After Life: la representación del duelo según Ricky Gervais
Por Jazmín Manuel
Para quienes vinculamos el nombre de Ricky Gervais con el humor ácido e irrespetuoso que lo caracteriza, After Life: más allá de mi mujer nos toma por sorpresa. Es algo que no acostumbramos ver del reconocido comediante. En esta oportunidad, nos brinda una montaña rusa de emociones, donde además de deleitarnos con pizcas de su característico humor, nos pone frente a frente con una trama cargada de nostalgia, que gira en torno a la muerte, la pérdida y el valor de la amabilidad.
Dirigida, escrita y protagonizada por Gervais, esta serie es una obra dedicada al duelo y al dolor. La historia se centra en Tony, un periodista que, tras sufrir la pérdida de su esposa Lisa (Kerry Godliman), se convierte en una persona enojada con la vida, y reacia con su entorno. Un hombre que pasa sus días yendo a trabajar sin ningún tipo de entusiasmo, pasando a visitar a su padre en la residencia para adultos mayores donde se hospeda y volviendo a su casa a mirar viejos videos en los que se lo ve siempre sonriente junto a Lisa. Tal como lo expresa el nombre, esta serie trata sobre la vida después de la muerte de un ser amado, el sufrimiento que conlleva el acostumbrarse a la ausencia de alguien importante y el proceso que requiere seguir adelante. Se muestra una profunda importancia a los vínculos cercanos, la empatía y la compasión.
A lo largo de la primera temporada se puede ver a un Tony totalmente pesimista, sumergido en una depresión profunda, que comunica libremente sus ganas de no seguir viviendo, pero que, a la vez, busca constantemente razones para aferrarse a la vida. Vemos cómo, con la ayuda de sus amigos, familia y compañeros de trabajo, parece replantearse el sentido de su existencia, reconciliándose un poco –aunque no del todo– con la vida y sus sorpresas.
Aunque la melancolía sigue siendo protagonista en la segunda temporada, esta vez está muy presente la base de optimismo que vimos florecer en la temporada anterior. Son seis capítulos donde podemos ver a Tony intentando superarse. Esta temporada, además, nos deja conocer más sobre la vida de los personajes que rodean al protagonista: los problemas matrimoniales de su cuñado, la nueva relación de su compañero de trabajo y las complicaciones de la familia de Sandy, su nueva compañera en el diario local. Ahora, Tony no sólo recibe el apoyo de su entorno, sino que busca devolverles el favor, actuando con amabilidad y buscando el bienestar de aquellos a los que quiere.
La relación de Tony con los demás personajes es clave en su proceso de duelo. A lo largo de la serie podemos presenciar cómo sus vínculos cercanos son quienes llevan al protagonista a abrirse y replantearse su propia existencia con relación a los demás. Entre estos personajes centrales podemos encontrar a Daphne, una trabajadora sexual que se convierte en una de sus mejores amigas; Matt, su cuñado y confidente; Anne, una viuda con quien comparte el dolor; y Emma, la enfermera que cuida a su padre con Alzheimer.
A pesar de que After Life se caracteriza, principalmente, como una historia dramática, a lo largo de la serie no nos faltan los momentos que nos hacen largar una carcajada. Al puro estilo Gervais, el humor que se utiliza en la serie nos hace reír –más de una vez– con nerviosismo y una cierta incomodidad. Las dos temporadas están cargadas de una colección de chistes que tocan temas como el suicidio, las drogas y la depresión. La ironía se hace presente como herramienta humorística constantemente, dándole un respiro al espectador para reponerse de la melancolía de la trama.
En resumen, After Life es una gran oportunidad para disfrutar de una faceta más dramática de Ricky Gervais. Es una serie que nos hace reír, pero que, principalmente, nos conmueve. A pesar de la presencia de frases cargadas con una crudeza demoledora, la trama gira permanente alrededor de distintos actos de amabilidad, con escenas definidas por una ternura que emociona. Una verdadera historia de amor, dolor y esperanza.