CONABIP: “Dimos en la tecla de algo que va a permanecer más allá de nosotros”
Por Boris Katunaric
Agencia Paco Urondo: ¿Cómo nace el programa de Libro %?
María del Carmen Bianchi: El programa comenzó en 2005, como muchas otras cosas en este país nació de la dificultad. El proceso de compra en el Estado es complejo, la CONABIP tenía un proceso centralizado que se distribuía entre todas las bibliotecas y, a pesar de grandes esfuerzos para simplificarlo, nos demandaba muchísimo tiempo y nosotros habíamos conseguido refuerzos presupuestarios que queríamos utilizar. Eso, en lugar de llevar tres o cuatro meses, llegaba a llevar seis, se nos juntaba con el del siguiente año, los libros no llegaban en la cantidad que queríamos a pesar de que fue una época en la que el comentario de las bibliotecas era que la bibliografía era excelente, eran libros que esperaban, maravillosos, etc. En el marco de esas peleas con la administración, en el mes de febrero se iba a complicar más. El libro se debería comprar sencillamente porque es una obra única, la verdad que me pareció tremendo que las bibliotecas no fueran a tener los libros en tiempo y forma y en un arranque creativo, y también furioso (risas). Ahí pensé cómo hacer y se nos ocurrió una forma muy compleja en ese momento, pero muy sencilla administrativamente, que consiste en darle el subsidio a cada biblioteca para que compren los libros. Y cómo hacemos para que lo tengan con el 50% de descuento: estábamos a dos meses de la Feria del Libro y apuramos muchísimo los trámites. Junto con Esteban Gutiérrez, Julia Magistratti y la gente de CONABIP iniciamos una ofensiva sobre la Fundación del Libro para que se entendiera la enorme movilización que íbamos a provocar llevando a los bibliotecarios populares por primera vez a la Feria del Libro, además armando la gestión de pasajes, hoteles etc.
Luego fue la satisfacción enorme de ver que eso logrado era un encuentro entre las bibliotecas, al reconocimiento del movimiento como tal, movimientos voluntarios que son las comisiones directivas dedicadas a la cultura que es único en el mundo. Creo que se pudo percibir, a partir de ahí, otra serie de riquezas que están referenciadas con el libro, pero que son mucho más amplias.
Otra cosa es que, en ese acto, tuvimos la visita de Néstor Kirchner, quien se comprometió a duplicar el presupuesto de la CONABIP que hasta entonces, solamente, se nutría de la recaudación de un fondo especial. Es decir, no fuimos ricos pero se pareció. Siempre recuerdo haberme encontrado con un dirigente bibliotecario que estaba en una de las colas y le pregunté cómo estaba funcionando y me contestó “me siento como en un deme dos” (risas). De algún modo es una fiesta, aunque esta vez la estemos haciendo separados.
APU: Estamos en la decimoquinta entrega ¿Cómo evalúa el desarrollo histórico de este programa?
MDCB: Creo que fue fundante en permitir una participación, no sólo del que viene a comprar, sino que permite traer las expectativas de los usuarios, las comunidades a las que pertenecen, se han hecho procesos participativos muy interesantes, muy bellos de pensar la cultura en movimiento de participación para hacer la lista que traen a la Feria. Es muy impresionante ver la llegada de los libros cuando vuelven sus bibliotecarios con las cajas y hacen una especie de muestra de lo que compraron. Tiene toda la riqueza y toda la diversidad que tienen las bibliotecas populares. Están ubicadas en distintas zonas del país, en distintas realidades, entonces expresan una forma diversa de leer, de relacionarse con el libro, de hacer del hecho cultural algo a veces festivo… bastante festivo.
APU: Desde su perspectiva ¿Durante el macrismo cómo fue la gestión?
MDCB: La primera vez hubo que convencer a la gente de Fundación El libro, algunas editoriales no querían que las bibliotecas populares llegaran en masa. Todas esas editoriales le habían vendido a la CONABIP, andá a saber cuál era la percepción respecto de ellas, que no querían que fueran. Pero a partir de eso, el intercambio fue muy rico entre editoriales y bibliotecas, entre escritores y bibliotecas, el proceso de designar amigos de las bibliotecas, que cada año se fueran entregando esas distinciones en la Feria, generó también otra relación. Cuando terminó esa primera vez (que terminamos exhaustos) tuve la percepción de que iba a costar mucho que alguna vez corte esta actividad. Creo que dimos en la tecla de algo que va a permanecer más allá de nosotros. Así fue, se recortaron muchas cosas, la gestión de Avelluto creo que, cuando se escriba la historia de la infamia en el campo cultural, va a tener una medalla. Por la brutalidad, el desparpajo, la exhibición de la ignorancia, por regodearse en los hechos más aberrantes. Creo que va a pasar a la historia por eso y también por un especial desprecio por las bibliotecas populares y por la CONABIP: la reducción presupuestaria que significó a la gestión, a todo lo malo que tuvo, todo eso y mucho más lo hicieron con la CONABIP, a pesar de que acá, al frente de la CONABIP estaba una persona que viene del mundo del libro, de las editoriales, y que no participó de lo que uno podría llamar el festín del despido, del desprecio, a pesar de que sufrió de la quita de presupuesto y de la degradación institucional que significó, en el campo de la cultura, el macrismo. Entre esas cosas, el presupuesto para este programa, el subsidio se vio reducido entre la inflación y el achicamiento del presupuesto.
Se trata de un dinero bastante numeroso y complicado y la Feria se hace en el mes de abril, en el último trimestre del año, con el excedente de la recaudación se hacen los subsidios con que se pagan a la mayoría de las personas que vienen a la Feria. En el 2019 no se hizo eso y cuando llegamos en febrero nos encontramos con que no había Feria. Ahí fue decisiva la vocación de Tristán Bauer para apoyar esta iniciativa y pudimos entregar los subsidios. Casi se da la paradoja de que me hubiera tocado a mí ser víctima de mis palabras, que por primera vez se cortara este programa.
APU: Este año, dado el aislamiento social y la postergación de la Feria del Libro, lo están haciendo de manera virtual ¿cómo fue la reacción de las bibliotecas y las editoriales?
MDCB: Fue todo en muy poco tiempo. Yo asumí el seis de febrero y con todo esto se percibía que venía una situación compleja. Ahí tuve reuniones con la gente de informática, área que fue desmantelada en estos años. Pero el Estado tiene estas cosas, gente que podría estar trabajando por muchísimo dinero se queda a hacer estas cosas, desafíos que hacen que funcionen, a mí me emocionan siempre. Me reuní para preguntarles qué posibilidades tenemos (además es gente que nunca dice que no a nada). Al día siguiente empezamos a trabajar en esa alternativa, en qué pasaba si no había Feria y cómo podíamos trabajar en esto. En el camino firmamos un convenio entre el Ministro y las cámaras editoriales para que, además del 50% de descuento, se mantengan los precios de enero, ya que todos estábamos haciendo un esfuerzo especial en el marco de esta situación compleja.
Para entonces ya se había trabajado mucho sobre este portal, se trabajó con las cámaras editoriales para ponernos de acuerdo, no pudimos porque las cámaras querían desarrollar un software propio, pero lo que tenían no estaba lo suficientemente avanzado. Esto se armó en un mes. Cuando finalmente la Fundación El Libro anunció la postergación de la feria ya teníamos tramitados los subsidios y volví a hablar con el Ministro para tomar conjuntamente la decisión y nos respaldó mucho.
APU: Son 913 las bibliotecas que reciben este subsidio ¿Cuánto es el dinero que reciben y cómo lo pueden gastar en libros?
MDCB: Las de Ciudad y PBA reciben un poco más de $41.000 porque, con esas, no se contaron hospedaje y pasajes caros, las demás reciben $51.000. Son 913 las que pudieron cumplimentar porque, esta vez, la convocatoria fue muy rápida, porque como te decía no había nada hecho. La mayoría recibieron ese dinero en tiempo y forma, algunas terminaron de recibirlo hace unos días, son casi $47.000.000 en el total de los subsidios. Calculamos que son aproximadamente 120.000 libros los que van a comprar y eso es un aporte importante al acervo de las bibliotecas y al disfrute de los usuarios.
APU: Estamos en un mundo híper digitalizado, siendo la CONABIP un organismo con más de 150 años y muchas de las bibliotecas son centenarias ¿Cuál es la vigencia de las bibliotecas populares?
MDCB: En 2003 me encontré con la situación de que muchas bibliotecas mandaban cartas a mano, los temas se resolvían por teléfono, había pocas computadoras y la mayoría no tenían conexión a Internet. Se hizo el esfuerzo de recuperar el tiempo perdido en el menor tiempo posible. Creo que de nuevo estamos atrasados y hay que ponerse no sólo a ganar el tiempo perdido sino a lo que está por venir. Hemos fijado para los próximos cuatro años algunas cuestiones centrales. Una de ellas es implementar una buena cantidad de teletrabajo para resolver procedimientos que hoy son complejos desde la propia CONABIP y enseñarles a buena parte de las bibliotecas a resolver sus asuntos por esta vía. Yo creía que esto nos iba a llevar alrededor de un año y medio pero con este programa nos llevó un mes (risas) podemos dar fe que funciona.
En segundo lugar, trabajar con las bibliotecas, pero también con las editoriales y los escritores, en construir entre todos cómo es la biblioteca del futuro, cómo es la biblioteca que se viene. Porque decimos futuro y parece algo lejano y no lo es, corre a la velocidad que corre. Referenciar a las bibliotecas como un movimiento social y cultural importantísimo, que va a tener que seguir conservando esa cualidad, pero que además va a empezar a tener diferenciaciones en su interior que tiene que ver con “los tiempos que se necesitan para”. Vamos hacia un mundo digital en el sentido, incluso, de las relaciones. Tenemos que trabajar esos aspectos con las bibliotecas, estamos preparando un plan de capacitación muy intenso como el que hicimos para la digitalización, incorporación de internet para el manejo de la administración de las bibliotecas y de catalogación vía digital, que fue todo un esfuerzo. Eso está hecho, lo vamos a mejorar. Si la biblioteca mejora su oferta de apertura digital, todos los usuarios de la biblioteca y la gente que vive en los alrededores tiene mejores y mayores oportunidades. Vamos a tener que trabajar especialmente, en la segunda etapa, dotarlas de equipamiento y hacer un proceso más rápido. Nosotros tenemos bibliotecas en el medio del cerro a las que se llegan con mula, seguiremos haciéndolas crecer porque es una lucha de todos, para no atrasarse en oportunidades y también en completar el proceso de toda la relación entre las bibliotecas y CONABIP de forma digitalizada en todos los frentes.
Y la tercera, pero no por eso menos importante, es trabajar con editoriales y escritores, en cómo construimos una forma de edición, distribución, creación participativa donde el Estado tenga una intervención importante como soporte e impulsor de esa relación de procesos creativos y distributivos. En estos días, creo que la pandemia, con todo lo malo que tiene, lo que tiene de bueno es que aceleró todos estos debates y procesos que teníamos pendientes.