Eva, Cristina y el discurso de los odiadores
Por Eva Wetzel
Ayer se cumplió el 68º aniversario del fallecimiento de Eva Duarte, Evita para el pueblo. Su figura, al igual que otros líderes y lideresas, aún es constitutiva de amores y odios. Con tan sólo 33 años, se había convertido en la mujer más influyente de nuestro país. Su despedida duró varios días demostrando el más profundo amor hacia ella como también, el odio fue manifestado cuando su cuerpo fue robado, ultrajado y ocultado, durante casi dos décadas.
¿Por qué su figura generó el más profundo desprecio desde un sector de la sociedad? Eduardo Galeano definía esa respuesta: “La odiaban los biencomidos: por pobre, por mujer, por insolente. Ella los desafiaba hablando y los ofendía viviendo. Nacida para sirvienta (…) Evita se había salido de su lugar”.
Más de sesenta años después el periodista Baby Etchecopar, hace unas semanas, se refirió a la vicepresidente Cristina Fernández de Kirchner como "el cáncer de Argentina". Expresión agresiva y misógina, que contiene violencia simbólica y mediática pero eso no es novedad. Luis Alberto Quevedo señala que: “El odio no tiene un objeto definido y estable, antepone el discurso del odio por encima del objeto odiado…” Es decir, el discurso del odio tiene por finalidad manifestar que la señalada como enemiga sea el origen de todos los males.
Se trata de una estrategia propiciada por la derecha en complicidad con los grandes medios de comunicación que poseen mayor alcance y reproducción de noticias. El claro ejemplo es que minimizaron y desviaron el foco sobre las declaraciones del periodista en el programa “La noche de Mirtha Legrand”, con titulares como: “El kirchnerismo salió a responderle a Baby Etchecopar por sus dichos contra Cristina Kirchner” (La Nación, 22 de junio 2020); “Baby Etchecopar le pidió disculpas a Cristina Kirchner por la grave frase que usó para descalificarla” (Clarín, 23 de junio 2020); “Los exabruptos de Baby Etchecopar sobre Cristina Kirchner agitaron otra discusión en el Senado” (Perfil, 23 de junio 2020).
El periodismo de guerra no es nuevo. Es y ha sido, constructor del discurso del odio. Lo hace continuamente con la propagación de fake news en la sociedad, que tiene como objetivo generar acciones con el fin de producir algún efecto en la opinión pública, en la circulación de la información o en la persecución de opiniones críticas. Es decir, detrás de las ‘fake news´ hay una finalidad política, una intención de provocar un daño mediante una operación política y utilizan la infamia como herramienta ofensiva al servicio de los intereses económicos y políticos de las minorías dominantes y privilegiadas.
Evita, en los cortos años de protagonismo central en la vida política argentina, logró transformaciones profundas como la creación del Partido Peronista Femenino, los derechos políticos de las mujeres, la fundación de ayuda social, la construcción de un estrecho vínculo con los sindicatos y, sobre todo, el escudo de defensa de Perón ante “oligarcas”, “cipayos” y ante el “imperialismo”. Eva Duarte falleció por un cáncer de cuello uterino, un 26 de julio de 1952. Del “Viva el cáncer” de Evita, pasando al “Muerte a la Cretina” o “Cristina es el cáncer de la Argentina” han pasado más de sesenta años. Esos discursos son parte de la grieta, persistente y profunda.
Evita fue injuriada mucho más que discutida dado que no buscaban rebatir sus argumentos sino que, siempre intentaron descalificarla. Con Cristina sucede lo mismo, no buscan debatir políticamente, no hay una forma democrática de otredad, la buscan derrotar a través del plano del odio.
¿Por qué? porque tanto Eva como Cristina son las representantes de mujeres que se abrieron camino sin pedir permiso, firmes antes sus convicciones, con la base electoral más fiel que son sectores populares, con coraje de enfrentar a sus detractores y con la certeza de trascender al odio e incluso la muerte (física y/o política) porque su amor y su entrega por los humildes las pondrán para siempre, en el corazón del pueblo y en la historia de la Nación.