Lisergia peronista: Entrevista a Matías Segreti
Por Boris Katunaric
APU: Estás presentando tu tercer libro El día que conseguí trabajo. La tapa es bastante sugerente, tiene un símbolo de la CGT atravesado por el prisma de The dark side of the moon, de Pink Floyd, parece medio burocrática y psicodélica.
MS: La descripción es bastante precisa, es una ficción que atraviesa la liturgia peronista, de una de las dimensiones del peronismo que es el ámbito sindical. Provengo de una militancia sindical, soy docente y milito en un sindicato docente de la ciudad de Buenos Aires, que no es de la CGT propiamente dicho, es de la CTA, pero también tengo muchos vínculos con compañeros y compañeras de la CGT. La idea de esta novela es poder narrar un poco de qué se trata ser un militante sindical, atravesado por una lógica que cruza diferentes áreas de la vida contemporánea como la astrología, la militancia, la burocracia, los revolucionarios, etc. Es una mezcla de todo, digamos que tiene que ver con la influencia de las discusiones contemporáneas y un poco de lo que permanece, que parecería que fuera eterno, de esos caballeros que se pronuncian como señores de los sindicatos históricos del peronismo.
APU: Y también uno tiene un imaginario de la CGT en referentes como Hugo Moyano y piensa que por ahí el sindicalismo es una cosa muy dura, muy cerrada, muy estricta, pero también hay una pluralidad de faunas, que también está el hippie, el revolucionario, el peronista ortodoxo, el más progre, digo, todas esas cosas suceden dentro el ámbito sindical, si se quiere, el que está un poco más detrás de la plana de los diarios.
MS: Totalmente. Primero: para pensar en el sindicalismo argentino hay que pensar que no es un cuerpo homogéneo sino que tiene una multiplicidad de expresiones que lo hacen sumamente vital, móvil, dinámico y, al mismo tiempo, extraordinario en el universo de la gremialidad mundial. Es un fenómeno muy particular, el sindicalismo argentino. Sobre todo como la expresión que, de alguna manera, manifiesta una resistencia a los proyectos neoliberales o que atentan contra los intereses populares. Es el sindicalismo como la principal barrera frente a la imposición de políticas que atentan contra los trabajadores, si bien desde un montón de sectores de grupos mediáticos, de grupos concentrados de poder, todo el tiempo te están configurando estereotipos de estas figuras que son los moyanos, los barrionuevos, figuras que tienen una relevancia y una gravitación muy importante en el imaginario social. Lo cierto es que en las bases conviven unas dinámicas y unas influencias ideológicas, metodológicas y políticas que lo hacen sumamente atractivo, muy interesante.
APU: Contanos un poco la trama de esta novela o los personajes que integran la trama y un poco como se te ocurrió la idea de intercalar estos personajes con este mundo sindical.
MS: Todo empieza con la presentación del primer personaje, uno de los protagonistas, que es Marovito, un secretario general de un sindicato que es la UOM, es un heredero de Vandor. Es un personaje que se ha salvado de ser reconocido incluso por Rodolfo Walsh en la masacre de La Real, era parte de este grupo de personas que asesinan a Rosendo García, Raimundo Villaflor, se salva de esa tragedia porque tuvo un problema intestinal y al no ser reconocido por la crónica de Rodolfo Walsh sobrevive a ese episodio que sucedió en la década del 70 y se constituye como un heredero de ese tipo de políticas o de sindicalismo y el peronismo sin Perón y que construye alrededor de su figura una especie de feudalismo y de reinado que atenta siempre contra los intereses de sus representados.
Es ahí, en esa primer presentación que sucede una epifanía, se le presenta el General Perón, que es muy claro y le dice que la única manera de ir al cielo justicialista...
APU: Un cielo justicialista, me muero de amor…
MS: es un cielo muy particular, hay fiestas todas las noches, la gente anda en pulki, pasea incluso medio en pelotas por los hoteles de Chapadmalal. También está el infierno radical, que es todos los días comer puré de zapallo, tomar agua natural en vasos de plástico. Entonces la única manera de poder congraciarse y llegar a ese estado de salvación eterna, es a través de encontrarse con una figura que es un ángel que se le va a presentar a este burócrata y que va a tener, de alguna manera, que redimirse a través de esa relación.
Por supuesto que el General Perón siempre fue una persona, además de ser muy tajante en sus decisiones, una persona que también tendía trampas a aquellos que no contribuían a la perpetuidad del movimiento. Entonces ahí se da una especie de quilombo justicialista en el que conviven burócratas sindicales, es la aparición de este ángel que en realidad es una persona que nunca ha trabajado en su vida, que se dedica a hacer macramé, que come hongos, que quiere irse de viaje con su novia por Latinoamérica. Entonces la figura de un hombre que se dedica a hacer roscas permanentes y a tratar de dar zancadillas a sus propios representados tiene que redimirse con esta figura que lo asombra en principio y que, de alguna manera, en el desenlace de la novela, lo va detestando al punto de quererlo matar.
Pero digo, es el enviado de Perón ¿Qué se hace con el enviado de Perón? Es ahí, en esa trama que aparece también otra figura, otros personajes, porque imagínense que un burócrata que ha sobrevivido en la década del 60, del 70, que ha construido alianzas incluso con los sectores más conservadores, ha construido también muchos enemigos y aparece el último foco revolucionario de la Argentina que se lo quiere llevar puesto a este hombre. Ahí conviven, entonces, un foco revolucionario, un ángel justicialista y un burócrata sindical en una interna peronista que tiene todos los condimentos propios de esta contemporaneidad. Aparece incluso una expresión trotskista que siempre es marginal y que quiere establecer asambleas que duren años y siglos y que, por supuesto, el gran núcleo y la gran fuerza peronista lo desestiman absolutamente, pero claramente esto habla de las posibilidades que tiene también dentro de los sectores más conservadores y reaccionarios del peronismo de encontrar una dinámica nueva, propia que trascienda los márgenes de lo posible.