Homenaje a Palo Pandolfo: que Buenos Aires grite tu nombre
Por Leandro Andrini | Ilustración: Matías De Brasi
“Pajarillo negro matá mis malos pensamientos”, mientras escucho una “canción que lleva algún consuelo / o tal vez fe para seguir luchando”. Porque antes gritaron o cantaron, algunas veces –quizás muchas veces- “Patria o muerte” y no podemos quedarnos en estas “playas oscuras” porque tiene que ser nuestro “amor como una primavera” para escapar a “tanta trampa, tanta trampa”.
“Por un minuto me perdí, allí, por un minuto me perdí”, cuando “la noche te hace desconfiar / yendo por el lado del río”. Es que “a veces mirás/ bajo la superficie / y podés ver caras tristes”, y otras veces podés ver “la gacela ambarina en el suburbio”.
¿En qué estrella ahora tu sonrisa amplia nos canta? “Ella vendrá”. Porque sí, porque no se pudo ir, “siento que ella vendrá”. Porque quiero que “no me dejes / no te estrelles en mi lecho” cuando “tu voz se desate de la lengua”. Para qué tomar otra palabra que no sea tu voz, en esta “vida [que] es un laberinto, y siempre se sale por arriba”, tu voz “pa' buscar luz en el alma [con la que] todos nacemos”
¿Qué decir cuando muere un poeta? ¿Cuándo la muerte impiadosa nos roza el alma? El alma partida. “Estoy llorando sin esperanza”, sangrando “sangre sangre sangre” para que pare suavemente al tiempo, para que detenga la queja que cubre al cielo cuando el atardecer se vuelve gris y ahora escribo esto “para endurecerme el cuero” y que se abra Buenos Aires toda y grite grite grite tu nombre para siempre por siempre, Palo, al Palo, como viviste músico-poeta que bebiste “la luz de todos los colores cantando”.
Será hasta que nos encontremos en una estrella. Ahora soy el sol, soy el sol, soy el sol.