Un debate necesario rescatado por los trolls: ¿para qué movilizan los sectores populares?
Por Andrés Ruggeri (*)
Desde hace unos días anda circulando en las cloacas de las redes (y levantado, entre otros, por Clarín) un recorte de unos 20 segundos de una charla en la que participé junto a Juan Grabois a fines de 2017, en una actividad en la contracumbre de los pueblos que se organizó en la Facultad de Ciencias Sociales cuando Macri trajo la Organización Mundial de Comercio (OMC) a la Argentina para demostrar que habíamos “vuelto al mundo”.
En ese fragmento, que puede verse al final de esta nota, el dirigente del Movimiento de Trabajadores Excluidos dice algo así como “hacemos kilombo por plata, no para hacer la Revolución”. Yo estoy al lado, como un observador de una supuesta confesión de la corrupción piquetera. Obviamente, si uno ya piensa eso y ve ese fragmento, ve confirmada su creencia y tiene una ocasión más para indignarse con la confesión de un dirigente con, en los últimos tiempos, gran exposición mediática.
Por supuesto, no hubo tal confesión sino una burda manipulación en redes de lo que, en realidad, fue un debate muy interesante y que, por supuesto, no tiene el menor sentido para el nivel de discurso de los terraplanistas de la política.
En esa actividad, que fue grabada y después subida al canal de You Tube de la revista Autogestión para otra economía, participamos de una mesa sobre economía popular y autogestión en que también tomaron parte Carla Rodríguez, del Movimiento de Ocupantes e Inquilinos (MOI), y Carmen López, del Movimiento Territorial de Liberación (MTL).
En la primera de las mesas, debatimos con Juan Grabois sobre la cuestión de la precariedad y su relación con los procesos de la economía popular y la autogestión. Fue una discusión que, por lo menos a mí, me resultó muy interesante: hablamos del lugar de los talleres clandestinos en la explotación del trabajo, de la naturaleza de la explotación de la clase trabajadora en el capitalismo neoliberal actual, de las alternativas para luchar contra esa situación, etc. Todo en el cenit del gobierno de Macri, después de ganar las elecciones de medio término de 2017.
Es en ese marco que el dirigente de la CTEP pronunció la frase que se viralizó para macartearlo: si ven el video completo, van a entender que no se estaba refiriendo a lo que aparentemente “confiesa”. Pero además, cuando dice eso, está respondiendo a una intervención mía anterior, porque la mesa se planteó como un ida y vuelta, no como discursos sucesivos de los ponentes. Lamentablemente, a pesar de que el debate fue grabado en su totalidad, en la edición que se hizo para el canal de You Tube se perdió el intercambio y se rearmó como si efectivamente hubiera habido un discurso después de otro. Esta situación se percibe prestando algo de atención a las intervenciones.
Lo que hablamos estuvo muy lejos de lo que se pretendió mostrar como confesión de la corrupción política, el punterismo y el uso de las necesidades de los pobres para un beneficio personal y el financiamiento de la política.
La tesis de Juan es que el sujeto social de la economía popular, al estar fuera de la relación salarial, debe lograr sus medios de vida negociando su único activo, la capacidad de generar conflictividad social y logrando, de esta manera, a través de la extracción de recursos del Estado, una suerte de salario indirecto mediante acceso a beneficios sociales que fueron destruidos por el Estado neoliberal y un ingreso directo del Estado que permita la subsistencia (el salario social complementario de la ley de emergencia social). Amplía esas consideraciones en una entrevista que le hicimos (a raíz de no poder recuperar completamente el debate de aquel día) en nuestra revista.
Creo que esa visión es correcta, por lo menos como descripción de la práctica y la estrategia de las organizaciones sociales en nuestro país, pero que debe complementarse con la relación de subordinación a las relaciones capitalistas en su conjunto, cosa muy larga para analizar aquí.
En el video completo (o más o menos completo), Grabois arranca cuestionando el ejemplo que puse del trabajo precario de los talleres clandestinos, un debate sobre la precariedad y el trabajo llamado esclavo en las zonas oscuras de la cadena textil.
Esto tiene relación con el planteo general que discutimos en aquel momento, pero no solamente a raíz de la caracterización de estos trabajadores sumamente precarizados, sino de las alternativas. Y ahí está el nudo conceptual de la discusión, pues si la movilización social tiene sentido en la disputa con el Estado y la negociación de la conflictividad social para mejorar las condiciones de subsistencia (lo que es, efectivamente, la lógica de los movimientos sociales desde los piqueteros en los 90), el análisis queda trunco si no vemos el papel económico de esos trabajadores que no son asalariados o lo son en condiciones de absoluta precariedad.
Es ahí donde aflora una discusión sobre los sentidos de la economía popular y de la autogestión como la capacidad (o no) de generar alternativas a la explotación y una inserción genuina en el desarrollo económico y no, simplemente, como una articulación subordinada al capital, una población sobrante que es un estorbo para la reproducción ampliada más que un “ejército industrial de reserva”.
Huelga decir que si lo único que vemos en la intervención de Juan Grabois en ese debate es lo de “hacemos kilombo por plata y no para hacer la Revolución”, no solo no entendimos nada de todo esto, sino que además no nos interesa, porque consciente o inconscientemente estamos del lado de los explotadores.
Por último, y no es un detalle menor, ese día (y por eso habla de “el kilombo que vamos ahora”) fue la primera de las manifestaciones contra la reforma previsional de Macri, aquella en que la CTEP intentó poner una carpa de protesta en el Congreso y fue reprimida, y el comienzo de las grandes manifestaciones que, vistas desde ahora, fueron un punto de inflexión en el momento de mayor fortaleza del gobierno macrista. Por eso (lo van a ver en el video de mi exposición), en un momento debió dejar la actividad, que había empezado con mucho retraso.
Más allá de la opereta y la macarteada, es una buena ocasión para recuperar un debate que, más allá de nuestras opiniones volcadas ese día, es parte de los grandes problemas de nuestro tiempo. Agradezco al troll o al servicio que se tomó el trabajo de verlo y hacer subir a ese olvidado video de You Tube de unas 500 vistas en tres años a decenas de miles.
(*) Andrés Ruggeri es antropólogo social, investigador y docente en la Universidad de Buenos Aires (UBA) y la Universidad Nacional Arturo Jauretche (UNAJ) y colaborador habitual de AGENCIA PACO URONDO. Dirige el programa Facultad Abierta de la UBA, que vincula al mundo académico con el de las empresas recuperadas, y es también director de Autogestión para otra economía. Esta nota se publica en simultáneo en esa revista y esta AGENCIA.