Rudie Martínez: “Me gusta el pop de los 80, quise hacer lo mismo en los 90 y me salió de esa manera”
El músico, compositor y fundador de Adicta, Rudie Martínez conversó con AGENCIA PACO URONDO sobre sus influencias, su larga trayectoria en el rock junto a una banda que va en camino de cumplir 25 años sobre el escenario.
Agencia Paco Urondo: Casi cinco lustros con Adicta.
Rudie Martínez: No me había dado cuenta, sigo teniendo 25, no me acuerdo de tanto (risas).
APU: ¿No sos de ir pensando eso? ¿De mirar para atrás, con respecto a la banda, o estás muy metido en el presente?
R.M.: Soy un desastre, en realidad, no pienso en nada, no tengo pensamientos (risas).
APU: Adicta es una banda que nace en un momento donde el rock chabón empezaba a circular por todos lados y ustedes sacan un disco fundacional como Miedo, tan diferente en lo musical.
R.M.: Te voy a ser sincero, no tenía ni idea de lo que era el rock chabón, nunca había escuchado a bandas que son fabulosas, como Viejas Locas. Vivía en un microclima de música electrónica, me gusta el pop de los 80, quise hacer lo mismo en los 90 y me salió de esa manera. ¿Divididos es rock chabón? Sí, pero está bueno. No me di cuenta que era tan importante el álbum o la banda en sus comienzos, como que esa música no se hacía. Se hacía en todos los lugares del mundo. No inventé nada. Tomaba ideas viejas y las reciclaba, pero parecía que nadie las estaba haciendo y me avivé primero. Ahora está todo más ligado, en esa época estaba todo más separado, lamentablemente. Todavía seguíamos siendo los putos de la música y era una pavada, no se dieron cuenta que los putos somos todos.
APU: Venías de las experiencias de Audioperú y de San Martín Vampire.
R.M.: En realidad, mi primer banda electrónica es del 89, se llamaba Víctimas del baile, con Francisco Bochatón y es igual Adicta, pero en esa época. Por eso me parecía que era bastante normal lo que estamos haciendo, porque ya lo había hecho 10 años antes. El primer disco de Adicta es del 99, por eso no me parecía que estábamos descubriendo la pólvora, en ese momento. Fue como el despertar también de una generación que no conocía. Nuestro público eran chicos de 15 años que no habían vivido los 80s, así que era un sonido bastante fresco.
APU: Nombraste a Francisco Bochatón, de Peligrosos Gorriones; un Brujo va a ser parte de Adicta, hay toda una mezcla ahí de los grupos de esa época, como una masonería de la electrónica.
R.M.: Nosotros surgimos justo en la mitad. Cuando empezamos con San Martín Vampire, justo Los Brujos toman un impasse, Babasónicos empieza a hacer una cosa un poco más pop… Juana (la loca) siempre fue como el más pop de todos. La generación sónica estaba en un impasse, muy de los signos de los tiempos. Una ola sube, la otra baja y hay otra abajo que pide pista. Y justo coincido con esa época, Fabio (Rey) empezó a tocar conmigo en San Martín, le mostré unos demos que estaba haciendo con un amigo y se enganchó. Y después, cada uno siguió su curso, los músicos vamos y venimos todo el tiempo, yo tuve varias bandas entre medio de Adicta. Entiendo, también porque me lo dicen, que Miedo fue como la base para que después la música bailable, cantada, sea más digerible.
APU: Ese amigo era Sergio Pangaro, y tengo que decir que en ese momento fueron observados por Gustavo Cerati como algo maravilloso, se flashea con el sonido y la propuesta de San Martín.
R.M.: Eso fue un flash. Estaba grabando un disco con Tweety González de Audioperú y Gustavo estaba empezando a grabar Bocanada. Le había dado el demo de San Martín a Tweety y él se lo mostró Gustavo, que flasheó. Dijo “quiénes son estos locos, buenísimos, me encantan”. Y un día nos nombra en una nota, algo así como “yo ahora escucho San Martín Vampire”. Nosotros tocamos en La Cigale y apareció en el show. Una emoción verlo ahí. Pero al otro día me lo encontré en el desfile de De Loof y vino, me encaró y dijo “lo que hicieron ayer fue increíble, sé que te vas a Londres, llamame”. Lo llamé y terminé colaborando en Bocanada y en la preproducción de Siempre es hoy.
APU: Qué tremendo honor, aunque Gustavo estuvo siempre muy cerca de esa escena.
R.M.: Te la hacía muy fácil, es el mejor, por eso es el más grande de todos. Él creía que vos y él eran lo mismo, ningún otro músico que haya conocido tenía esa grandeza. Hablamos de igual a igual. No solo yo, todos los que colaboramos en ese álbum. Es inmenso, entendía la magia de la música, no del ego de vender muchos discos y muchas entradas, por eso hizo la música que hizo y es un ejemplo a seguir.
APU: Tuviste una pareja creativa en Toto Nievas, pero me parece que siempre fuiste el encargado del corazón, de las letras y composiciones de Adicta y el le ponía la impronta, la teatralidad.
R.M.: Quiero aclarar algo. Hice las canciones, bien, pero hay canciones que hicimos juntos. Él venía y me decía tengo esto, tengo esta letra y este pedazo de melodía. Como siempre me dediqué más a la producción, hacía toda la música. Y juntos terminábamos las melodías y las letras. Las canciones que hice solo, que son muchas, hice todas las letras y la música, pero así trabajamos con él, venía con una idea y las trabajábamos, no es que no haya escrito canciones. Canciones como “Perderlo todo” es absolutamente de él, pero como hago la música soy el autor de esa canción. Así se registran en SADAIC.
APU: ¿Es muy difícil volver a encontrar un compañero, para seguir trabajando, tan importante como Toto?
R.M.: Sí, es muy difícil, porque nosotros éramos una célula bípeda, éramos uno solo. Ahora trabajo con Joaquín Franco hace muchos años, que es el baterista de Adicta, y la verdad que nos llevamos absolutamente bien. Él es ingeniero, quizás no es tan compositor, pero me ayuda a buscar el nuevo audio, que también es loable. Necesito de un socio, primero porque soy bastante fiaca, prefiero estar tirado en la cama a estar mezclando un tema. Es de otra índole, la sociedad. Con Toto me tocó generar música en coautoría y ahora con Joaquín hago lo mismo, pero a nivel producción.
APU: Uno puede rastrear a Alan Parsons, por supuesto a Kraftwerk ¿Cómo fuiste adquiriendo esos sonidos que son tan característicos de Adicta?
R.M.: No lo sé. Nombraste a Alan Parsons y creo que fue el primer disco electrónico que escuché cuando tenía 7 años. Escuché Robot y dije esto es lo mío. En los 70 se usaba mucho la música electrónica para los noticieros, unas cosas bastante locas. Entonces le dije a mi profesora de música “yo quiero hacer música de noticieros”.
Todos los sintetizadores que se usaban en esa música, los adquirí y empecé a usarlos. No era un músico formal, no sabía tocar ningún instrumento, solo agarraba los sintetizadores y los movía. Quizás he aprendido con los años a tocar, pero lo que me movía era el audio, no la ejecución. Si con una maquinita hacés ruidito y ese ruidito genera un compás interesante, rítmico, a mí ya me alcanzaba. A mí me gustaba más la rítmica, que suene extraño.
APU: ¿Cuál fue tu primer equipo?
R.M.: Un CS10 de Yamaha, que no era ni siquiera mío, era prestado, pero me lo prestaron eternamente. Después tuve un Poly 800; un MC 10, de Korg. Eran muy caros. Imagínate que siguen siendo caros y estamos hablando de principios de los ochenta, cuando solo los tenían las grandes bandas como Virus, Soda. Nosotros éramos unos chicos de barrio, de escuela pública, que hacíamos lo que podíamos.
APU: Te quiero preguntar por Cátedras, el último que hicieron los Adicta previo al impasse grande, un disco donde pegaron el volantazo, se fueron un poquito a otro lado y no fue muy comprendido por el público.
R.M.: Estaba jugando con nuevas armonías, tenía un profesor de armonía que me encantaba; descubrí La Máquina de Hacer Pájaros por culpa de todo lo que me prestó y me cambió la vida. Quería hacer la música que quería, si no lo entendés… Mirá, nosotros nunca vendimos nada: no vendimos entradas, no somos una banda popular, hago lo que quiero, no le debo nada a nadie, tengo que trabajar para vivir y estoy contento con eso. La música es más importante que cualquier otra cosa, así que el público se vaya a lavar los sobacos. Eso de buscar likes todo el tiempo… A mí me gusta ir al choque, si no te gusta, hay otros artistas, flaco.
APU: ¿El músico tiene hace música para él y lo comparte con el público a ver si pega?
R.M.: Estoy a favor del kiosco de cada uno, no estoy criticando a ningún artista, critico a la gente que dice “oh, este tema no me gusta”. Y bueno, escuchá otro, flaco.
Como si yo compusiera a la carta, eso no es así. Te puedo cocinar a la carta, porque soy muy bueno cocinando, pero haciendo música soy muy caprichoso.
APU: En plena pandemia salió la noticia de que se volvía a juntar San Martín Vampire e incluso que hay canciones nuevas, por ahí, dando vueltas ¿En qué quedó eso, en qué situación está?
R.M.: Las canciones esas de la pandemia formaron un disco llamado Aspic y para mí se acabó San Martín Vampire, ya no forma más parte del combo. De mi parte, creo que los chicos siguen tocando, pero yo no tengo tiempo, no tengo más ganas, en realidad.
APU: Tu energía focalizada, entonces, en Adicta, que tiene un disco nuevo, Coma ¿Que recoge todo ese sonido analógico de los 80, pero con una cosa bien actual?
R.M.: Me fui un poco más lejos, a los 70. Me gusta el sonido electrónico del sintetizador con el arpegiador y el baterista. No tanto como en los 80, cuando entraron los samplers y las máquinas de ritmo. El baterista, el bajista y el sinte. Patrick Hernández, esa estética eurodisco que me encanta. Así que saqué los viejos sintes y empezamos a hacerlos sonar otra vez y la verdad que respondieron una maravilla, estoy muy contento con el audio. A la vez, lo escuchás y decís “es como nuevo”. El disco me gusta porque también volvía la raíz de la pista de baile, que es lo único importante en mi vida. El primer día que pisé una discoteca dije voy a vivir adentro de una hasta que me muera.
APU: ¿Sos de ir a bailar cuando tenés tiempo?
R.M.: No, pero lo tengo incorporado en el cerebro, tengo la discoteca móvil en mi cabeza. El sonido de la pista de baile, la impronta lírica de Adicta, hace que las canciones salgan así, son como una patada a los huevos, bailable.
APU: Te iba a preguntar cómo recibió el público cuando lo presentaron, pero no te importa el público…
R.M.: Les gustó, les gustó, aparte yo les pregunto “che ¿les gusta? No sean amargos, digan algo”. Tengo una relación genial con el público, pero saben cómo soy. No me tires flores. A mí me da igual, no pasa nada.
APU: Doy fe, los he visto en vivo y sé de la comunicación que tenés con la gente ¿Cómo vivieron la presentación de este disco?
R.M.: Muy lindo. Lo preparamos mucho, sonó espectacular, me equivoqué solo dos notas de 25 canciones, así que estoy muy contento con eso. Soy muy exigente y me vuelvo loco si pasa alguna pifia. Fue una fiesta, aparte hicimos la gran Gustavo. Tocamos todos los temas de Coma y después todos los que te gustan, así que funcionó a la perfección, muy agradecido. Yo digo esto del público, pero también salgo a tocar y si no vendemos entradas, no pagamos los gastos.
APU: Algo lindo que tiene la banda, hoy, es que toma esas canciones anteriores y
todo el tiempo las están resignificando, no es que las hacen igual.
R.M.: Si la tengo que tocar igual que en el 2004 me pegó un tiro. Hay que aggionarse, hay que hacer lo que te haga bien en ese momento. Es como garchar siempre con la misma persona, un embole.
APU: Lo decía porque eso ayuda a que las canciones envejezcan bien.
R.M.: Las canciones no envejecieron, están vivitas y coleando. Los que envejecemos somos nosotros.
APU: ¿Cómo te llevás con eso, con el paso del tiempo?
R.M.: No sé ni me importa. Me duele un poco el estómago hace una semana, pero después estoy fenómeno.
APU: La música los mantiene jóvenes y vitales.
R.M: Tampoco me interesa eso, a mí me gusta ser un poco viejo. Tampoco el Forever Young, me parece que no está bueno. ¡Aparte el paso del tiempo te hace más sexy! Por lo menos a mí.
APU: Quedó en la historia eso de Kurt Cobain, Jim Morrison.
R.M.: Eso eran dos boludos millonarios que se drogaban todo el día y decían ¡Ay, que fracaso el planeta! ¡Anda a la mierda, vení a trabajar 8, 12 horas como yo en un servicio de catering y después quejate!.
APU: No quiero cerrar esta nota sin preguntarte por tu costado docente, donde estás contando de qué va esto de la producción musical ¿Con qué auditorio te encontrás?
R.M.: Es fabuloso. Hay una nueva generación de gente que se interesa por la perfección, porque la cosa llega a una performance. No es todo “dale, hacete un hit, hacemos tikitik tikitik y tenemos unos likes”. Hay gente que realmente le gusta profundizar en este maravilloso mundo del audio que hemos mejorado en forma abismal. Desde 2010 para acá, la tecnología nos cambió la vida, así que tengo muy buena relación con mis alumnos y muy directa. Yo no soy el profe, aprendo también con ellos y si hay algo que no sé, me obligan a investigarlo, compartimos información. Ahora es como un ida y vuelta. Cuando empecé a estudiar piano en el Conservatorio de La Plata, la profesora si no leías la partitura te tiraba la tapa del piano encima. Es muy edificante intercambiar con los alumnos información, la investigación es muy sana.
APU: Hay una nueva etapa musical, por una cuestión que te diría generacional, esta música urbana que está invadiendo que es el trap y que muchos de estos pibes deben ir por ese lado.
R.M.: Absolutamente. A mí me encanta, estoy fascinado con los productores, son genios totales. Impresionante lo que produce esta gente, son jóvenes, tienen un aire fresco, traen todos esos recursos electrónicos que nosotros cultivamos alguna vez y los reciclan, los vierten sobre nuevas líricas. Absolutamente a favor de las nuevas tendencias.
APU: Y tienen esto de que con la tecnología ya no dependen tanto de un sello.
APU: Creo que es lo mejor que pasó, es como lo que nosotros intentamos con el punk, hacerlo uno mismo, pero ahora con las redes sociales tienen el público al alcance de la mano. Así que se saltan un paso del negocio que siempre es usurero. El negocio de la música es un fraude total, todo el tiempo.
APU: ¿Sufrieron los Adicta, eso de perder con las compañías?
R.M.: Nosotros nacimos para sufrir en realidad, somos los reyes del sufrimiento. Tuvimos un sello de mierda y después nunca tuvimos un sello de verdad. No pasa nada, la música es independiente de todo eso.