Cristina y Pablo, o sobre la reconstrucción del frente policlasista
Por José Cornejo*
Ven y comienza una conversación solo conmigo.
Y créeme, ahora te daré una oportunidad.
Toma mi mano, detente, pon a Van the Man en la jukebox.
Y luego comencemos a bailar.
Ed Sheeran, Shape of you.
El desencuentro se cristalizó en la asunción presidencial de 2011. Salvo grupos minúsculos, los sindicatos brillaron en ausencia. CFK no tendría un segundo mandato memorable. La economía se estancó, el ministro Axel Kicillof devaluó fuertemente el peso, y los devaneos con el entonces titular de la UIA, el “Vasquito” Ignacio De Mendiguren confundieron al campo popular.
Por su parte, Hugo Moyano empezó a despotricar y movilizarse por el impuesto a las ganancias. El 20 de noviembre de 2012, la CGT llamó a paro general contra el kirchnerismo, por primera vez en una década. Le seguirían cuatro paros generales más. Hugo terminó haciendo campaña electoral por el macrismo y desde entonces, se refugió en el Rojo avellanedense. Nunca conoces realmente a tu pareja hasta que te separas.
A la división del campo popular, entre su fracción política-electoral (o pequeñoburguesa) y la sindical (o clase trabajadora formal) le correspondió la unidad de la clase dominante. “Si entre ellos se pelean, los devoran los de afuera” cantaba el gaucho. Por lo que después de década y media, se recompuso la unidad de sojeros, industriales, financistas, medios oligopólicos, jueces de clase muy alta (el “club de la coima” al decir de Juan Grabois) y la embajada estadounidense.
Nada mejor que la derrota electoral y el retroceso del poder adquisitivo como baño de humildad. La pelea por el impuesto a las ganancias quedó en el olvido. Mientras Cristina revisa sus tesis alfonsinistas, Hugo no. Pero los hijos serán mejores que los padres, así que Pablo está desempolvando aquello que aprendió en los 90s. Cuando conducidos por el cráneo oculto del movimiento obrero argentino, el colectivero Juan Manuel Palacios, fundaron el MTA.
La movilización de este miércoles 29 contra la reforma laboral es un paso hacia el reencuentro del campo popular. Kirchneristas, moyanistas y hasta movimientos sociales se estrecharon en un abrazo postergadísimo. También como victorias deben anotarse las condenas a los genocidas y la asunción legislativa de CFK, ambas ocurridas también este miércoles 29.
Es de perogrullo afirmar que nadie va a volver mientras los nuestros estén separados y los ricos juntos. Porque como reza la marchita, (únicamente) "todos unidos triunfaremos”.
*Director de la Agencia Paco Urondo. Docente titular de la Universidad Nacional de La Plata.