Entrevista a la escritora Marina Arias
Por Hernán Casabella
Por decisión de la entrevistada y del autor, el artículo contiene lenguaje inclusivo.
Marina Arias nació en Haedo en 1973. Publicó las novelas Fioruchi (2020), Bondi (2017), Neoprene (2016), Mochila (2014) y los libros Cuentos blancos (2018) y Hacia el mar (2008). Relatos suyos integran varias antologías (Audiocuentos, Cuentos a la calle) y han sido publicados en medios gráficos y digitales (Página 12, Excéntrica, Desconocida, Hamartia, Levadura). Es doctora en Comunicación, profesora de ficción escrita de la Facultad de Periodismo y Comunicación de la UNLP, directora de la especialización en Periodismo Cultural, y codirectora del Laboratorio de Ideas y Textos Inteligentes Narrativos (LITIN). Desde 2018 es, además, columnista literaria en el programa de radio Todo es tango (AM 530).
AGENCIA PACO URONDO: ¿Cuál fue el primer libro que leíste completo y sin obligación de hacerlo?
Marina Arias: Dailan Kifki de María Elena Walsh. Y lo releí miles de veces, incluso de grande con mis hijes. Lo amo. Cada vez que lo releo, le encuentro un sentido más.
APU: ¿Los libros se leen hasta el final o se abandonan? (Si abandonaste alguno, ¿cuál fue y cuál es la anécdota que valga la pena?)
M.A.: Cuando era chica tenía una regla: si pasaba de la página 20 de un libro, tenía que terminarlo sí o sí, aunque me aburriera… Así fue que, por ejemplo, a los 15 leí hasta el final el Ulises de Joyce sin entender absolutamente nada. Ahora que estoy grande y tengo conciencia de lo corta que es la vida, en el momento en que siento que un libro no me está enganchando, lo dejo y ya.
APU: Los libros, ¿se compran, se regalan, se prestan, se pierden, se devuelven, se venden, se roban?
M.A.: Los libros se compran, se regalan, se pierden, se devuelven, se roban (parece el poema de Girondo,). Lo único que no se hace es prestarlos…Le presto libros a muy poca gente en este mundo (se pueden contar con los dedos de una mano, en serio). Son amigues a les que les tengo extrema confianza y que sé que se lo das, lo lee inmediatamente y te lo devuelve. Me vuelve loca esa gente que acumula en la mesa de luz libros prestados (mi compañero, por ejemplo: cada tanto le hago una requisa y le devuelvo los libros a los dueños).
APU: ¿Cuáles son tus libros preferidos de la literatura argentina?
M.A.:¡Ay, qué difícil!... Alguna vez alguien me dijo que soy una persona “terminante y cambiante”. No creo mucho en esas listas estancas… Te puedo decir por qué libros siento un entusiasmo inagotable… ¿Vale rioplatense?: El astillero de Onetti… Zona de clivaje de Liliana Heker… De Fogwill, todos… Hombre en la orilla de Briante… ¡Los oficios terrestres y Un kilo de oro de Walsh!… ¿solo de ficción o puedo incluir El violento oficio de escribir?... La mujer que escribió Frankenstein de Esther Cross.
APU: ¿Cuáles son tus libros preferidos de la literatura universal?
M.A.: Todos los que mencione en la respuesta anterior más El mundo según Garp de John Irving, Al pie de la escalera de Lorrie Moore, Expiación de Ian Mc Ewan, todos los de cuentos de Cheever, todos los de Carver… ¿O tenía que contestarte con clásicos?
APU: ¿Hay algún personaje de la literatura con el que te sentís identificada?
M.A.: ¿Si te contesto Madame Bovary quedo muy mal?
APU: Así de arrebato, ¿qué final te viene a la memoria?
M.A.: El de Irlandeses detrás de un gato de Walsh: “el Gato sollozó brevemente, después retiró la mano… ‘puedo caminar solo’, dijo.”
APU: ¿Cuándo comenzó tu gusto por la escritura?
M.A.: Desde chica, ya en la primaria lo que más me gustaba eran esas tareas tipo “composición: la vaca”.
APU: ¿Tenés alguna rutina al escribir?
M.A.: ¿Estamos hablando de ficción, no? Solo puedo escribir dos horas diarias. Por otras cuestiones laborales puedo escribir más tiempo seguido… Pero “ficción” escribo dos horas sin parar y completamente enfrascada a la mañana, después de leer el diario y tomarme un termo de mate. Necesito mi compu, necesito silencio (que no haya ruidos incidentales tipo tránsito, perros que ladran, sierras eléctricas… esas cosas me vuelven loca) y necesito música o una radio. Cada libro tiene su cortina musical. Por ejemplo, Mochila, lo escribí escuchando a Oasis.
APU: ¿Tenés objetos fetiches que te sean vitales al momento de escribir?
M.A.: Mi compu. No puedo escribir ni a mano ni en ningún otro dispositivo.
APU: ¿Lenguaje inclusivo en la escritura sí o no?
M.A.: En cuestiones académicas o periodísticas trato de usar lenguaje inclusivo. A la hora de escribir ficción no me sale. Pero me encanta que haya gente que lo sepa hacer.
APU: ¿Cuál es tu opinión sobre las presentaciones de libros y los ciclos de lecturas?
M.A.: Los ciclos de lecturas son espacios fabulosos para conocer gente o para encontrarse con personas que hace mucho que no se ve, y ponerse al tanto de qué se está escribiendo y mostrar que anda escribiendo una, y tomarse un vinito o una birra, también, obvio (¡qué lindo, cómo se extrañan en pandemia!). Las presentaciones de libros… Las de los míos me ponen muy nerviosa, las de otres me encantan: me gusta que se lean fragmentos para ver si el libro vale la pena o no, además de que les presentadores suelen dar pistas de lectura interesantes.
APU: ¿Cómo se lleva tu literatura con el insomnio, con las noches, con los vicios?
M.A.: Soy una escritora diurna, matinal, como te dije antes. Así que los vicios y las noches largas lo único que le aportan a mi escritura es malestar y lentitud resacosa.
APU: ¿A quién releés periódicamente?
M.A.: A Walsh, a Fogwill, a Cheever, a Alice Munro.
APU: ¿Qué tres autores argentinxs reeditarías?
M.A.: A riesgo de quedar mal: reeditaría mi novela Neoprene que está agotada y muchos que leen las siguientes de la saga de Mariana y Christian la quieren leer… Y si fuera posible haría una edición de mis cuatro novelas en un solo libro… Ahora, en serio: a cualquiera de les casi treinta autores que tenemos en PDF en narrativargenta.wordpress.com.
APU: ¿Qué opinás de la literatura argentina de la última década?
M.A.: Habría que preguntarse a qué llamamos “literatura argentina de la última década”… ¿A lo que publicaron las editoriales comerciales? ¿A lo que publicaron las editoriales independientes? ¿Sólo a lo que se estrenó? ¿Y lo que se reeditó? Me parece que las reediciones implican nuevas lecturas, y en ese sentido también son literatura actual. Hay de todo, en el campo. Te puedo decir qué literatura argentina que se publicó por primera vez en la última década me gustó mucho… El hiperrealismo en la línea de Eduardo Muslip: Federico Falco, María Gainza. Pero en este recorte de “lo publicado” me quedan afuera montones de textos inéditos que he tenido la suerte de leer en los talleres para estudiantes que damos en la Facultad de Periodismo de La Plata con Ulises Cremonte.
APU: A calzón quitado, ¿leés a tus contemporánexs o solo leés las contratapas?
M.A.: Leo a full a mis contemporánexs, y porque con Marina Porcelli queríamos que muchos libros de colegas contemporánexs que estaban agotados o mal distribuidos pudieran seguir siendo leídos es que inventamos narrativargenta: una biblioteca digital de PDFs de libros argentinos de los últimos años que nos entusiasman, de acceso gratuito y con autorización de lxs autorxs. Ahora hemos sumado también latinoamericanos, eso nos tiene felices.
APU: ¿Qué estás leyendo actualmente?
M.A.: Desierto sonoro de Valeria Luiselli… y me está volando la cabeza.
APU: Dependiendo las situaciones ¿el traje en Neoprene es la armadura que de manera alternada usan Mariana y Christian?
M.A.: El traje de neoprene es la relación entre Mariana y Christian que en esa primera novela de la saga tanto los protege como les impide llegar al otro…
APU: ¿Mariana y Christian cuando no pueden, la surfean armando la mochila y tomándose un bondi para salvar su -imposible- separación?
M.A.: La mochila de Mariana y Christian (a la que alude el título de esa segunda novela de la saga) en realidad viene a ser toda la vida que tiene encima cada uno cuando se reencuentran después de diecisiete años. Y el bondi, que le da nombre a la tercera novela, sale de una frase que le dice Luis, el amigo medio Yoda de Mariana: “cuando uno pasa los cuarenta se da cuenta de verdad de la finitud de la vida. Entonces, te cruzás con algo y te parece súper intenso, especialísimo, y te desesperás porque sentís que es el último bondi a Finisterre. Después te das cuenta que hay más bondis. Nunca es el último bondi.”
APU: ¿Experimentaste descubrir lo cotidiano de Mochila, sin la distancia de la observadora/narradora no participante, pero sí como lectora?
M.A.: Me ocurre con Mochila, y en todas las novelas de la saga, que las reacciones y cosas que dice Mariana me hacen reír como si nos las hubiera escrito yo… Es rarísimo lo que me pasa con esa chica, así que sí: cada vez que me reencuentro con Mariana recupero la ingenuidad de una primera lectura.
APU: La cosa desenmascarada que se da en Fioruchi luego de un viaje volviendo de París, y planeando un nuevo viaje, ¿en qué estación del Sarmiento se iniciaría y a cuál llegaría?
M.A.: Supongo que Mariana y Jimena se tomarían el Sarmiento en Floresta, que es el barrio de Mariana desde que se mudó a Capital hace casi veinticinco años… Y viajarían hasta Ituzaingó, que es una estación que a mí me trae muchos recuerdos lindos porque a los dieciséis hacía teatro en una escuela a dos cuadras y nos quedábamos horas boludeando en el andén con una banda de amigos.
APU: ¿En la próxima de la saga Christian y Mariana serán abuelos, y encontrarán ese necesario fin de los conflictos, o seguirán insistiendo en no ceder al menos por algo de ese afecto que se les volvió habitual y necesario?
M.A.: ¡Uy, ojalá que haya una próxima novela de la saga! Por ahora, Mariana y Christian no me han vuelto hablar desde que le puse el punto final a Fioruchi… Siempre me pasó así: sentí como si esos dos personajes me hubieran empezado a contar un capítulo de sus vidas y lo escribí.
APU: ¿En qué proyectos literarios estás trabajando?
M.A.: Este año pandémico estuve corrigiendo una novela que parodia a los diarios de viaje que por ahora se llama Nueva guía para viajeros inocentes (en alusión al libro de viajes de Mark Twain). También estuve escribiendo cuentos sueltos, probando cosas que se alejan un poco del realismo que suele caracterizar a mi escritura: un cuento largo que intenta nadar en el BDSM, otro medio de terror…
APU: ¿La escritura puede aprenderse en un taller?
M.A.: Soy una convencida de que los talleres son imprescindibles para aprender a decir mejor aquello que une quiere decir en la escritura. Pero el deseo y el “qué”, por decirlo de alguna manera, creo que no se pueden enseñar.