Novedad literaria: “El derecho a lo torcido”, de Fabio Lacolla
En El derecho a lo torcido, editado por Galerna, el psicólogo y escritor, Fabio Lacolla ensaya sobre sobre el dolor, la angustia, la tristeza, el deseo y la imperfección. Frente a una red de apología al bienestar de manera continua, Fabio nos propone aceptarnos en nuestra condición esencial de imperfectos. ¿Cuál es el límite de lo correcto? ¿Cuál es la trama que trabaja para negar lo que sale de la norma?
Fabio Lacolla con destellos autobiográficos va trazando un camino donde el concepto de indisoluble se desmorona para dar lugar a lo imprevisible. “Lo torcido sucede, casi como un accidente,” escribe. Entonces, con ejemplos claros de su propia experiencia nos muestra qué sucede una vez que pasamos la frontera de lo establecido.
En este libro el autor pareciera condensar algunos de sus textos publicados: Estar en banda, Amores Tóxicos, El ensayo amoroso con el valor agregado de un yo narrador que también tropezó con el fracaso y la desilusión.
El derecho a lo torcido es un libro liberador porque nos da la posibilidad de identificarnos y de a su vez encontrar una voz amiga que nos dice: mirá a mí también me pasó.
Por lo cual el derecho a la infelicidad, a la soledad, al llanto, al silencio, al duelo, al miedo nos propone una emancipación a la presión social de la cultura del bienestar, devenida en frases de Instagram o influencers del mundo ideal.
“¿Qué necesitás? es una pregunta que uno debería hacerla retornar muchas veces a lo largo de la vida. Ser necesitado es una garantía para ser querido, de hecho, muchas personas dejan la vida en esa oferta. Freud podría llamarlo proyección. Con los años esa pregunta debería ir transformándose en ¿qué necesito?, y tal vez de ahí se parta para acceder al derecho a lo torcido, abstraerse del concepto culposo del deseo del otro para sumergirse en el propio deseo. A la mierda el psicoanálisis, las redes sociales y los mandatos culturales. Desafinemos los cantos a la vida y fortalezcamos nuestras imperfecciones, luchemos contra las habilidades adquiridas y torzamos nuestra ruta incluso corriendo el riesgo de perdernos en la oscuridad. ¿Acaso las estrellas no se lucen con la luz apagada?”
Fabio Lacolla en este libro fortalece la combinación entre ensayo y poesía, en esta instancia escribe un libro de 240 páginas como si se tratara de un poema largo. No enseña, no explica, no tranquiliza sino que comparte la incertidumbre y en el trayecto va descubriendo respuestas o voces que intervienen en la causa: Barthes, Ahmed, Al Álvarez, Spinoza, Deleuze, Poe, Moffatt, Zito Lema, Casas, Fisher, Ranciere, Freud, Lacan.
En El derecho a lo torcido lo autorrefencial acompaña, complementa el derecho al que alude, por momentos son historias graciosas y por otro desgarradoras. En distintos pasajes por ejemplo, cuenta sobre su iniciación en la escritura, en otro sobre la muerte trágica de su madre. Compone escenas claves y determinantes en la vida que utiliza como disparadores para darse el permiso a derribar mitos de normalidad.
El autor desarticula los conceptos totalitarios, los desmenuza, los desarma, incluso hasta la idea de deconstrucción, ese procedimiento nos convoca a repensar el futuro, la esperanza, la autoayuda, la fe, la verdad.
Fabio escribe este libro como un acto de libertad, no parece estar ajustado a una planificación de ciencia exacta sino que es una puerta al desprejuicio, al deseo genuino, a la fuente de la escritura. Por lo tanto, también se lo adjudica como “mi derecho a la contradicción.” Esta definición convierte al libro también en una obra performática donde existe el movimiento, la acción y el cambio en el correr de las páginas.
“Me alegra haber escrito un libro torcido, irregular y con algunos baches.”
El derecho a lo torcido aborda ejes temáticos como la pandemia, las redes sociales, las nuevas masculinidades, la discriminación, con profundidad e interpelación porque siempre permanece la idea de no tomar todo lo dado sino de cuestionar al sistema, de encontrar la hilacha desde donde nos quiere atrapar el capitalismo.
“De lo que se trata es de resignificar lo que implica ser varón. De tensionar los límites de ese molde que se llama “masculinidad” y cargarla de nuevos sentidos. Se trata de un reclamo urgente de nuestras compañeras, y de una oportunidad para vivir un poco más libres.”
Fabio Lacolla utiliza las concepciones “deber ser”, heteronorma, normalidad, tecno totalitarismo, el tecnocapitalismo para abrir el diálogo y dejarle al lector/ra el resto.
Aparece la pandemia como quiebre para vivir el presente, para deshacernos de la noción de futuro, para dejarnos sin rumbo, sin embargo, Fabio pregunta: ¿No es mejor perderse? ¿Vivir sin expectativas? ¿Habitar lo instantáneo? ¿Vivir en estado de pregunta?
En el universo de lo torcido lo impuesto y lo reglamentado entra en crisis, en duda, ¿El deseo es una construcción?: “El deseo es un caballo sin montura, a veces tiene estrecha conexión con el jinete, pero otras, galopa hacia un no-destino creyendo que en esa cabalgata estaría saciando una espacie de necesidad.” “Satisfacer un deseo es como morir.” “Del choque de deseos nace el poema, pero también nace el límite.”
En un mundo donde la psicología, la metafísica, las corrientes espirituales invitan a vibrar alto viene Fabio a reconciliarnos con lo torcido, como aquella vez llegó Nicanor Parra y le dijo a la poesía: Durante medio siglo/la poesía fue/el paraíso del tonto solemne. /Hasta que vine yo / Y me instalé con mi montaña rusa.