Débora Infante y Juano Villafañe: “Dos en la multitud, el poema y la canción”

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Débora Infante y Juano Villafañe: “Dos en la multitud, el poema y la canción”

05 Agosto 2018

Por Salvador "Lole" García

Débora Infante es una cantante y compositora, su música explora las raíces de la poesía latinoamericana. Juano Villafañe es un poeta y ensayista de larga trayectoria en el continente, actualmente es Director artístico del Centro Cultural de la Cooperación "Floreal Gorini". Agencia Paco Urondo conversó con los dos sobre esa propuesta basada en el disco 17 cicatrices y el libro Públicos y Privados.

Agencia Paco Urondo: ¿Cómo se conocieron?

Juano Villafañe: Fue el propio hijo de Miguel Ángel Asturias el que nos propuso hacer un homenaje a su padre en el Centro Cultural de la Cooperación, cuando se cumplieron 50 años del Premio Nobel. Para esa ocasión sugirió que estuviera presente Débora porque había musicalizado poemas de Miguel. Así fue que nos conocimos. Luego ella me contó que trabajaba mucho con la poesía latinoamericana y me permití entregarle mi libro. Allí comenzó una relación literaria que nos permitió encontrarnos, que ella presente su disco y yo mi libro de poemas. Desde la tradición latinoamericana –desde lo moderno– me encontré con una intérprete, compositora y cantante bien contemporánea.

Débora Infante: Para mí fue una enorme sorpresa. Yo vine a cantar el poema de Miguel Ángel Asturias. Ahí lo conocí a Juano y se dio una empatía artística rápidamente. Luego él me convoca a participar de los 15 años del centro cultural, una responsabilidad enorme y un honor para mí. Sabía que era director artístico del Centro Cultural y conocía muy poco la historia de su padre (Javier Villafañe), pero cuando empecé a hondar en la trayectoria cultural de Juano, me sentí muy sorprendida y feliz. Además, cuando me convocó me hizo una devolución artística muy clara de mi trabajo.

APU: ¿Cómo han pensado la propuesta de poesía y música para esa noche?

DI: Fue un proceso largo. Nos fuimos juntando, le di mis discos y el me dio su libro, pero no fue algo planificado. En esos encuentros fueron surgiendo las ideas de a poco, empezamos a encontrar puntos de contacto.

APU: ¿Cuáles fueron esos puntos de contacto?

DI: Leí su libro, que gira en torno a lo público y privado; allí lo privado es ese lenguaje primario, poético de la infancia que después hay que traducirlo, y pensé: “Que bueno esto de la traducción hacia afuera”. Y yo tenía presente en el disco lo particular y lo universal, lo particular de la niñez como algo universal, la historia particular de mi abuela que es algo universal, la patria que es algo mío pero también de todos.

JV: Es la idea que de que la patria es la infancia y el poeta hace una lengua dentro de la lengua en ese acto original. Se establecieron esas relaciones de vínculos a partir de la experiencia artística de cada uno. Lo que era particular para mí era su experiencia poética, y en ese sentido cuando lo privado se hace público porque es una necesidad que el poema se encuentre con un lector. Pero, a su vez, también esa otra reapropiación de lo público que conduce a ciertas formas de lo privado. En ese movimiento me encontré con el criterio con el que también había construido su repertorio Débora. Por eso fue una relación que se fue haciendo naturalmente. Además es interesante encontrar ese ritual en la relación entre la lírica, la palabra y la canción, y la empatía está en ese ensamble de hacer algo en común, que en los ensayos se fue dando naturalmente.

APU: En ese proceso de hacer público lo privado, este es tu primer disco donde trabajaste tus propias composiciones -que datan de finales de los 90- y te animaste a hacerlas públicas ¿Cómo diste ese salto, como rompiste el pudor para desnudarte en escena?   

DI: Fue un proceso largo de confianza en mi propia voz. Cuando trabajaba el repertorio argentino y latinoamericano, empecé a sentir vacíos con las cosas que quería decir. Empecé a tantear pero nunca mostraba las canciones, y eso además está ligado un poco a lo femenino. Este disco viene a honrar un poco lo femenino mío perdido. En ese proceso de solidez que fui madurando, Clarissa Pinkola, con su libro Mujeres que corren con los lobos, me ayudó a salir un poco de ese lugar donde tenía mis canciones, y en ese trayecto me encontré con una encrucijada: o hago un disco como interprete –lo que venía haciendo hace muchos años– o un disco como autora. En esa balanza dije “me juego por esto”. El camino del creador es más largo pero quizás es el que te da más satisfacciones.

JV: Débora tiene una gran fuerza contenida y esa es una virtud artística porque es la que permite que el público complete la otra parte; y eso es algo que no siempre se lleva consigo. La fuerza contenida es aquella condición que establece la comunicación, y en esa relación la otra parte se asocia en lo que le toca al otro. En esa condición el artista se descubre a sí mismo. A mí me pasa un poco eso en la poesía; la experiencia poética es muy particular, uno intenta permanentemente dar lugar a ese reconocimiento del lenguaje, donde muchas veces en el sentido común el ciudadano no se siente incorporado al hacer lo poético, y vive en lo poético. En esas relaciones creo que la fuerza contenida es aquella que permite rescatar en los otros esa otra virtud que tenemos todos. De una u otra forma hemos alcanzado a tener una experiencia poética, artística o musical, que a veces, por estas condiciones que te conmueven en la subjetivad, uno trata de no expresarlas demasiado, así que yo creo que en esas formas contenidas está la virtud.

APU: Es interesante porque esa es una de las grandes características de la poesía: la potencialidad en la fuerza contenida de las palabras. En ese sentido ¿cómo te enfrentas al trabajo de construir esa fuerza contenida desde el equilibrio de la palabra, desde todo lo que se quiere decir y al mismo tiempo todo lo que se quiere sugerir y dejar latente?

DI: Es un aprendizaje en el oficio poético que te conduce a decir incluso lo que no hay que decir, a sugerir lo que hay que expresar y eso es un trabajo del oficio. Más aún con la poesía moderna esa condición de lo secreto, de lo fronterizo en muy importante.

APU: Empezaste a tocar la guitarra desde muy chica de la mano de tu hermano mayor que te pasaba los acordes, pero en algún momento de tu trayectoria reconociste tu voz como el instrumento con el que más te sentías representada ¿cómo fue ese proceso?

DI: La guitarra es una compañera, pero cuando decidí hacer el camino de la música empecé a estudiar y a trabajar la voz con mi maestro Ricardo Catena. Cuando empezás a estudiar te das cuenta que el instrumento te da la libertad de volar, de hacer lo que quieras con la voz, para abordar la poesía, los matices, las cosas ocultas que tiene una canción. Efectivamente en dos sentidos la voz, con el canto y la palabra, es mi mejor instrumento.

APU: ¿Siempre te llamó la atención trabajar con la poesía?

DI: Siempre. Cuando leí “Versos sencillos” de Martí dije “¿por qué esto no se canta?”. Si vos das un poema con un buen arreglo musical la gente lo toma. Hay que hacer masiva la poesía, hay que abrirla.

JV: Pero además hay que pensar lo que dice Débora en el sentido de la teatralidad que tiene el acto original del ritual, que fue fundante del teatro. Poner el cuerpo para poder expresar lo que se quería decir porque no había amplificador y la palabra tenía que llegar al último espectador. Retomar el hacer poético y musical es bien importante en el vínculo con el público.

Hubo una tradición latinoamericana de la cancionistica que se fue perdiendo y pienso en Jaime Dávalos, Tejada Gómez, en Manuel J. Castilla, en aquellos que alcanzaron a decir la palabra poética desde la canción. No digo que hay que volver a repetir los imaginarios, sino que hay que establecer relaciones nuevas en lo musical y con los entornos urbanos y rurales. En ese sentido, veía en el trabajo de Débora una dimensión de lo contemporáneo, respetando las tradiciones pero abierta a las posibilidades que ofrece hoy el relato musical, cancionistico e imaginario. Otra cosa que surgió naturalmente fue coincidir en que la poesía tiene su propia música, y en ese sentido Débora me decía que “para transformar la poesía en canción tengo que pensar cuál era la música que había atrás de la palabra”.

APU: ¿Cómo fue el trabajo de creación con Hugo Dellamea que hizo la dirección musical y los arreglos del disco?

DI: Fue extraordinario. Si bien Hugo no es tan conocido, lo escuchaba en los ensayos y me daba un sonido que quería, un sonido fresco. Además es de Resistencia y como yo tiene sus raíces en otras provincias, es de formación clásica pero escucha música del mundo. Tenía todas las condiciones y encima les gustaban mis temas. El pibe se cargó las canciones como si fueran de él. Trabajamos desde una perspectiva teatral; por ejemplo en el tema “Romance del güero” le dije “quiero que en cada verso aparezca la selva, que lo construyas con los violines”.

JV: Yo me asombré cuando la escuché en los 15 años en vivo, pero me asombré más cuando otros artistas que la vieron como Patricio Contreras, Marcelo de Andrea, Hugo Urquijo y Eugenia Bekeris me decían “esto es algo impactante”. En ese sentido me causó una grata sorpresa atender a lo que le pasa al público. Y en un sentido escénico, la cámara te obliga a tener determinadas condiciones de lo que es la puesta, el sentido de lo teatral y uno reconocer cuando se encuentra con una artista que sabe manejarlo. Eso genera un volumen de representación en el artista.

APU: Falta poco para la presentación de “Dos en la multitud”, cuéntenme un poco sobre la propuesta.

DI: Será un ensamble entre la poesía de Juano y mis canciones. Además voy a estrenar una canción que musiqué de él, lo único es que se lo desarmé (risas).

JV: Está perfecto, yo le planteé “vos cantá cómo se te ocurra hacerlo”. Es un ensamble muy natural, sin ninguna pretensión de demostrar que “estamos en escena”, aunque estemos en escena. Cada uno haciendo lo que sabe hacer e intercambiando esas relaciones posibles. Hay una condición técnica de puesta en escena y otra de la espiritualidad, y en el escenario colocamos las dos cosas. Es una apuesta que tiene una circularidad con una idea de encuentro y estamos felices de hacerlo.

DI: No queremos hacer una canción, un poema. Me gusta esa idea de Juano de la periferia hacia el centro y tratamos de construirlo en escena, en eso me guía él.

JV: Salimos de los márgenes hacia el centro. Y el título “Dos en la multitud” apuesta a esa relación entre lo público y lo privado, entre lo general y lo particular.

 

Débora Infante - 17 cicatrices (Album completo):

La presentación se realizará este martes 31 de julio, a las 19 h, en el Centro Cultural de la Cooperación "Floreal Gorini" ( Av. Corrientes 1543, CABA, Sala Solidaridad).

Entrada gratuita, capacidad limitada.