Maldito B: una metáfora de la decadencia
Por Analía Ávila
Cuidado con los predicadores
cuidado con los que saben.
Cuidado con aquellos que están siempre
leyendo libros.
Cuidado con aquellos que detestan
la pobreza o están orgullosos de ella.
Cuidado con aquellos de alabanza rápida
pues necesitan que se les alabe a cambio.
Cuidado con aquellos que censuran con rapidez:
tienen miedo de lo que no conocen.
Cuidado con aquellos que buscan constantes
multitudes;
no son nada solos.
(Charles Bukowski)
Maldito B comienza entre el público que espera para entrar al teatro ubicado al fondo del bar Nün. Un personaje extraño recorre la fila, intimida y ordena a los gritos que apaguen los celulares. A partir de ese momento el espectador debe olvidar sus prejuicios, atravesar a oscuras un escenario ambientado como un basural y lograr sentarse a tientas en alguna butaca mientras se escuchan gritos y carcajadas sórdidas. La incomodidad y la sorpresa crean la atmósfera apropiada para introducirse en la obra.
En el basural viven un grupo de mujeres y hombres que fueron expulsados del sistema, lúmpenes, frágiles, carentes de amor y de trabajo. Algunos de ellos son una chica punk, un hombre todo tatuado, una madre y una hija con una intensa relación de amor-odio, una pareja desconectada, un hombre negro. Un joven poeta y músico que se hace llamar Bukowski se erige como dueño y Dios de ese universo subterráneo que funciona como metáfora de una sociedad en decadencia. En las escenas se alternan cuadros intimistas de diálogos entre pocos personajes, con perfomances de todo el grupo, también están presentes la música y la percusión.
Los protagonistas son los textos del escritor Charles Bukowski intercalados en la dramaturgia de Procopio y los cuerpos. Los actores disparan poemas y fragmentos de su prosa y le ponen el cuerpo a sus criaturas con una entrega total. Son cuerpos que se comunican a través de la violencia y de las peleas. Cuerpos que también se entrelazan y se rozan eróticamente, que se muestran desnudos, que tienen sexo violento, que se travisten. Cuerpos deteriorados como el de la anciana sabia, cuerpos tatuados, cuerpos maltratados. Cuerpos que visibilizan la violencia de género, la discriminación y que dan un potente mensaje sobre el peligro en el que viven los seres en situación de calle.
"La peor forma de extrañar a alguien es estar sentado a su lado y saber que nunca lo podrás tener" lanza la chica punk en una de las escenas más poéticas, sentada al lado de un Bukowski que la escucha en silencio y transcribe las palabras en su antigua máquina de escribir. "¿Qué les asusta? ¿Mi imagen, mi cuerpo tatuado, mis orejas perforadas? No soy una mierda, no huelo mal", se lamenta en el mismo cuadro el hombre de los tatuajes, que también es capaz de mostrar ternura. En un ring de boxeo luchan cuerpo a cuerpo una madre y su hija mientras suena de fondo una canción de cuna. “Cuidado con las mujeres envejecidas que nunca fueron sino jóvenes” repiten todos a coro señalando la escena.
El público se siente interpelado y se agita en su butaca cuando el poeta maldito profiere: “No hay ninguna razón para amar la vida para alguien que trabaja ocho horas al día”. Al finalizar la obra el espectador piensa: maldito domingo, maldito Bukowski, maldito sistema. Pero vienen a su mente otras palabras del poeta: "Si llorás la muerte te consume más rápido." Entonces se repone, sale y se prepara para enfrentar su maldita rutina.
Ficha técnica:
Actores: Víctor Hugo Araguás, Otto Aspid, María Fernanda Dávila, Rodrigo García Moro, Nadia Gimenez, Gabriela Luna, Alejandro Monforte, Max Morales, Gastón Olivera De La Serna (Capocha) , David Scansetti, Benoit Valincy (Pepe) Toussaint, Gastón Trezeguet, Mariela Eiriz Vigo. Participación especial: Cristina Tejedor
Asistencia de Dirección: Rodrigo García Moro
Escenografía: Marcelo Jaureguiberry
Vestuario: Rafael Fernando Ustia - Sofía Delger
Realización de Video: Damián Gastón Courteaux
Fotografía: Christian Beliera
Música: Otto Aspid
Asistente de Fotografía: Facundo Risso
Dramaturgia y Dirección: Pablo Procopio
Maldito B se presenta los domingos a las 21 horas en Nün Teatro Bar, Juan Ramírez de Velazco 419 (CABA) hasta el 27 de agosto. Las entradas se pueden reservar online por alternativateatral.com