Declaró testigo clave en el juicio oral por el asesinato de Marcelo Montenegro
Por Colectivo de Medios de Comunicación Popular*
Los nervios aumentaron cuando entró a la sala del TOC 30 el único testigo presencial de los hechos que declarará en el juicio. Esposado, con la campera negra y el jean llenos de tierra, miró a cada uno de los que lo miraron. Sólo se dio tiempo para detenerse ante los ojos de Rosa, la madre de “Pela” Montengro, para decirle "buen día". Luis María Rizzi, presidente del Tribunal, permitió que Maturano hable poco y nada. “No hay réplicas acá”, cuestionó a Gabriela Carpineti, abogada de la querella. Y a la fiscal, como si el magistrado tuviera algo mejor que hacer, le indicó: “No terminamos más si siguen haciendo preguntas”. Mañana viernes 27 de abril a las 9.30 la querella presentará su alegato, instancia en la que van a discutir la calificación y trabajarán sobre toda la prueba expuesta en este juicio para indicar la responsabilidad y culpabilidad penal de los policías Ezequiel Alejandro Díaz, Alan Nicolás Medina y Diego Marcelo Calderón. El martes 8 de mayo, Día Nacional de Lucha contra la Violencia Institucional, la fiscalía y la defensa presentarán sus alegatos.
El ataque policial
“Me contaba de su familia y yo de la mía, hablábamos de eso en el auto. Después no tuvimos diálogo, sino desesperación y adrenalina por la persecución. Le dije a Montenegro que levante las ventanillas, porque yo robé muchas veces y si subís las ventanas es porque no vas a hacer nada. Pasando la plaza de Piedrabuena (y Zaraza) siento el proyectil y que empiezan a disparar”, sostuvo Maturano. El móvil policial donde iban los oficiales de la Policía Metropolitana Ezequiel Alejandro Díaz, Alan Nicolás Medina y Diego Marcelo Calderón no estaba pegado al Twingo que manejaba Maturano. Primero indicó que lo separaba una distancia de por lo menos 50 metros. Después se levantó para precisar en un mapa dónde él registró que los policías empezaron a disparar. Caminó con los brazos pegados al torso y las manos hacia atrás, un gesto inconsciente de costumbre a las esposas; su cuerpo está adoctrinado por la prisión. Lo trajeron desde una penitenciaría en Santa Fe donde cumple condena. “Empiezan a tirar sin razón. Nosotros no teníamos nada, ni armas ni cuchillos. Le digo que levanté la ventanilla para que la Policía no piense que íbamos a tirar con algo. El impacto le dio por la espalda desde el asiento, no pudo hacer nada... queda tendido hacia a la derecha con la cabeza para abajo. No dijo nada, no había posibilidad de salvar su vida. Pierdo el equilibrio del auto porque me desespero con los disparos, empezamos a girar y cuando chocamos pierdo el conocimiento. Era la primera vez que estábamos con Montenegro en una situación así”, detalló. Después de estrellarse Alejandro se desmayó y despertó en el hospital esposado de pies y manos. Pregunta por su amigo, ¿qué pasó con Marcelo? “Quédate callado, quieto ahí, negro”. Repite que está preocupado, que quiere saber. “Tu compañero falleció, estás hasta las manos”.
Sin lugar para demasiadas preguntas
Maturano es el joven que conducía el auto en el que viajaba Montenegro, víctima de la balacera policial. Su testimonio podía dar respuesta a precisiones tales como de qué manera sucedieron los hechos el 7 de julio de 2012, cuál fue el recorrido realizado por el auto donde murió Montenegro, quién manejaba el vehículo y hacia dónde se dirigían. El Tribunal solicitó previamente las preguntas de las partes y por unanimidad no dieron a lugar a esas preguntas de la fiscalía y la querella porque Maturano ya fue condenado. “Las preguntas que no nos permitió hacer el Tribunal tienen que ver justamente con reorientar al único testigo que hace cuatro años está preso y nunca fue escuchado por la justicia argentina respecto de este hecho, porque firmó un juicio abreviado que oportunamente será cuestionado en su legalidad. Al ser nuestro único testigo presencial nosotros le damos mucho valor a que pudiese recordar y así facilitar el relato de los hechos. El Tribunal tuvo una actitud bastante agresiva que generó un clima tenso, pero por suerte el testigo tenía muchas ganas de contar lo sucedido y de manera verídica relató todo a la perfección”. Gabriela Carpineti, abogada querellante, además recalcó que Maturano habló claro y concreto, que se manifestó y declaró sobre lo más importante: que estaban desarmados y en absoluto estado de indefensión contra la persecución policial.
Rosa Montenegro salió conmocionada. No solo es la primera vez que tiene que afrontar un juicio, sino que a esta audiencia se presentó un testigo que dijo las cosas como ella siempre supo que sucedieron. Escuchó lo que le pasó a su hijo y entendió que no tuvo la posibilidad de defenderse. “Supuestamente tienen un código, que le dijo a mi hijo que levante la ventana porque se ve que él ya había robado, mi hijo levantó para que no disparen y ellos igual dispararon. Por eso más me confirma lo que yo venía diciendo, que mi hijo no tenía arma, ese chico tampoco y ahora está preso, condenado”. Insiste en la falta de testigos que cuenten lo que vieron: una señora y otros vecinos, testigos presenciales, tienen miedo a la policía, por eso pedían por Maturano. Él estaba cuando pasó y aclaró lo que los demás le dicen a Rosa pero no se animan a declarar. “El juez se tiene que poner en el lugar de una madre y de una familia, no fue como ellos decían. Ahora que lo escuché a este pibito yo pido que lo cuiden, es lo que más pido porque él está ahí adentro y si yo afuera tuve llamados y cosas, qué puedo esperar que le pase al pibito que está ahí ,condenado en este caso por algo que no hizo. Él estaba muy seguro de lo que decía, quería hablar más y decir más cosas pero no lo dejaron. Ahora más que nunca pido que se haga justicia”.
*FM La Caterva, FM Riachuelo, Radio Gráfica, La Retaguardia, Agencia Paco Urondo, Sur Capitalino