Pensar la maternidad ligada al deseo y la elección, por Mónica Macha
Por Mónica Macha
Llegamos hasta este lugar después de muchos años de lucha. Hay una historia militante detrás de cada una de nosotras, detrás de este inmenso colectivo feminista que además, sumó en los últimos tiempos a una juventud que ya no está dispuesta a abandonar sus sueños.
Se logró llevar adelante una discusión amplia y profunda que ahora tendrá su momento culmine en el recinto de la Cámara de Diputados. Allí debemos, todxs, estar a la altura de lo que significa este momento, dejar de lado las creencias personales, las convicciones religiosas y centrarnos en este problema de salud pública que tenemos la obligación de resolver.
Hemos sabido por distintos medios de diputadxs que sufrieron presiones e incluso amenazas para que no votaran la legalización del aborto. Ya no puede haber lugar para esas prácticas, todxs debemos poder votar en absoluta libertad.
Cuando llegue el momento de sentarse a discutir en el recinto, cuando los diputadxs comencemos a hablar y dar nuestros fundamentos, debemos recordar que estamos ahí para transformar la realidad. Y la realidad hoy, nos dice que cualquier mujer que decida practicarse un aborto, por el sólo hecho de tratarse de una práctica ilegal, ya está en peligro. Pero las mujeres con mayores recursos acceden a condiciones más seguras, mientras que las de menos recursos arriesgan sus vidas y muchas mueren.
El Estado no puede mirar para otro lado y debe responder con una política pública a esta situación. Quienes tenemos la enorme responsabilidad de legislar no podemos cavilar en creencias religiosas y posturas personales. Debemos debatir sabiendo que estamos abordando un asunto de salud pública que requiere toda nuestra responsabilidad y sobre todo nuestra sinceridad intelectual.
Pensar la maternidad ligada al deseo y la elección es también dar un paso más hacia una sociedad mejor, porque si no se respeta el derecho de las mujeres a decidir, inevitablemente se está reproduciendo esa violencia de género que queremos erradicar para siempre.
Debemos entender que el Pueblo nos puso en este lugar para que trabajemos en pos de la justicia social. Hoy la clandestinidad del aborto y la criminalización de la práctica abortiva es una de las muestras más grandes de injusticia social, ya que se condena a las mujeres pobres a morir.
Está en nuestras manos, el lugar en la historia que queremos que ocupe está cámara. Si mañana se rechaza el proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo le dejaremos en claro a lxs jóvenes de nuestro país y a las futuras generaciones, que al congreso solo le interesa administrar el Statu Quo. Pero si damos el paso y convertimos en ley este derecho, estaremos demostrando que podemos transformar la realidad, que somos capaces de escuchar y de ver lo que vive nuestro pueblo, que no permanecemos indiferentes ante sus padecimientos y que la política es una herramienta que les puede cambiar la vida.
Está en nuestras manos permitir que el aborto clandestino se siga llevando la vida de cientos de miles de mujeres o que el Estado asuma su rol e implemente una política de salud pública que proteja la vida y garantice el derecho a decidir sobre su cuerpo de todas las personas con capacidad de gestar.