Acto en el Diego Maradona: la solución política y la solución gremial
La fuerza que conduce Cristina Fernández de Kirchner ha hecho un largo camino para reencontrarse con los sindicatos. Como tantas veces narramos en la AGENCIA PACO URONDO, este desencuentro fue nocivo para el campo popular. La patronal sacó ventaja de la confusión, Macri resultó presidente y la persecución que desplegó no discriminó adversarios. Nada une mejor que el espanto, así que con mucho empeño nació un diálogo fecundo. Este cristalizó en el acto de Máximo Kirchner con Pablo Moyano el 17 de octubre en Plaza de Mayo y en el de la UOM con CFK en Pilar hace dos viernes.
Este proceso de autocrítica constante tuvo que ignorar mutuos desencuentros. Todos cometemos errores y es mejor trabajar las coincidencias. En este sentido, Cristina encabezó un mega acto en el Estadio platense Diego Armando Maradona. La coyuntura es crítica. Las patronales hacen políticas en la espiral de precios y un poder judicial monárquico arremete contra la vicepresidenta y la fuerza que conduce.
Para llenar este predio deben convocarse unas 40 mil almas. La convocatoria estuvo a la altura. A los sindicatos se les otorgó un tercio de las gradas, que saturaron razonablemente. Este protagonismo de la clase obrera organizada no se daba desde aquel acto en Ferro el 11 de marzo de 2010 (el “Ferro grande”), en donde Camioneros había tenido un enorme protagonismo.
Muchos sindicatos pusieron toda la carne al asador: sobre todo aquellos que integran la Corriente Federal de Trabajadores, el Frente Sindical para el Modelo Nacional y las dos CTA. Si la política se abre, hay que jugar, y fuerte. Y en esta ocasión, cabe destacar el giro que está adoptando el SMATA, gremio hermano de la UOM. Ayer, más de un millar de mecánicos acompañaron al secretario adjunto Mario “Paco” Manrique al acto de CFK.
Pero todo vínculo virtuoso debe ser bilateral. Si los gremios participan, y discuten, fuertemente la política, entonces la política también debe prestar atención a los gremios.
Hasta acá, Cristina y Néstor han tenido a grandes rasgos con los sindicatos grandes una relación pendular. Una alianza incómoda con dirigentes oportunistas, o la indiferencia absoluta con una fuerza que es objetiva y subjetivamente la columna vertebral del peronismo.
Varios compañeros sabios que consulté para esta nota sugieren una salida por arriba del laberinto. El kirchnerismo se ha vinculado siempre con las cúpulas, con la federación. Pero ¿qué nos demuestra la experiencia de la UOM? Que las bases, las seccionales pesan, y mucho. Al acordar con las jefaturas nacionales, estas utilizan esa alianza para fortalecerse de sus votantes locales y oprimen a los dirigentes intermedios. En cambio, si el kirchnerismo se diera una política capilar, de dialogar seccional por seccional, la situación de los altos jefes se volvería más frágil. Y por supuesto, estarían mucho más dispuestos a encolumnarse detrás de una agenda que beneficie a las y los trabajadores. La misma atención que la política le presta por ejemplo a las internas electorales de los municipios más relevantes.
No es tarea fácil. Los gremios son universos con gran identidad y tradición y no se puede entrar como elefante en un bazar. Hay gremios donde la legitimidad de su secretario general es monolítica pero en otros no. En general, aquellos cuyas lealtades ideológicas son más vacilantes. Ahí es donde hay que recibir a los secretarios regionales, seccionales o locales para escuchar su opinión sobre la Federación y publicar enormes fotos con ellos, si están de acuerdo. Seguramente los titulares de la Federación tomarán nota y se mostrarán solícitos a ser parte de fuerzas electorales menos afines a las patronales.
Y algo más. No parece inteligente caer en la trampa de crear mini sindicatos paralelos. Duran lo que duran en el poder ejecutivo quienes los sostienen.
*Director de Agencia Paco Urondo.