Filos, poemas sobre las violencias contra las mujeres
Por Melany Grunewald
El filo que no se detiene en la significación de la navaja, el filo que nos pertenece. La obra de Flor Codagnone desborda no solo las sensaciones que se nos hacen carne ante cada mujer menos —el dolor, la impotencia, el desgarro— sino que logra tomar el rol de la voz que cada una de ellas nos ha legado.
El libro reúne 17 poemas basados en historias reales en donde la violencia de género se hace protagonista. Lógicamente, están dedicados a cada una de esas mujeres aunque sus nombres no sean explicitados, porque "cada vez que tocan a una, nos tocan a todas". "La necesidad de publicarlos llegó con los poemas, los escribía e inmediatamente los publicaba o los leía en público", expresó Codagnone en conversación con Agencia Paco Urondo. Es así como los reúne en el marco de una coyuntura donde una mujer es asesinada cada 18 horas en Argentina, los paros de mujeres se imprimen también en contextos internacionales (como el de Estados Unidos), la figura política de mujeres como Cristina y Dilma en un marco constante de odios e insultos, así como también la detención de Milagro Sala (a quien le dedica el último poema) y el repudio de Judith Butler en Brasil.
Uno de los epígrafes del libro es una frase que pertenece a June Jordan, autora que Flor Codagnone se dedicó a traducir al español: La poesía es un acto político porque implica decir la verdad. "Toda poesía es política", dice Codagnone, y agrega: "Escribimos con el cuerpo y el hecho de tener un cuerpo es, de por sí, un hecho político. Pero lo que también me parece interesante es ese término que usa June 'verdad'. La verdad no existe, existen, en cualquier caso, las interpretaciones". La poesía, entonces, en su carácter político toma las riendas de las problemáticas de género y las violencias que las envuelven, esas cuya politización es puesta en tela de juicio tantas veces.
Filos se encuentra en formato digital. Se trata de un poemario trabajado en escuelas con adolescentes que "a veces, me pedían que les dejara las hojas de los poemas para poder tenerlos, releerlos. Sentí que Filos tenía que salir por otro lado, que debía circular de otro modo, con otros apoyos. Marina Gersberg, la editora de Pánico el Pánico, había laburado con el libro en una residencia de artistas mujeres que se llamó 'Vivan las mujeres' y se hizo en el Centro Cultural Recoleta. Ella me propuso sacarlo en digital. Es impresionante lo que ocurre: lo han visto unas 600 personas en 4 días. Más del doble que una tirada en papel. En poquísimo tiempo. Siempre quise que la poesía de todos llegue a todas partes y ésta es una herramienta. También me estoy dando cuenta de algo: haber editado Filos en digital es un modo de agradecer".
Es que, efectivamente, la publicación digital de Filos es un regalo esperanzador: la sororidad hecha palabra, como si nos hablara la compañera que no está. Otro modo de apoyarnos, otra herramienta de lucha. Y de amor.