C.E. Feiling: el rescate de una obra imprescindible
Por Analía Ávila | Foto: Alejandra López
Siempre me ha parecido (y esto es, desde luego, una bravata repugnantemente elitista) que las personas que no han gozado de la oportunidad de cultivar el gusto por las novelas sufren luego las consecuencias de una defectuosa educación sentimental. (C.E. Feiling)
En agosto de este año, en el marco de la Feria de Editores virtual, se realizó una charla llamada “La recuperación necesaria” que organizaron las editoriales Alto Pogo, Mil Botellas, La Bestia Equilátera y Añosluz Editora. En el encuentro, Hinde Pomeraniec y Luis Chitarroni conversaron sobre Charlie Feiling, Miguel Briante, Sara Gallardo, Dalmiro Sáenz y Héctor Libertella, todas voces imprescindibles de la literatura argentina, con la noticia de que estaban siendo recuperadas por editoriales independientes.
Nos interesa enfocarnos en el escritor, docente y periodista cultural Charlie Feiling, que firmaba C.E. Feiling (su nombre era Carlos Eduardo Antonio Feiling). La buena noticia es que este año se empezó a reeditar su obra que era inhallable, esto hizo que más de una generación de lectores y lectoras no lo conocieran. Feiling nació en Rosario, Santa Fe en 1961 y murió a los 36 años de leucemia en 1997, en Buenos Aires. Licenciado en Letras (UBA), fue docente en nuestro país y en el Reino Unido, y desde 1990 se dedicó de lleno a la literatura y al periodismo cultural. Publicó sus artículos en La Nación, Clarín, El Cronista, El Porteño y Página/12, entre otros medios. Fue secretario del mensuario Página /30.
Gracias a los testimonios de sus colegas y amigos y con la lectura de las entrevistas que le realizaron, podemos saber que Feiling era un escritor muy culto, melómano, exquisito lector, con gran capacidad para la ironía y el sarcasmo; le gustaba generar polémicas con sus escritos y dichos, tenía una fuerte influencia de la cultura anglosajona por parte de su familia. Gran cultor de la amistad, escritores como María Moreno, Daniel Guebel, Sergio Bizzio y Luis Chitarroni formaron parte de su grupo de amigos. También su amigo el escritor y periodista Guillermo Saavedra, que fue editor de Feiling en la redacción de la revista Babel, escribió sobre él: “Uno de los aspectos fundamentales del ‘Efecto Feiling’: con él, uno se volvía realmente inteligente”.
Valorado como “escritor de culto”, sus libros circularon en ámbitos académicos y en talleres literarios. La obra de Feiling, toda publicada en los años noventa, son tres novelas y un poemario: Un poeta nacional (aventuras, 1993), El agua electrizada (policial, 1992), El mal menor (terror, 1996), Amor a Roma (poemas, 1995), y un capítulo que dejó escrito antes de su muerte de una novela inconclusa, La tierra esmeralda (fantasy). A Feiling le interesó trabajar con la cuestión del género literario y había programado el desarrollo de su obra así, una novela por cada uno de los géneros. En una entrevista que le hizo Cynthia Sabat vaticinó: “En el siglo XVIII la novela no era la forma literaria dominante: había que escribir poemas. La novela es la forma dominante de este siglo, y creo que del que vendrá”.
También se hizo una recopilación de las tres novelas y del capítulo de su novela, en el libro Los cuatro elementos de editorial Norma, que también es difícil de hallar.
Este año Alto Pogo reeditó Un poeta nacional. También El agua electrizada se publicó este mes en La Parte Maldita, y El mal menor saldrá por La Bestia Equilátera que también reeditará su libro de poesía. Recuperar esta obra es una forma también de revalorizar su legado y revisitar géneros que fueron considerados marginales de la literatura como el terror y el policial, y también para que los nuevos lectores y lectoras lo descubran.
Elizabeth Lerner, editora de La Parte Maldita, explicaba en una entrevista realizada por Luciano Sáliche, que quisieron reeditar a Feiling porque se trata de un escritor para descifrar, por esa combinación extraña de Florida y Boedo a la vez. El agua electrizada tiene muchas citas en otros idiomas, sin traducir, le pide mucho al lector.
Con toda intención
En 2005 editorial Sudamericana publicó Con toda intención que es una recopilación de artículos y ensayos breves –recuperados por Gabriela Esquivada y Alfredo Griecco y Bavio- que permiten ingresar en el peculiar universo Feiling, una forma de conocer su vida y los temas que le interesaron como lector, escritor y periodista, con sus interesantes ideas sobre la literatura, los géneros, el canon literario, la música y la cultura popular.
En el ensayo “Apuntes para una teoría de la inteligencia” que abre el libro, Rodrigo Fresán comenta que cuando se le consultó a Feiling por la posibilidad de que se estuviera convirtiendo en un escritor de géneros, el escritor manifestó: “Pero también me parece que todo escritor que no esté preocupado por su fama imperecedera sino por los lectores (…) trabaja con moldes que son conocidos y esperados por esos lectores. Someterme a las reglas de un género de antemano, premeditadamente, me permite escribir”.
Entre los ensayos de Con toda intención encontramos la crítica de Feiling al canon literario nacional, en aquellos años noventa en que la revista cultural La Maga publicaba sus habituales encuestas a narradores contemporáneos. Así esgrimió el rescate de escritores como José Bianco, autor de La pequeña Gyaros y Sombras suele vestir, ante el ranking que encabezaron Borges, Arlt, Bioy Casares y Sarmiento. También en su nota “El fin” homenajea al escritor Miguel Briante y a su libro Kincón: “Miguel fue el único que se le animó a Borges, y a través de Borges a Hernández y a Lugones, a todo lo que tiene sentido llamar ‘literatura argentina’ ”.
En “Un estilista”, Feiling comenta acerca del prejuicio en esa época que significaba leer a Stephen King, a quien se lo consideraba un mero escritor de best sellers que provocaba resistencias “entre los que beben capuccino leyendo a Paul Auster”. La hipótesis que desarrolla el periodista es que los géneros que King cultiva, que son el terror y el fantasy, despiertan la desconfianza del progresismo ilustrado: “Es como si lo único que hubiera sobrevivido de la izquierda en ese progresismo fuera lo más bobo de ella, aquel disgusto ante los mundos por completo imaginarios que pregonaba el teórico y crítico húngaro Lukács”.
Para terminar este arbitrario punteo, en “Un trabajo inapropiado” Feiling nos sobresalta citando este comienzo de The Children of Men, libro de ciencia ficción de P.D. James a quien consideró una de las mejores novelistas contemporáneas: “El año es el 2021 y la humanidad está desapareciendo. El último hombre nació en 1996 y acaba de morir en una riña de bar en las afueras de Buenos Aires”.
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La escritora y periodista María Moreno le dedica varios pasajes a Feiling en su libro Black out, este fragmento tiene que ver con los meses finales de su vida: “Charlie tuvo una elegancia final muy comentada de la que sobresalta una invención: la cercanía de la muerte, no como tragedia o temor sino como fastidio. En su mueca de los últimos días se leía la contrariedad por la suspensión de un proyecto literario, la imposibilidad de terminar la noche en un pub de Oxford, de cuestionar la calidad de una traducción. Pero existen en innumerables textos suyos indicaciones sobre la vitalidad de la obra por sobre la salud de sus autores (...) Que muerto el novelista los lectores pueden abrir la canilla y volver a ver esas sombras”.