Nahir: una película insuficiente y apurada en el afán de ser la primera
Hace tan sólo unos días se estrenó Nahir en Amazon Prime. La ficción está basada en el famoso caso de Nahir Galarza, la entrerriana que a sus diecinueve años -allá por 2017- mató de dos disparos a su novio Fernando Pastorizzo. Galarza fue sentenciada a prisión perpetua, siendo la mujer más joven en la historia del país en recibir esta condena caratulada como “homicidio doblemente agravado”.
Protagonizada por Valentina Zenere, Simón Hempe, César Bordón y Mónica Antonópulos, la película es más una aproximación al caso que una crónica del mismo. Si bien se puede comprender que fue realizada con la finalidad de ser ficción y no documental, no se complejiza sobre el controversial proceso devenido luego del asesinato. A partir de que Nahir confesó ser la autora del crimen y fue detenida, determinados sucesos se llevaron a cabo que, de ser incluidos en el film, hubieran enriquecido la historia en gran medida.
A modo de ejemplo, hay agregados que no conducen a ningún sitio y no suman a la trama, ya que terminan sin ser desarrollados. La mención de que Nahir aseguró ser abusada por su tío cuando era niña, la aparición de una escena en donde se sobreentiende que perdió un bebé, y el hecho de que, habiendo transcurrido cuatro años, ella misma haya culpado a su propio padre del crimen, en la producción son tomadas a la ligera, sin problematizar ni explayar en dirección ni medida alguna.
Una cuestión que en ningún momento aparece y fue relevante para replantear el funcionamiento y los parámetros del poder judicial, una vez más, es la repercusión que tuvo el veredicto en los ámbitos feministas. El proceso que condujo a Nahir a prisión perpetua fue sumamente rápido, habiéndole otorgado fecha para el juicio a dos meses de su detención, y, a seis, la máxima condena que existe en Argentina. Los colectivos reclaman que en los cientos de casos en donde la situación se suele dar al revés, y es el hombre quien comete el femicidio, son contadas las veces que reciben esta pena. Aseguran, además, que no existió perspectiva de género y que hubo presión para condenar a Nahir. A fines del año pasado una perito denunció haber sido forzada a proporcionar pruebas, que no estaban dentro de su ámbito ni conocimiento profesional, que inculpaban a Galarza.
Uno de los aspectos que en el momento del crimen estaba en boga pero que en la producción audiovisual apenas se menciona fue la amplia cobertura mediática del caso. Los canales de televisión inundaron sus pantallas de fotos de Nahir e hicieron foco en la manera en que ella vivía su sexualidad, mientras que, por lo general, si las noticias son de hombres que asesinaron a sus parejas, sus caras son cubiertas o distorsionadas digitalmente para preservar su identidad. Por último, en el largometraje se observa la apropiación de la consigna feminista “Ni una menos”, siendo modificada por “Ni uno menos”, minimizando la violencia de género existente en nuestra sociedad, deshistorizando la causa, y hasta asegurando la inexistencia de los femicidios basándose en que “ellas también matan”.
Según se muestra en el film, dirigido por Hernán Guerschuny, Nahir (Zenere) y Federico -así llamado en la ficción, interpretado por Hempe-, mantenían una relación sumamente tóxica caracterizada por ataques de celos, separaciones y reconciliaciones constantes, bloqueos de sus números celulares y de las redes sociales, acoso del uno hacia el otro, y hasta violencia física. Sobre este último punto, los testimonios del entorno de cada una de las partes involucradas difieren, culpando a la otra, lo que hace todo mucho más confuso y engorroso a la hora de determinar la veracidad de los hechos.
La película sólo nos deja, al fin y al cabo, las ganas de revisar el caso una vez más e informarnos acerca de las novedades que surgen, ya que a medida que va transcurriendo el tiempo hay nuevas declaraciones e investigaciones que podrían, quizás, modificarlo todo. La complejidad del mismo persiste hasta el día de hoy y pone en jaque lo sucedido, abriendo aristas antes inexploradas y permitiéndonos debatir y cuestionar los hechos.