El feminismo sindical es una necesidad histórica, por Soledad Allende
Fotografía de Lucía Barrera Oro
Por Soledad Allende
El sábado 9 de diciembre, en el marco del 4° Encuentro Latinoamericano de Feminismos, ELLA 2018, se desarrolló por primera vez la comisión de sindicalismo y feminismos populares. La iniciativa de crear esta comisión fue planteada por un grupo de delegadas de ATE La Plata, y contó con la inmediata aceptación de la comisión organizadora.
Esto parece indicar que el Feminismo Sindical, al igual que los Feminismos Populares, es un fenómeno incipiente en tiempos históricos, pero que emerge y crece vertiginosamente, transformándose en un fenómeno global que debe comenzar a ser pensado en los términos que se piensa Latinoamérica: como una unidad en la diversidad, y una otredad desafiante respecto del poder global neoliberal y sus socios locales, las nuevas derechas latinoamericanas.
Esa Latinoamérica que nace como una quimera occidental, y que se transforma, al resignificarse, en la sede de un ideario emancipatorio y de una integración latinoamericana que aspira a construirse sobre la base de la solidaridad de sus pueblos. Un ideario y un proyecto de integración que, ésta vez, tendrá con mayor profundidad que en la primaverita latinoamericana de fines del siglo XX, la impronta de los feminismos populares y de los pueblos originarios.
En diálogo con AGENCIA PACO URONDO, Leticia Kelly manifestó que: “El taller, que terminó siendo una rueda sobre sindicalismo feminista y popular, surgió por la idea de una compañera que estaba bastante metida en la organización del ELLA, y nos comentó que no habían planteado aún un espacio para discutir las organizaciones sindicales y sus relaciones con el feminismo. Nos parecía importante, ya que teníamos muchas ganas de participar, contar con un espacio para discutir el rol de las feministas dentro de los sindicatos. Y el ELLA representaba la oportunidad para pensarlo en conjunto con otras compañeras de otros países, sobre todo las formas de construcción, de articulación y de representación sindical como las piensa el feminismo”. Kelly participó activamente en la creación del taller.
El encuentro (ELLA) tuvo lugar en la ciudad de La Plata, y para el taller de sindicalismo y feminismos populares reunió a referentes del sindicalismo argentino pertenecientes a la CTA de los Trabajadores y la CTA Autonóma, la CTEP, y la CGT: “Pudimos compartir con compañeras de otras provincias, con compañeras de la CGT, de sindicatos nuevos como SIPreBa. Evaluar obstáculos, construir sororidad con las compañeras de la CGT y la CTEP, que a veces la tienen mucho más complicada que nosotras en la CTA de las Trabajadoras. Algunas compañeras comenzaron hablando de que en sus organizaciones había igualdad, y durante el taller comenzaron a identificar las violencias. La CTEP, por ejemplo, es un lugar que se sostiene con el trabajo de las compañeras, pero ellas nunca están en las mesas de conducción. Pero sobre todo, pudimos poner en discusión las formas de la representación sindical, y a qué apuntamos cuando hablamos de la construcción de un feminismo popular dentro del sindicalismo”, señaló Leticia.
Además de las sindicalistas argentinas, participaron de la comisión referentes del feminismo sindical brasilero: “Las compañeras de Brasil, del Movimiento Sin Tierra y del Movimiento Sin Techo, nos dieron un panorama sobre la situación que están viviendo bajo el gobierno de Bolsonaro. Una de ellas, una compañera del sindicato de trabajadores de la universidad, planteó la necesidad de seguir construyendo liderazgos feministas dentro de la CUT, para oponerse a los liderazgos machistas, racistas y violentos de los seguidores de Bolsonaro”.
En éste sentido, Karla, la referente brasilera a la que hace referencia Leticia en su relato, intentó plantear al feminismo en un sentido más amplio, como una corriente que busca defender las conquistas del conjunto de las y los trabajadores, atacadas y atacados desde un discurso de conservadurismo social que es funcional al neoliberalismo económico, sobre todo en un aspecto central: Es la herramienta que legitima una serie de violencias que desmovilizan y aterrorizan a la población trabajadora, y eso tiene un enorme impacto para la política, sobre todo si una parte de esa población se identifica con éste discurso.
Las discusiones que se dieron en la comisión giraron en torno a varios ejes. En primer lugar, los entrecruzamientos entre la clase, el género, la etnia y la raza a la que pertenecen las personas producen distintos modos de explotación de la fuerza de trabajo. Esta particularidad, unida a las nuevas formas de trabajo que impone e intenta institucionalizar el neoliberalismo, generan serias dificultades a los sindicatos para seguir siendo herramientas de lucha de la clase trabajadora. Las dificultades se hacen evidentes en la medida en que la agenda feminista de reivindicaciones laborales , relacionadas en gran medida con la medidas en contra de todas las formas de violencia y discriminación hacia las mujeres y la diversidad sexual por un lado, y con una corresponsabilidad en las tareas de cuidado al interior de las familias por el otro, no se traducen en la representación de esas demandas, sino en la adopción testimonial de los varones que no sueltan el poder dentro de los sindicatos y que atacan a las feministas apropiándose de la tradiciones nacionales y populares.
Respecto de esto último, se dio una interesante reflexión acerca de las articulaciones que existen entre las corrientes nacionales y populares y los feminismos, a nivel teórico e histórico, pero fundamentalmente a nivel práctico, en ésta nueva etapa de resistencia.
El feminismo sindical es una necesidad histórica, al igual que los feminismos populares. Esto es así porque las transformaciones operadas en la matriz productiva han corrido a las mujeres de los lugares tradicionales, mal que les pese a los líderes sindicales aferrados a paradigmas obsoletos. Pero también es así porque las mujeres, cuya agencia política a estas alturas es innegable a lo largo de una historia social y política ampliamente revisada, reclaman representarse a sí mismas dentro de los movimientos nacionales y populares con verdadera vocación de poder.