Bullrich explícito: pasiones punitivas
Por Esteban Rodríguez Alzueta*
El candidato a Senador por Cambiemos en la Provincia de Buenos Aires, Esteban Bullrich, celebró el lunes pasado que haya otro pibe preso. La frase la dijo al pasar, cuando estaba repasando los logros de la gestión del macrismo en estos dos años. En rigor lo que dijo exactamente fue lo siguiente: “El camino que hemos emprendido todos los días tiene un metro más de asfalto, una sala más, un pibe más que está preso”. Lo dijo al lado de María Eugenia Vidal, que lo miró enseguida y sostenidamente aunque no con el rostro desfigurado -como señalaron algunos periodistas-, sino con delicadeza cristiana y la piedad que caracteriza a la gobernadora, para hacerle saber que estaba impugnando la verdad que acababa de pronunciar. Recordemos: en el macrismo la única verdad es la mentira y Bullrich, con esas declaraciones, estaba corriéndose de la postverdad, estaba llamando las cosas por su nombre, reconociendo lo que Vidal se niega a asumir públicamente: que el gobierno había decidido criminalizar a los jóvenes y adolescentes en situaciones de vulnerabilidad.
Tampoco fue un exabrupto y mucho menos un acto fallido. Bullrich sabía muy bien lo que estaba diciendo, por eso, para que no haya lugar a dudas agregó enseguida: “Ayer, en la provincia de Buenos Aires, la Policía Bonaerense, que antes era sospechosa, puso preso a otro, otro... otro delincuente que está acusado de ser parte de una red de corrupción.” No quería arreglar nada sino que insistió en la idea de rigor. Solo omitió la edad, pero la nueva frase reforzaba lo que había dicho anteriormente: estaba festejando el encarcelamiento preventivo de los jóvenes en la Provincia.
Lo peor de todo es que no podemos decir que Bullrich esté mal asesorado, porque lo que dijo está dirigido al corazón de los vecinos alertas, la fuerza de choque del macrismo, el mejor punto de apoyo para seguir reclutando adhesiones para sus proyectos. Cambiemos sabe que la vecinocracia asiente cuando sus candidatos prometen más policías, más penas y más cárceles. No son medidas proselitistas, sino actos de gobierno. Cambiemos sabe que los vecinos están dispuestos a renunciar a su libertad a cambio de seguridad, sabe que el precio de estas elecciones es la incorrección política. Por eso no nos asombran estas y otras declaraciones que se han vertido en esta campaña. Pero conviene no subestimarlas. Las declaraciones son un síntoma de la alianza profunda que están sellando con los vecinos. Cambiemos ha sabido tocar las fibras autoritarias que surcan el imaginario argentino, sabe interpelar sus prejuicios, sabe cómo activar las pasiones punitivas de la vecinocracia para legitimar el policiamiento de la vida cotidiana, la represión de la protesta y la judicialización de la pobreza.
*Docente e investigador de la UNQ, autor de Temor y control y La máquina de la inseguridad. Miembro del CIAJ.