con sus putas con cuerpos blandos y reales. Desde lo ideológico, agita “¿Qué es la muerte comparada con el trabajo de oficina?”. La fortuna y el éxito se hacen como gerente en una empresa, o como el máquina del Once. Son dos caras de una misma moneda. También hay un presentador a lo largo de toda la obra, como personaje activo, que acompaña cada escena, y va relatando -participando o no según amerite- lo que sucede. Es parte de la propuesta escénica que lo evidente sea aún más evidente a través de su presencia, es un condimento infaltable.
El desenlace final dice alegremente “Acá la miseria sólo es bailable” y deja un mensaje fuerte y claro: lo que muta, lo que se baila y hace reír, existe en realidad porque todo es más jodido, y de alguna forma hay que escapar. La salida que le dieron, digna de ser vista, fue teatral.
Ficha técnico artística
Actúan: Valentina Cottet, Sofia De Rosas, Eleonora de Souza, Sofía del Tuffo, Juan Ignacio Farías, Camila Grigera, Juan Luca Guardiani, Iván Hochman, Carolina Llargues, Danila Alexia Ludi, Huilen Medina Senn, Melina Paula Rosés, Mailén Salton, Iñaki Vergara, Nadia Zavleon
Escenografía: Juan Richards
Diseño de vestuario: Marcela Ditomaso
Asistencia técnica: Juan Richards
Asistencia de dirección: Jesi Wulf
Arreglos musicales: Nicolás Wío
Producción: Jesi Wulf
Dirección musical: Nicolás Wío
Director asistente: Pablo Urruty
Dirección: Manuel Longueira