Cielo rojo: terror argentino que desvanece las barreras entre la realidad y la imaginación
El 31 de agosto llega a las salas de nuestro país Cielo rojo: gigantes de metal, película de terror psicológico dirigida por Marcelo Leguiza. Tras su estreno en 2022 y un exitoso paso por diversos festivales internacionales, busca consolidarse como la apuesta del género en el mes tan característico, atrayendo tanto a fanáticos como a nuevos espectadores.
La trama, a lo largo de poco más de una hora, sigue la historia de Bianca (Noe Antúnez), una mujer atormentada por traumas de la infancia que parece vivir entre dos mundos que, poco a poco, van achicando sus fronteras. Durante su trabajo como secretaria, la joven es secuestrada por un hombre -interpretado por German Baudino-, lo que representará un quiebre total de su vida. Su caso se vuelve mediático, ponen en duda su relato y Bianca ve aún más amenazada su ya frágil salud mental.
A medida que avanza la narración, la disputa entre lo que nuestra protagonista percibe como real o imaginario se intensifica. De nada sirven las pastillas recetadas por Mabel (Susana Varela), su psicóloga. Su relación con su padre (Esteban Prol) y su madre (Victoria Carreras), pero sobre todo su vida en general, parecen no tener retorno. La interacción entre el elenco transmite la tensión que se vive. Las alucinaciones van in crescendo y el espectador comienza a preguntarse por lo que realmente está pasando en la pantalla. La confusión de ella se vuelve la nuestra, estamos ahí internados.
Leguiza, director y guionista, cuenta con más de setenta títulos en su haber, entre cortos y videoclips. Cielo rojo es su décimo largometraje y forma parte de una trilogía donde el encierro y la lisergia son elementos centrales, combinado con un montaje veloz con el fin de romper la noción del tiempo. En este caso, repasa temáticas como la soledad, depresión y opresión, atravesadas por el discurso médico, mediático y social. Leguiza es, además, realizador transmedia, creador de Sonríe 360°, primera miniserie web inmersiva y multiplataforma en obtener un premio INCAA.
La clave del film es el paso de una simple historia, que parecía quedarse en el trauma inicial, a la consolidación de un thriller psicológico. Con el desarrollo del relato crece el clima de misterio y suspenso, que por momentos se vuelve sumamente angustiante. Es una obra tan perturbadora como intensa, parada en la frontera entre ser protagonista o testigo a partir de la dominación de lo imaginario por sobre la racionalidad.
Con un diseño sonoro y efectos de sonido inquietantes, pero también con una narrativa cautivadora, Cielo rojo: gigantes de metal puede llegar a convertirse en un hito del cine de terror argentino. Es, al menos, una de las grandes apuestas del mes. Leguiza ya se encuentra trabajando en Victoria, su nueva película, pero mientras tanto las barreras entre la realidad y la imaginación se van desvaneciendo.