“Hay una malaria cultural de la televisión, las artes audiovisuales y el teatro”

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“Hay una malaria cultural de la televisión, las artes audiovisuales y el teatro”

03 Mayo 2020

Por Agustín Ocaño

 

Ernesto Korovsky es autor de TV, dramaturgo y novelista. Logró encausar la lucha social en cada una de sus producciones. Reafirmó el interés contextual y encontró la dinámica para dirimir y problematizar aspectos de la vida cotidiana. En esta entrevista habla de sus comienzos, la discusión cultural y tecnológica, los mejores años de la producción nacional y cómo es afectada por el COVID-19. 

 

AGENCIA PACO URONDO: Sabiendo que comenzaste a ser parte de las nuevas formas de pensar la producción, ¿cómo se gestó eso? 

Ernesto Korovsky: Mi carrera como autor de televisión fue inesperada, porque estaba preparado para la dirección o escritura de teatro. La vida me puso en este lugar y gracias a Cristina Banegas conocí a Mirta Goldberg, escritora de libros de lecturas. Ella fue quien me invitó a escribir unos sketchs para las trillizas de oro en Canal 13 en los años 90. A partir de ahí me apareció como una vocación. Lo que más me gustó de la televisión son los tiempos, es decir, lo escribís hoy, lo grabás mañana y sale al aire a la semana siguiente. Lo interesante es que ahí empezás a ver las respuestas. Es un trabajo en donde avanzás de acuerdo a ver qué hacen los otros, en el cual todos nos vamos imitando, un trabajo sumamente artesanal. Es algo en donde encontré qué contar. 

 

APU: ¿Cómo es llevar la representación ficcional a todo el sistema generacional?

EK: Varias veces tuve sensaciones con diferentes programas. Por ejemplo, algunas veces los niños escuchaban y entendían por primera vez lo que se estaba diciendo. De alguna manera siempre tuve una idea de responsabilidad porque hay una penetración de la ficción televisiva en la mente de un niño que no se mide claramente. 

 

APU: ¿Te pasó personalmente de chico? ¿Viviste algo así?

EK: Bueno, a los 7 años vi por televisión Hamlet de Alfredo Alcón, bajo la dirección de David Stivel, algo así como un proyecto turista. Fue tan impactante lo que transmitía que era como fuera de serie. Un impacto sensorial con la televisión. 

 

APU: ¿Cómo es llevar adelante una producción en medio de tensiones, conflictos y crisis sociales? Por ejemplo, sabiendo que viviste algo así en 2002. 

EK: En 2002 escribí Son Amores para Polka, era el único programa al aire, mientras afuera había un estallido social. De todas formas nuestro programa nada tenía que ver con lo que estaba sucediendo en el país. En esa novela hablábamos de un tío que adoptaba a 3 sobrinos que venían del interior y generaban una familia disruptiva. El programa fue exitoso en medio de noticieros duros y espesos. Los padres sabían que después de ese noticiero podían sentarse con sus hijos a ver la novela. Era porque no le mentía, hablaba de gente normal y la arrancaba una sonrisa. El sentido del entretenimiento en la ficción es básico. 

 

APU: Viviste esa crisis en 2002 y también hace muy pocos años otra. La producción está detenida desde 2016. Mientras en la actualidad la pandemia obligó a parar todo de imprevisto.

EK: Hace varios años hay una malaria cultural de la televisión, las artes audiovisuales y el teatro. Por ejemplo, en la televisión abierta con el cable y streaming se ha perdido un poco la hegemonía del horario de la noche. Hay pocas ficciones en la televisión. Por eso necesitamos generar una política activa del Estado hacia esta producción para generar trabajo y dólares a través de la exportación y así tener buenos mercados. Hay que trabajar eso pos pandemia, pero para lograrla necesitamos una industria bien dirigida. 

APU: La televisión se ve sumergida constantemente por noticias sobre la actual pandemia, ¿la gente merece un momento de distracción y entretenimiento?

EK: Hoy necesitamos una ficción que acompañe a la gente. Sobre todo en el prime time, donde es el momento de unión de la familia, los chicos comentan en el colegio, las madres chatean sobre lo que sucedió en el capitulo anterior, algo así como un movimiento social. Lo que piensa el otro de lo que pasó en la novela te habla de quién es el otro. Mirar ficción en televisión es un buen hábito social.

 

APU: ¿En la actualidad hay plataformas que avanzaron y quitan legitimidad? ¿Por qué hay tanta producción internacional?

EK: Estamos colonizados. Se ha perdido esa pelea de manera cobarde y los empresarios nos han sabido generar proyectos para ser ellos los que impongan productos en Netflix. Hay cambios en la manera de producción. De todas formas, esa plataforma ha estado creando un desequilibrio muy serio en todas las industrias del mundo. Incluso la de Estados Unidos, donde prácticamente manda el cine. Mirá, la mitad de los Oscar eran de Netflix y la otra de Amazon, son los nuevos actores. Pero los contenidos locales no hay con que darle. Ni las turcas ni brasileras superan eso. 

 

APU: ¿Y cuál fue la mejor época de la producción local?

EK: Cuando Romay recupera su canal. La época de Canal 13 y Telefé compitiendo, cuando aparece Marcelo Tinelli, los programas de Cris Morena, Adrian Suar y Polka. Entre los 90 y 2002 hubo una gran televisión. Luego la aparición de los cables y las redes sociales fueron recortando el dinero para la televisión abierta y eso fue un golpe mortal. Durante meses los programas no tenían avisos, pero un día empezaron a llegar. Yo creo que en algún momento la televisión servirá realmente para vender y organizar la vida de la gente, desde los noticieros y ficciones. Ya vamos a encontrar una manera para recobrar protagonismo desde nuestras vidas. 

 

APU: ¿Cómo se llevará toda la nueva producción luego de esta pandemia? Sabiendo que el distanciamiento social aún está muy vigente. 

EK: No sé cómo se dará una producción donde una pareja se dé besos en medio de esta pandemia. Yo estoy escribiendo un programa para Chile que no se si saldrá.