Luis Sagasti: “La biblioteca es resistir culturalmente a un estado de mediocridad”

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    Luis Sagasti
ENTREVISTA LITERARIA

Luis Sagasti: “La biblioteca es resistir culturalmente a un estado de mediocridad”

25 Junio 2023

AGENCIA PACO URONDO dialogó con Luis Sagasti, escritor, docente y crítico de arte nacido en Bahía Blanca que acaba de publicar su último libro Lenguas vivas editado por Eterna Cadencia. Además escribió Leipzig (1999), Los mares de la luna (2005), Bellas artes (2011), Maelstrom (2015), Una ofrenda musical (2017), Por qué escuchamos Led Zeppelin (2019), entre otros.

Luis Sagasti compone un libro inclasificable e hipnótico en el que relata historias mínimas, de esas que dejan su huella en el tiempo, como las canciones que al atardecer entonaban los soldados en las trincheras de la Primera Guerra Mundial o las biografías de colaboradores en la producción de enciclopedias y diccionarios, o los registros de los últimos hablantes de una lengua. Muchas veces son historias sobre objetos conocidos, pero descriptos de una perspectiva diferente.

Agencia Paco Urondo: En el libro cruzás diferentes géneros narrativos. ¿Cómo surge y por qué el titulo Lenguas vivas?  

Luis Sagasti: Es el único título posible, es una pregunta difícil de responder en su simplicidad. El texto es sobre lenguas que se extinguen y sobre otras cosas que se van perdiendo como el valor de los cuadros, de todos modos esa extinción de las lenguas permite que otras cosas pervivan. No es un título engañoso pero también es lo que permite que viva cuando una lengua muere. El titulo surge al final.

APU: Describís imágenes de grandes fotógrafos como Cartier-Bresson (francés, padre del fotoreportaje), Wilson Bentley (unos de los primeros fotógrafos de cristales de nieve), Wang Qingson (artista y fotógrafo chino). ¿Qué te impactan de sus fotos?

L.S.: Las imágenes de artistas me disparan muchas ideas y reflexiones. El tema es que más que la imagen en sí me interesan ciertos detalles. Empecé con una foto muy famosa del filósofo Wittgenstein que posa delante de un pizarrón. En la foto me interesa el pizarrón que tiene atrás donde está todo borrado, pero no sabría por qué me interesa eso, por ahí tengo ciertos desvelos, ciertas intenciones para explicar o expresar algo y finalmente encuentro en un detalle algo involuntario de la expresión plástica o sonora de lo que uno quiere expresarse, pero eso viene porque de chico veía mucho arte, me fascinaba ver cuadros y imágenes.

APU: ¿Está todo escrito en el arte?

L.S.: Para nada, con lo que está ocurriendo ahora con el nivel cibernético, recién estamos empezando a hacer algo en este sentido. La invención de la imprenta dio lugar a la novela como género nuevo, internet está abriendo formas narrativas nuevas que todavía no sabemos para qué lado van. Yo creo que las historias para contar son cuatro o cinco no hay más que eso. Por ejemplo, historia de amor; una chica conoce a un chico, se gustan, se separan y luego se reencuentran y ya está. Ahora contame eso como por primera vez, dicho de otra forma las historias son las mismas, vos tenés que armar distintas constelaciones, no hay muchas historias para contar, lo que sí hay son formas distintas y nuevas maneras de narrar. Y a mí me parece que los nuevos dispositivos generan nuevas maneras de narrativas, entonces yo creo que estamos en los umbrales de algo distinto que no sabemos para qué lado va, ni qué va a quedar. 

“Internet está abriendo formas narrativas nuevas que todavía no sabemos para qué lado van”.

APU: Hoy es el boom de la literatura juvenil, es lo que más consume el público. ¿Qué pensás al respecto?

L.S.: Por lo que yo veo de alumnos míos que leen mucha literatura juvenil, reconocen que no es la gran literatura y que la literatura va por otro lado. No leo nada de esas cosas pero debe estar bien hecho, como está bien hecho cierta música industrial que en lo personal puede no gustarme pero son productos dignos, bailables, escuchables, por más que no me interese consumirlos. Estos libros pueden estar buenos si es el primer escalón para que accedas a otra clase de literatura. No me gusta pero lo respeto, ahora si hacés pasar esto por arte, no. Esta literatura juvenil no la consumo, pero mientras no se hagan pasar por la gran literatura está bien.

APU: ¿Se puede definir qué es o no es literatura? ¿Cómo definirías la literatura?

L.S.: La literatura es una forma de leer y no de escribir. A veces es una forma de habitar el mundo, de dar a entender mi cosmovisión, ciertos tipos de percepciones que me gusta compartirlas pero no sé qué valor le caben. La literatura así como todo arte, hay algo de fracaso en todo esto en mí, en el sentido que a mí las ideas se me presentan como ese aura previa al dolor de cabeza sólo que no es molesto. Y el aura puede dispararse a cualquier lado, todavía no tenés ninguna palabra pero esa sensación, a medida que eso va tomando forma, que va tomando la palabra, eso va a una sola dirección. Es ese intento de llevar al habla, al papel, intuiciones que no son muy claras y sabés que cuando están escritas no significa que estás conforme, pero a veces pensás que en el fondo hay algo que quedó afuera, pero no sabés bien.

La literatura es eso, es expresarme sabiendo la imposibilidad de expresar todo lo que quiero. Esto como productor de libros, ahora como lector es una forma de abrigarme, no hay nada mejor que llevarse un libro a la cama para dormirte, para conocer el mundo, pero no sé si es lo más importante.

APU: De algún modo lo que escribís es tu forma de ser…

L.S.: Los modos que yo escribo, mi manera de escribir es fragmentada, no es lineal sino de constelaciones de formas consecutivas. Soy así, charlo así, miro al mundo así, o sea fluyo en ese sentido. Si narro y escribo cuentos, no hay diferencia entre mi vida y la literatura, cuando narro percibo así el mundo, un poco fragmentado, no es que lo sintetizo.

APU: ¿Nadie narra de la nada? ¿Nadie escribe de la nada absoluta?

L.S.: Nadie escribe ante el silencio universal. Alguno les da su tono propio, todo el mundo agrega algo. En la novedad, en una tradición. 

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tapa lenguas vivas

APU: En la educación argentina hay un gran porcentaje de estudiantes que no comprenden textos, además hay dificultades en la lectura y escritura. ¿Cuáles son las causas de este problema educativo?

L.S.: La educación argentina en algunos ámbitos sigue siendo extraordinaria por el gran esfuerzo de los docentes, pero en este país en la década de 1960 el 10 por ciento de sus exportaciones eran libros, en Buenos Aires se traducía toda la literatura del castellano, por ejemplo Cien años de soledad rechazado en todas partes se edita en Argentina, sin contratapa que hablara bien del libro y a los pocos días agota su edición, ahí tenés una idea de la cultura que había en Argentina, de eso quedó nada o casi nada. Buenos Aires sigue siendo una capital cultural que tiene una oferta cultural que está después de Londres y New York. Si bien está deteriorado con respecto a años anteriores, sigue teniendo una potencia cultural que los esfuerzos de neoliberalismo no destruyó. Con el tema de la educación, cuando yo era chico los pibes no iban a comer a la escuela, se comía en la casa, la única vez que comías en la escuela más allá del sandwich en el recreo, era una factura y chocolate el 25 de Mayo en Bahía Blanca. El problema empezó con los militares, Menem hizo mierda todo, apostó por la educación privada, y Macri enfatizó eso y no pudo cumplir su programa. No hay manera de solucionar esto, tienen que pasar muchos años, además la gente tiene que comer primero.

APU: ¿Qué función cumple la biblioteca pública o personal en el desarrollo cultural?

L.S.: Por ejemplo en una cocina comunitaria vos podés comprar comida en una rotisería o la podés hacer vos y te vas a nutrir bien. En las bibliotecas personales que ya quedan menos, en realidad quedan menos muebles que tengan libros, vos tenés estantes donde ponés cosas y también libros. Entonces es como tener una cocina intelectual de ideas, está Borges, Platón y esa gente dialoga con vos, por ejemplo dialogo un rato con Joyce, el libro como presencia crea un ambiente. La biblioteca pública es un lugar donde la gente se encuentra a sacar libros, es una cosa maravillosa, en un país que se está desarmando, una biblioteca es resistencia, es resistir no a un gobierno, a un estado de mediocridad, de llanura donde no hay profundidad, hondura, donde todo tiene la velocidad de un Tiktok, de la adicción. La biblioteca es resistir culturalmente.