Tracción a sangre: cumplir la tarea es cuestión de muerte

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Tracción a sangre: cumplir la tarea es cuestión de muerte

04 Noviembre 2018

Por Antonella Riso

Agencia Paco Urondo: Nos gustaría que nos cuente, en primer lugar, sobre los protagonistas.

Victor Chacón: En los personajes intentamos poner diferentes posturas respecto al mundo en el que viven. Por un lado, Jota se la pasa cuestionando al sistema e intenta romperlo; Goyo, en cambio, quiere amoldarse y cumplir bien su tarea para lograr en algún momento un ascenso, espera que el sistema lo premie; Sáenz, por su parte, es el que más defiende el sistema porque logró un ascenso. Sin embargo, y tal vez sin saberlo, a los tres personajes el sistema los utiliza a su modo. Cuando pensamos el futuro distópico decidimos dejar de lado el mundo conocido ahora; o sea, los personajes no vivían en una sociedad como la nuestra que colapsó, sino que desde siempre estuvieron metidos en ese universo. Sin embargo, con el correr de los ensayos, dejamos de pensar esa distopía como un futuro y pensamos que bien podría situarse en un pasado o incluso en este presente que vivimos. Cambiamos la definición del contexto en que se sitúa la obra: antes decíamos que ocurría en un futuro distópico, ahora decimos que transcurre en una distopía anacrónica.

APU: ¿Cómo surgió la idea original de la obra?

V. C.:Con un colega de La Plata, Alejandro Santucci, indagamos ésta posibilidad de que el actor se ilumine a partir de su actividad física con dinamos. Cuando escribí el texto hice un paralelismo entre el teatro y la división de clases sociales. En el teatro el actor hace actividad física frente a un grupo de personas que desconoce, es un trabajador que pone su física para el ocio de otros. La sumatoria de generar luz a dinamo y ese paralelismo del actor trabajador y espectador como persona que al momento de ver la obra está quieta hizo que se genere este mundo.

APU: ¿Qué paralelismos puede remarcar con nuestra realidad?

V. C.:Lo que más me llama la atención del contexto que tenemos ahora (y lo que más me preocupa) es el convencimiento de determinadas personas de que la explotación está bien. De que hay que trabajar de lo que sea y como sea, sin reclamar nada y sin esperar que se nos dé nada. Eso lo encuentro en los tres personajes de la obra, pero sobre todo en Goyo, que repite varias veces la frase “hay que seguir” como si existiese la meritocracia. Ahora, en los diferentes grupos que circulo, veo y escucho un montón de gente que habla en esos términos, sin cuestionarse nada y sin interiorizarse en si lo que hace está bien o mal. Siento que gran parte de la población se ha vuelto autómata y está convencida de que eso que hace está bien.

APU: ¿Qué lo motivó a escribirla?

V. C.:La obra se escribió en su momento para presentar a una Bienal de Arte Joven. En ese momento la obra no fue seleccionada pero a mí me gustaba la idea de ponerla en escena. El año pasado, hablando con Manuel de la Serna de un libro que publiqué en el 2016, me preguntó si no tenía ningún texto dramático y le conté de Tracción a Sangre. Le gustó mucho la cuestión de autoiluminarse a partir de su actividad física y me motivó para que la pongamos en escena.

APU: ¿Qué mensaje quisiera destacar de la obra?

V. C.:En las primeras funciones hacíamos un epílogo donde se repetía el principio de la obra, intentando plantear cierta imposibilidad de cambio, una circularidad. Después lo sacamos porque gran parte del público no entendía por qué estaba y otra parte nos decía que era lo mismo que se decía en el resto de la obra. En este momento pienso que sí se dan cambios, que lamentablemente ahora en la sociedad se dan cambios pero son para peor, o al menos yo lo veo así.

La obra tiene un mensaje desesperanzador, tanto protagonista como antagonista están en el mismo nivel y se enfrentan en lugar de hacer un frente común. El movimiento social que plantea la obra es mínimo y los personajes se juegan la vida por lograrlo. Cada vez que la veo siento que lo que sucede en escena podría estar pasando en este momento histórico en cualquier ámbito laboral.