Goyo: Un acercamiento representativo y humano del síndrome de Asperger
¿Por qué audiovisualmente no conocemos ninguna producción en la que algunx de sus protagonistas tenga el síndrome de Asperger? ¿Por qué la diversidad siempre termina siendo una excepción? Son sólo algunas preguntas sin respuesta. De todas formas, sorprendentemente, Goyo, estrenada a fines de junio, termina siendo una de las películas mejores rankeadas en Netflix y muy bien vista por los ojos de lxs especialistas en el tema.
Goyo (Nicolás Furtado) es un joven con Asperger, muy sensible y compañero con su familia, que trabaja como guía en un museo de Arte en Buenos Aires. Allí conoce un día de lluvia a Eva (Nancy Duplaá) y se enamora de una manera muy intensa. Una tarde decide seguirla luego del trabajo y se sube al mismo subte, pero las cosas no salen bien ya que sufre de un ataque de ansiedad. Eva termina pensando que es un acosador. Después de eso comienza a desarrollarse una relación más cercana y humana, cuando las cosas se esclarecen.
Podríamos decir que la trama se centra en una historia de amor pero que alrededor de la misma aparecen diferentes condimentos que la tiñen: el rol de las maternidades, la familia, los prejuicios sociales en torno al síndrome, el mundo externo, entre otros. En diálogo con AGENCIA PACO URONDO, la especialista María Urrutia ahonda en cuán representativa es la obra para hablar del síndrome de Asperger: “Para un pantallazo general está bien representado. Algunas cuestiones las hubiese modificado, pero básicamente la inflexibilidad, la literalidad y las rutinas estaban muy bien representadas”.
Uno de los elementos que destaca es la escena en la que Goyo tiene una especie de juguete squishy, que en realidad es un gusano de silicona, que le es útil para “regular” su ansiedad mientras trabaja realizando la visita guiada al museo. “Esa pequeña sutileza es grandiosa, algo súper sutil, y que sin embargo lo metieron dentro de la representación, y quienes sabemos del tema entendemos por qué él lo está usando”, detalla Urrutia. En lo que respecta a la actuación, analiza que es “bastante complejo poderse poner en la piel de alguien que está atravesando ese tipo de trastorno”, por lo que rescata que en líneas generales “está muy bien”: la literalidad, la rigidez, los rituales, su organización, la forma de tener que anticiparse y “todo lo que tiene que ver con la alteración a nivel interacción social”.
Tipo de maternidades
Un aspecto interesante de Goyo es que permite reflexionar sobre el rol materno de una manera muy polisémica. En esta línea, Urrutia identifica que hay tres tipos de maternidades presentes. Una es la de Eva; otra es la de Magda (Cecilia Roth), quien es su madre biológica; y la última, la de Saula (Soledad Villamil), que en verdad no hay tal maternidad, dado que es su hermana.
De alguna forma, Eva “se corre” del lugar materno más convencional y es su hijo mayor quien termina protegiéndola ante diferentes adversidades que atraviesa a nivel familiar. “Esto tiene que ver con los recursos, incluso a nivel social y económico”, explica. “Después del lado de Villamil, no hay maternidad ahí. Sí se hace cargo de este hermano y lo materna, lo cuida como si estuviera maternándolo, pero claramente es su hermana. Y Matute (Pablo Rago), el otro hermano, le plantea esta situación en bastantes oportunidades”.
Para la psicóloga, en relación a Magda, se ejemplifica de una manera correcta esto de “no saber cómo ser madre”. Por eso señala que si bien da “para discutir un montón de cuánto hay de instintivo (...), hay personas que realmente no tienen el instinto”. “En el caso de ella no sabía cómo maternar, y algunos lo pueden sentir como abandono, pero también se puede leer desde el lugar de dar un paso al costado por no poder llevarlo a cabo”.
Por último, ante la consulta sobre si recomendaría Goyo, Urrutia desliza: “Es una buena película que te permite asomarte, abrir la ventana de una situación de la que poco se conoce, poco se habla y en donde si realmente tenés interés, se puede seguir explorando, independientemente de la profesión que tengas. La sociedad está repleta de diferentes perfiles y nosotros vivimos en sociedad, y es importante saber que hay personas que tienen diferentes formas de abordar la vida porque están atravesados por una realidad distinta”.